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Miguel Lozano/PL
Madrid. España dio pasos significativos en el sector energético con el inicio del procesamiento de petróleo superpesado y la luz verde dada a prospecciones petroleras en aguas de Islas Canarias que provocaron ácidas críticas de grupos ecologistas.
Con la llegada al puerto español de Bilbao el pasado 29 de mayo de 600 mil barriles de arenas bituminosas de Canadá, España abrió el camino a Europa para la explotación del petróleo superpesado.
Este primer cargamento fue destinado a la refinería de Muskiz, una de las tres en el país y una de las cinco en el continente adaptada para el tratamiento de la mezcla que incluye materiales arcillosos, arena, agua y bitumen.
Ecologistas en Acción, una organización ambientalista, advirtió que el proceso abre una etapa de mayor contaminación en Europa y echará por tierra el compromiso de la Unión Europea de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero 20 por ciento hasta 2020.
En opinión de la agrupación, Europa cedió a las presiones de las petroleras estadunidenses y de Canadá, y España estará refinando unos 700 mil barriles diarios de este tipo de hidrocarburo en 2020.
Se trata del procesamiento de las arenas bituminosas de los yacimientos de Athabasca, región de Alberta, en el oeste de Canadá, pese a la oposición de grupos ecologistas tanto en Europa como en Norteamérica. El problema es que para la extracción de este bitumen se requiere una operación a cielo abierto con utilización de agua y sustancias químicas, según los ambientalistas muy peligroso para el medio ambiente.
Por su parte la compañía española Petronor, pionera del procesamiento de este tipo de crudo en Europa, afirma que el futuro pasa por la capacidad tecnológica de refinar petróleos cada vez más pesados con procesos de menor contaminación.
Según el jefe del departamento de Producción de Petronor, Elías Unzueta, es posible aplicar técnicas que disminuyen las emisiones de CO2 para obtener productos con las características demandadas por el mercado.
Ante ello los grupos ambientalistas argumentan la necesidad de insistir en el desarrollo de energías limpias para abandonar la utilización del petróleo en variedades cada vez más contaminantes debido al agotamiento de los yacimientos de crudos ligeros.
Una polémica similar provoca la aprobación para iniciar la búsqueda de petróleo y gas frente a las costas de Fuerteventura y Lanzarote, dos de las siete del archipiélago que constituye la comunidad autónoma de Islas Canarias.
Agrupaciones ecologistas entregaron a Repsol una lista de 200 mil firmas de 183 países contra esos sondeos, recogidas en el sitio web www.savecanarias.org.
La preocupación básica es la posible afectación que puede provocar un accidente para el turismo canario, base de la economía de esa región española, y para la población de las islas orientales, consumidora de agua potable desalinizada.
Las autoridades canarias también expresan dudas sobre la calidad del informe ambiental realizado por Repsol, que en su opinión minimizó los riesgos e impacto del proceso.
De otro lado, algunas autoridades como el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, consideran que Canarias tiene derecho a conocer sus recursos energéticos.
En declaraciones a la Cadena Ser, Cardona acusó al gobierno regional de atemorizar a los ciudadanos de manera infundada pues, opina, mucho más riesgo representan los buques petroleros que pasan cerca de las islas diariamente.
Sin embargo, para el presidente de Canarias, Paulino Rivero, las prospecciones afectan frontalmente los intereses de la región y su único objetivo es beneficiar a empresas privadas y no a España.
Canarias, afirmó en un foro dedicado al tema, no quiere que se hipotequen sus recursos naturales y se ponga en riesgo su futuro por la posible contaminación de las aguas del entorno de Lanzarote y Fuerteventura, que haría inviable la vida en esas islas.
Según su criterio, la extracción de petróleo es una actividad coyuntural que puede dejar un lastre de miseria y pobreza por los riesgos para el medio ambiente.
En contrapartida propone utilizar las islas como un laboratorio donde probar un modelo de desarrollo integral de las energías limpias.
La Asociación de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos estima que frente a las costas canarias hay mil 200 millones de barriles de petróleo, equivalentes a 92 mil 600 millones de euros al precio actual.
Asimismo estima existen 226 miles de millones de metros cúbicos de gas con un valor de 64 mil 900 millones de euros.
En opinión del presidente de esa institución, Antonio Martín, la producción de hidrocarburos debe ser una actividad estratégica para España.
Un par de elementos enlazan el debate sobre los crudos superpesados y los sondeos en Canarias: la falta de alternativa para producir energía de fuentes limpias en la cantidad requerida en el mundo y el agotamiento de los hidrocarburos ligeros.
De momento todo indica que las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Canarias comenzarán este año y su probable extracción dependerá del transcurso de la polémica abierta que representa, al final, la elección entre los combustibles fósiles o energías renovables.
Para los partidarios de las prospecciones, se trata de una necesidad económica y hasta de supervivencia; para los opositores como Ecologistas en Acción, es una equivocación que ahondará más el grave problema del cambio climático.