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Por Salvador Zaragoza Andrade *
Entender y comprender la política de Estados Unidos es por demás difícil. Nuestro país vecino tiene una de las formas más complejas y a la vez más fascinantes para elegir democráticamente a las personas que han llevado los destinos de esa nación. Justamente tuvieron que pasar muchísimos años para que en ese país la mujer votara o para que los afroamericanos pudieran hacer realidad aquel deseo de Martin Luther King –“I have a dream”–, donde la conciencia pública se cimbró y dio origen a uno de los movimientos por los derechos civiles más importantes de ese país y que son la base para que esa comunidad haya podido competir para ser representantes, senadores o presidentes como Barack Obama.
Y es admirable porque los estadounidenses han hecho de la “elección” una forma de vida. Las elecciones son una constante pues justo por esa vía eligen qué policía los vigilará, qué tipo de botes para la basura deberá tener la alcaldía, etcétera. Es decir, cómo serán usados sus impuestos en ejercicios de democracia participativa que les han funcionado y que les han demostrado que quien obtenga más votos será porque hizo su trabajo bien y le permitirá reelegirse, uno de los beneficios del sistema político de Estados Unidos.
Justo en este año comenzamos a seguir el proceso electoral del país vecino. Y es importante seguirlo porque Estados Unidos es nuestro socio comercial más importante y porque con él compartimos una frontera de más de 3 mil kilómetros en donde a diario cruzan cientos de personas de manera legal o ilegal; es por esto que será importante comprender quiénes y por qué serán los candidatos de los partidos Demócrata y Republicano que se enfrentarán en noviembre de 2016, no sin antes pasar por un complejo proceso de selección de esos partidos, debates organizados por las prinicipales cadenas de televisión e intensas campañas de cada uno de los precandidatos que quieren ser finalistas.
Del lado demócrata, si no hay mayores sorpresas, Hillary Clinton será la primera mujer que se convierta en la candidata de ese partido y del lado republicano la sorpresa la está dando el magnate y millonario Donald Trump, aunque Marco Rubio o Ted Cruz parecen no darse por vencidos ante el liderazgo del multimillonario en las elecciones primarias que se han celebrado.
Al escribir estas líneas pienso en lo que podría suceder si Donald Trump se convirtiera oficialmente en el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. Lo que parecía una broma el año pasado cuando anunció su intención en ser el candidato de ese partido hoy parece ser una realidad y es aquí en donde entramos en una situación delicada que ha prendido los focos rojos hasta en el propio partido Republicano.
¿Por qué es delicado que Donald Trump sea el candidato? Basta leer sus discursos xenófobos en contra de los mexicanos, latinos y personas de medio oriente, sus declaraciones racistas o sus intenciones de construir un muro en la frontera con México en donde justo los mexicanos seremos quienes pagaremos la construcción.
Ante este dicho, tuvimos que voltear para encarar la realidad de que Trump podría ser justo el candidato y en un hipotético caso el presidente de EUA. Los primeros en alzar la voz fueron los ex presidentes: Vicente Fox y Felipe Calderón. El segundo aseguró que los discursos emitidos por Donald Trump no le convienen a aquel país y aseveró que el precandidato está convirtiendo a su país en un vecino que todos van a terminar repudiando y odiando, “y eso es algo que no le conviene a Estados Unidos”, afirmó Calderón.
Vicente Fox fue más allá y sentenció que él no pagaría ni un centavo por la construcción de un muro fronterizo: “No voy a pagar por ese maldito muro. Él debe pagarlo, tiene el dinero”, dijo Fox.
El gobierno mexicano tardíamente reaccionó ante este dicho y en voz de la canciller, Claudia Ruíz Massieu, secretaria de Relaciones Exteriorres, rechazaron las declaraciones del millonario, calificándolas de racistas y xenófobas.
Ante esta arista estamos. Parecen ir creciendo las voces en contra de la posible candidatura de Trump, pero ojo, sin duda mucha gente está a favor de Trump, pero no es la mayoría de los estadounidenses.
A la hora de agitar temores en las personas con poca formación y que están en contra de la inmigración, Trump parece tener éxito. A la hora de afirmar que expulsará a los 11 millones de extranjeros indocumentados y que levantará un muro que separa la conexión entre nuestras fronteras, Trump tiene otra vez éxito.
“Volveremos a hacer grande a Estados Unidos” afirma Trump en sus discursos; y entonces olvida que esa nación es grande justo por los millones de inmigrantes que trabajan, generan riqueza y mueven su economía.
Definitivamente, los republicanos no la tienen fácil, y en realidad, falta mucho camino por recorrer. Ya veremos si los ciudadanos norteamericanos estarán dipuestos a que un “payaso, demagogo y racista”, como lo califica Mario Vargas Llosa, sea el que lleve las riendas del país más poderoso del mundo. O peor, que lo condene al fracaso.
* Periodista y productor.
Correo electrónico: szaragozaa@gmail.com / twitter.com/SalvadorZA