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Bangkok, Tailandia
Yudith Díaz Gazán/Prensa Latina
El Triángulo de Crecimiento Tailandia-Indonesia-Malasia (TIM) es una iniciativa de cooperación regional formada en 1993 por los gobiernos de esos tres países para acelerar el desarrollo económico en las provincias menos prósperas del área asiática.
Con un mercado de 72 millones de personas y una superficie terrestre de 602 mil 293 kilómetros cuadrados, el potencial de crecimiento y desarrollo del comercio exterior en dicho lugar es enorme, y uno de sus objetivos principales es incrementar la exportación y la inversión extranjera.
La zona del TIM se caracteriza por vastas similitudes económicas y la proximidad geográfica, además de estrechos vínculos históricos, culturales y linguísticos.
El TIM se compone por 14 provincias en el sur de Tailandia (Krabi, Nakhon Si Thammarat, Narathiwat, Pattani, Phattalung, Satun, Songkhla, Trang, Yala, Chumphon, Ranong, Surat Thani, Phang Nga y Phuket).
Además de 10 provincias de la isla indonesia de Sumatra (Aceh, Bangka-Belitung, Bengkulu, Jambi, Lampung, Sumatra del Norte, Riau, Islas Riau, Sumatra del Sur y Sumatra Occidental), y ocho estados de la península de Malasia (Kedah, Kelantan, Melaka, Negeri Sembilan, Penang, Perak, Perlis y Selangor).
El Banco Asiático de Desarrollo (BAD) es un socio esencial para el desarrollo del TIM, mientras la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) constituye un valioso aliado que ofrece apoyo y vinculación con el desarrollo en la cooperación regional.
La hoja de ruta del TIM para el Desarrollo hasta 2013 definió las estrategias y los planes del grupo a fin de conseguir la visión de una región próspera y pacífica, con mejor calidad de vida para sus habitantes.
El Plan de Trabajo del Triángulo identificó varios corredores de conectividad económica como clave para apoyar el aumento del comercio regional: la Inversión Extranjera Directa, el turismo y el fortalecimiento de la unidad regional.
En el caso particular de Indonesia, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó el pasado año 6.3 por ciento, lo que convierte esa economía del Sudeste Asiático en la segunda más dinámica del mundo.
Durante una comparecencia pública a principios de año, el analista y ex ministro indonesio de Finanzas, Agus Martowardojo, señaló que en 2012 la nación fue la segunda por su crecimiento económico, detrás de China pero por delante de India y Brasil.
Yakarta, Indonesia
El resultado está, sin embargo, dos décimas por debajo del objetivo del 6.5 por ciento previsto por el gobierno, básicamente, debido al recorte de exportaciones hacia China, el principal socio comercial de Indonesia, aclaró.
El consumo interno vive una expansión vertiginosa, así que el Banco de Indonesia pronostica para 2013 un crecimiento económico del orden del 6.3-6.7 por ciento, indicó.
Hoy en día, Indonesia es el cuarto país más poblado con 240 millones de habitantes y la decimosexta economía del planeta; hacia 2030 pasará a ser la séptima economía del mundo con un PIB de mil 800 millones de dólares, por delante de Alemania y Reino Unido, de acuerdo con la consultoría McKinsey&Company.
El nuevo ministro indonesio de Finanzas, Muhamad Chatib Basri, aclaró que es un reto para la nación seguir adelante en medio de una crisis financiera global que amenaza también el proceso de estabilidad al cual aspira el continente.
En tanto, Tailandia en 2012 reportó un PIB de 6.4 por ciento, número que para 2013 se estima tenga un desempeño superior.
Dichos datos constatan la consolidación del ritmo de crecimiento de la economía tras la desaceleración que provocaron las inundaciones de 2011, las más graves de los anteriores 70 años en el país.
La administración destinó entonces más de 11 mil millones de dólares a los trabajos de reconstrucción de infraestructuras y aplicó medidas radicales para impulsar la demanda interna como la subida del salario mínimo en muchas zonas del país.
En 2012, Tailandia enfrentó la caída de las exportaciones por la desaceleración de la economía mundial y los graves problemas generados por las inundaciones que afectaron a la agricultura y a la industria.
La mayoría de parques industriales donde estaban instaladas multinacionales de la electrónica o del automóvil quedaron anegadas y se interrumpió la producción lo que provocó pérdidas en Tailandia y en el exterior.
Las cadenas de montaje de muchas empresas se vieron afectadas por la falta de suministros de las piezas que se fabrican en Tailandia y el precio de muchos productos, en especial los componentes de ordenadores.
Malasia
Sus precios en el mercado internacional se duplicaron, ya que cerca del 30 por ciento se fabrica en Bangkok.
Malasia no se libró de las consecuencias de la crisis internacional de índole financiera, económica, energética y alimentaria del 2008.
Durante gran parte del año, Malasia vivió en denegación respecto a que el país pudiera salir perjudicado por la turbulencia financiera y económica que sacudía a gran parte del mundo, aun cuando muchos -incluyendo al vecino Singapur- declaraban que la recesión había golpeado sus puertas.
Las autoridades malayas sostenían que los cimientos del país eran fuertes y que, por lo tanto, no había necesidad de tomar medidas, pero cuando la crisis afectó la producción y los ingresos de las naciones occidentales en la segunda mitad de 2008, las repercusiones se trasmitieron hacia fines de año.
La economía se redujo 6.2 por ciento frente al año anterior en el primer trimestre, más rápido de lo previsto, lo que llevó al gobierno a recortar severamente sus proyecciones a una contracción del entorno del 4 al 5 por ciento para ese año.
Sobre Malasia, el gobernador del Banco Nacional, Zeti Akhtar Aziz, anticipó que al analizar el año actual la nación terminará 2013 con un crecimiento del 5 por ciento, sin dejar de advertir algunas incertidumbres en el tema de las exportaciones.
Al respecto, puntualizó que al concluir el tercer cuarto del año en curso, Malasia experimentó un incremento del 11 por ciento de la tasa de crecimiento en comparación con 2011.
Mientras el capital privado se volcó hacia el sector de servicios, en particular de transportación, inmobiliaria y finanzas, las inversiones públicas se dirigieron principalmente a gas y petróleo, educación y en algunos de esos otros rubros.
De acuerdo con el Ministerio de Finanzas, los servicios mantendrán su animación, acelerada por una iniciativa gubernamental en marcha en favor del comercio al por menor, los seguros y las comunicaciones con crecimientos calculados entre 6 y 8 por ciento.
Se espera que el flujo inversionista mantenga su fortaleza, que se expanda en 2013 en 13 por ciento en las fuentes privadas y 4.2 por ciento en las públicas y siga soportando el crecimiento económico.
El BAD ha sido explícito a la hora de apostar por la zona y en reiteradas ocasiones ha planteado que las economías emergentes asiáticas vuelven a su crecimiento sano, y ha encontrado formas para reafirmar su adaptación al aletargamiento en Estados Unidos, la zona euro y Japón.
Para concluir, las economías asiáticas han mejorado su situación respecto a 2012 y crecerán a una media del 6.6 por ciento este año y del 6.7 por ciento en 2014, insistió el organismo crediticio al presentar su panorámica económica para 2013.