El emprendimiento social y la cultura de derechos

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Phil Libin, fundador de la exitosa aplicación online de organización y resguardo de información Evernote, dijo alguna vez que había muchas malas razones para empezar una empresa, pero que sólo había una buena razón para hacerlo y esa era cambiar al mundo.

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Sin duda, el siglo XXI está siendo el siglo de los emprendedores, ya que en tan sólo unos cuantos años una gran cantidad de mentes jóvenes han revolucionado al mundo con nuevas ideas y esquemas de negocio; basta con mencionar algunos famosos ejemplos como son las redes sociales Facebook y Twitter, los servicios de transporte Uber y Cabify, o los singulares esquemas de hospedaje en línea Airbnb y Coach Surfing. Esto demuestra que Libin no se equivocó, y es que los ejemplos anteriores sólo demuestran que para transformar la realidad sólo se necesita innovar a través de la creatividad; hoy, gracias a estos nuevos esquemas de negocio, la información y los medios de comunicación y de transporte están al alcance de todos haciéndolos más accesibles y económicos, logrando un impacto favorable en la población alrededor del planeta.

Resulta entonces necesario hacer la siguiente pregunta: ¿es posible que todo este potencial creativo y transformador sea capaz de generar un esquema de negocio que, además de redituable, impacte de manera directa en la realidad social de los grupos más vulnerables? La respuesta es afirmativa y se encuentra en el Emprendimiento Social.

De acuerdo con la revista Forbes, el Emprendimiento Social conjuga el interés de generar un cambio social relevante con las herramientas de mercado que permiten a las empresas tener modelos sustentables, escalables y redituables a la vez, es decir, se busca generar utilidades al mismo tiempo que un impacto en beneficio de la sociedad, permitiendo así usar recursos financieros en cuestiones consideradas como estratégicas. Si bien es cierto que el desarrollo e implementación de estos esquemas presenta algunas dificultades, no hay duda de que son viables y están en crecimiento en México y el resto del Continente Americano.

Esta nueva forma de hacer negocio ha resultado ser una alternativa efectiva para hacer frente a los diversos males que aquejan a la sociedad, tales como la contaminación, la pobreza extrema, el desempleo, la exclusión o la discriminación. Así, ante el reducido número de soluciones y propuestas de los gobiernos para combatirlos, ha sido la iniciativa privada quien a través de la inversión de capitales ha logrado que “salvar al mundo” se convierta en un negocio atractivo.

Definitivamente, una de las características que más llama la atención del Emprendimiento Social es la diversidad con la que este nuevo modelo se ha ido afianzando en tan poco tiempo, y tan es así que hoy encontramos una gama impresionante de compañías constituidas bajo los esquemas más puros de la responsabilidad social empresarial, teniendo en consecuencia un amplio catálogo de empresas enfocadas a la transformación social, a saber:

Incubadoras o Aceleradoras, entendidas éstas como organizaciones enfocadas en brindar ayuda a los emprendedores para el desarrollo de ideas y la conversión de éstas en negocios sustentables y de alto impacto (como Socialab, Venture Institute o New Ventures Group);

Fondos de Inversión y Organizaciones de Financiamiento, que son básicamente instituciones enfocadas a la obtención de capitales para lo que se conoce como “inversión de impacto”, es decir, capital a invertirse para potenciar el desarrollo de empresas de reciente constitución pero con un alto potencial de incidencia social (algunos ejemplos son Adobe Capital, Crowdfunder y Spectron Desarrollo);

Organizaciones Transformadoras de Ecosistemas, o asociaciones cuyo principal objetivo es impulsar el cambio social a través del emprendimiento, mismo que logran mediante eventos de difusión masiva, creación de redes y coaliciones, así como capacitación y desarrollo de planes de estudio sobre la materia (la más representativa de éstas es Ashoka, sin embargo, otros ejemplos destacables son Aspen Network of Development Entrepenours y CONNOVO).

Además de la amplia gama de opciones que existen para potenciar e impulsar el Emprendimiento Social (como las antes expuestas), es necesario hacer mención que muchas de las grandes empresas se han convencido de lo necesario que son los emprendedores sociales para la transformación del tejido social; por ejemplo, compañías de la talla de American Express han liderado desde hace ya cuatro años iniciativas como el Emerging Innovators Boot Camp, el cual es un foro que impulsa las mejores iniciativas de emprendimiento social a lo largo de 13 países, estando entre éstos México, y que representa una de varias acciones dentro del marco de su estrategia de responsabilidad social empresarial a nivel internacional denominada Developing New Leaders for Tomorrow.

Finalmente, un aliado de importancia indispensable para el correcto desarrollo del Emprendimiento Social en el mundo es la academia. Desde el nacimiento de este nuevo esquema, numerosas instituciones educativas han implementado en sus planes de estudios materias enfocadas a detonar el emprendimiento mediante el estudio de los derechos humanos y la transversalización de éstos con un enfoque multidisciplinario.

En México por ejemplo, la UNAM a través de la Facultad de Estudios Superiores de Aragón, ha emprendido esfuerzos destacables al respecto. Ejemplo de lo anterior es el proyecto que la División de Universidad Abierta, Continua y a Distancia conjuntamente con la División de Ciencias Físico-Matemáticas e Ingenierías de dicha institución han desarrollado, el cual consiste en un Diplomado sobre Inclusión Social, Educativa y Laboral de Personas con Discapacidad que ya va en su tercera generación y cuyo objetivo final es el desarrollo de proyectos sociales autogestivos enfocados a la inclusión de la población con discapacidad. Dicho proyecto ha desencadenado que estudiantes de Ingeniería se encuentren actualmente trabajando en el desarrollo de una aplicación para teléfonos celulares así como dispositivos electrónicos enfocados a la educación de infantes con autismo, con el objetivo de que dicha tecnología, una vez desarrollada, pueda patentarse y comercializarse a un precio accesible para beneficio de todas aquellas personas que viven con autismo en nuestro país.

A manera de conclusión, es evidente que los alcances del Emprendimiento Social son inimaginables y que en definitiva constituyen una verdadera herramienta para la difusión, pero sobre todo la protección de los derechos fundamentales en el mundo. Hoy, gracias a la capacidad de innovar de distintos entes de la iniciativa privada pero sobre todo a la voluntad de éstos de encaminar sus esfuerzos hacia un bien común, puede afirmarse que a través del emprendimiento social, la inversión de impacto y la responsabilidad social corporativa es posible la construcción de una cultura de derechos humanos que trascienda fronteras y que la transformación social a través del empoderamiento de los grupos más vulnerables, sin duda puede ser potencializada desde el sector empresarial.

NOTA: En estas épocas navideñas, los invito a que sus compras de fin de año las realicen con empresas socialmente responsables, ya que mediante el consumo de sus productos, ayudan a promover e impulsar el desarrollo y transformación de empresas con mayor compromiso social.

Por Adalberto Méndez López*

*Consultor en materia de Derechos Humanos y Empresas; Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle y del Programa de Maestrías en la Escuela de Trabajo Socil de la SUNY University at Buffalo, Nueva York, EUA.

amendez@brrhabogados.mx