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El gobierno de México avanza en el diseño de una estrategia para fabricar en el país medicamentos innovadores para el tratamiento de la diabetes y la hipertensión, como parte de una política orientada a reducir costos, ampliar el acceso y fortalecer la capacidad productiva nacional en el sector salud.
Durante la conferencia de prensa matutina de este martes, el subsecretario de Integración y Desarrollo del Sector Salud, Eduardo Clark García, informó que, por instrucciones de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ya se trabaja en proyectos de manufactura nacional de fármacos de alta innovación que actualmente tienen un impacto significativo en el control de enfermedades crónicas no transmisibles.
Explicó que las compras consolidadas de medicamentos para los periodos 2025-2026 y las proyecciones hacia 2027-2028 contemplan una reorganización del portafolio, con el objetivo de priorizar medicamentos más efectivos y de última generación, entre ellos los denominados anti GLP-1, utilizados a nivel internacional para reducir complicaciones asociadas a la diabetes, el sobrepeso y la hipertensión.
El funcionario subrayó que el desarrollo de capacidades productivas propias permitirá al Estado mexicano disminuir la dependencia de importaciones y garantizar una mayor cobertura de estos tratamientos, particularmente en el sistema público de salud.
Los primeros resultados de esta estrategia, señaló, ya comienzan a reflejarse en el IMSS Bienestar, donde las Rutas de la Salud distribuyen mensualmente medicamentos a cerca de seis mil unidades de primer nivel, incorporando de manera progresiva fármacos más innovadores.
En el mismo sentido, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó que esta visión de manufactura nacional también se aplica al desarrollo de equipos médicos estratégicos, como los de hemodiálisis, un mercado actualmente concentrado en pocas empresas que elevan los precios.
La mandataria explicó que el Instituto Mexicano del Seguro Social trabaja, en coordinación con instancias científicas y regulatorias, en el diseño de equipos propios que ofrezcan resultados iguales o superiores a los existentes, con el fin de reducir el gasto público y fortalecer el desarrollo tecnológico nacional.
Con esta estrategia, el gobierno federal busca consolidar una política industrial en salud, orientada a la innovación, el acceso equitativo a tratamientos y la soberanía productiva del país.
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