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La discusión sobre la presencia de mujeres en la colección del Fondo de Cultura Económica 25 para el 25 es necesaria y bienvenida. La crítica feminista ha señalado durante décadas que la exclusión histórica de las autoras no se debe a una falta de talento, sino a estructuras culturales y editoriales que las invisibilizaron.
Esa reflexión es indispensable para construir espacios más igualitarios. Sin embargo, de esa conversación no se desprende que toda selección editorial deba regirse por una cuota numérica.
El director del Fondo de Cultura Económica Paco Ignacio Taibo II respondió una pregunta de la Revista Fortuna sobre por qué no se incluyeron a autoras como Elena Garro, representante del Boom Latinoamericano, no descalificó a las mujeres por su género, sino que advirtió que las decisiones editoriales deben basarse en criterios literarios, no en presiones políticas o mediáticas. Recuerdos del Porvenir de Elena Garro es la novela que abrió, como ninguna otra, la época del realismo mágico, antes que la novela Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez. ¿No debería el Fondo de Cultura Económica luchar por los derechos para que millones de mexicanas y mexicanos lean esta obra? Esa fue parte de nuestra pregunta en un intento por cambiar la inercia.
En términos de teoría feminista, autoras como Simone de Beauvoir o bell hooks han subrayado que la igualdad real implica romper las estructuras de discriminación, no crear nuevas formas de tokenismo (inclusión simbólica sin transformación profunda).
Incluir mujeres solo “por cuota” sin revisar los mecanismos de acceso, difusión y reconocimiento, termina reforzando el mismo sistema que se quiere combatir.
La crítica feminista contemporánea, desde Judith Butler hasta Rita Laura Segato, sostiene que la representación simbólica debe acompañarse de procesos de equidad estructural: formación, publicación, circulación y lectura. En ese sentido, el verdadero compromiso con las mujeres escritoras está en crear más becas, talleres, ferias y oportunidades de publicación, no en usar cifras como arma política.
El Fondo de Cultura Económica ha impulsado en los últimos años colecciones con fuerte presencia de autoras, tanto clásicas como contemporáneas. El debate actual no debe ser entre “incluir por género” o “no incluir”, sino sobre cómo garantizar que las mujeres participen en igualdad de condiciones desde la formación hasta la publicación.
Por eso, es preocupante que sectores de derecha usen una pregunta legítima sobre género para atacar al gobierno y desvirtuar una política cultural que precisamente busca democratizar la lectura y abrir espacios a voces diversas. Defender la calidad no es machismo. Es reconocer que la literatura escrita por mujeres merece respeto por su valor estético, no por ser una cuota. Y esa es una reivindicación que el feminismo serio, no el oportunismo político, siempre ha sostenido.
La “activista” Denisse Dresser omite citar a Revista Fortuna sobre la pregunta que derivó en la declaración del director del Fondo de Cultura Económica, pero también omite llegar al fondo del debate. Dresser siendo Dresser, oportunista y clasista.
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