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Antonio Cuesta/Prensa Latina
Atenas, Grecia. El gobierno griego presentó un programa laboral para atenuar temporalmente la cifra récord de desempleo, que ya afecta al 27.6 por ciento de la población activa, pero al tiempo anunció la eliminación de miles de puestos de trabajo en la administración.
Las críticas al plan de empleo no se hicieron esperar, pues tanto la precariedad de las condiciones laborales, con salarios inferiores al mínimo legal, como el origen de las plazas ofertadas, muchas de las cuales proceden del reciente despido de miles de funcionarios, ponen en entredicho las verdaderas intenciones del Ejecutivo.
A ello se suma la brevedad de los contratos, cinco meses como máximo, y lo limitado que resultan 50 mil puestos de trabajo si se tiene en cuenta que la cifra total de desempleados roza el millón y medio y cerca de la mitad son de larga duración, lo cual quiere decir con un año o más sin empleo.
Según explicó el ministro griego de Trabajo, Yiannis Vroutsis, se atenderá prioritariamente a la hora de contratar a desempleados que vivan en familias sin ningún tipo de ingreso, y el destino laboral podrá ser la administración local o regional, escuelas, hospitales, tribunales u otros servicios públicos.
El programa cuenta con un presupuesto de 216 millones de euros, procedentes de fondos europeos para el desarrollo, y se espera que la primera lista de contrataciones se lleve a cabo en la segunda quincena del próximo mes de octubre.
Al presentar el plan de acción, el ministro de Desarrollo, Kostis Hadjidakis, celebró su anuncio ya que “dará un respiro a nuestros conciudadanos más necesitados”, y adelantó que desde su ministerio se pondrán en práctica una serie de medidas para fomentar entre los más jóvenes la búsqueda de empleo y la iniciativa empresarial.
Para el principal partido de la oposición, el izquierdista Syriza, las medidas anunciadas por el ejecutivo de Antonis Samarás no abordan el grave problema laboral generado por las políticas de austeridad, y no recicla a unos trabajadores que pasados cinco meses volverán a estar en el paro, según explicó el portavoz de la formación, Dimitris Stratulis.
“Frente al supuesto mensaje de que el gobierno se preocupa de los desempleados, lo cierto es que se desentiende de ellos con programas de trabajo temporal y mal retribuido”, denunció el representante de Syriza, y añadió que son las propias exigencias de los acreedores, acatadas por Samarás, las que están haciendo crecer de manera alarmante el paro.
Stratulis fue claro al considerar que solo poniendo fin a las políticas de ajuste contenidas en los distintos memorandos de préstamo y aplicando medidas que contribuyan a la reconstrucción social y económica del país se podrán crear puestos de trabajo, mantener a los jóvenes en el país y alcanzar un futuro más esperanzador.
También el Partido Comunista de Grecia (KKE) acusó al gobierno de burlarse de la clase obrera al darle a elegir entre desempleo absoluto o medio desempleo sin derechos, como son los programas de cinco meses con sueldo de 490 euros.
En su comunicado, el KKE juzgó el plan como “una decisión estratégica totalitaria” encaminada a demoler el derecho a un empleo digno y estable, mientras que al mismo tiempo se anuncia la eliminación de 12 mil 500 puestos de trabajo en la administración pública, fruto todo ello del “sistema que genera la pobreza y el desempleo”.
En efecto, el conservador Samarás eligió la misma semana para anunciar contratos y despidos, aunque los primeros sean temporales y los segundos definitivos, tal y como demandan los prestamistas a Grecia.
Atenas entregará este septiembre una lista con los primeros 12 mil 500 funcionarios apartados de sus puestos, y antes de final de año una segunda relación con igual número de cesados, pasando todos ellos a engrosar una reserva laboral donde, con una parte del sueldo, contarán con ocho meses para ser reubicados o, en caso contrario, despedidos definitivamente.
Pero además, Grecia está obligada a deshacerse de otros 15 mil empleados públicos, estos de manera directa, a lo largo del presente año y de 2014, lo cual deja poca esperanza de cara al futuro para los ciudadanos griegos.