Los cajeros evolucionan y se quedan para todos

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México y los países en desarrollo ocupados de la inclusión y democratización financiera avanzan progresivamente hacia modelos más digitales y autosuficientes; en particular, los cajeros (ATM) experimentan una transformación hacia plataformas de autoservicio bancario.

En el sistema financiero es ya un hecho que la automatización inteligente no solo genera ahorros operativos significativos, también impulsa una gestión más ágil, sostenible y alineada con las necesidades del cliente moderno.

Sin obviar que aún existen barreras como el desconocimiento de la oferta tecnológica, la vulnerabilidad cibernética y la todavía preferencia del efectivo en la región latinoamericana. Un análisis de Deloitte menciona como un freno para la inclusión financiera el rezago en el uso de herramientas digitales para realizar transacciones.

La firma agrega que el efectivo sigue siendo el principal medio de pago en países como México. En compras menores de 500 pesos, más de 85% de las personas siguen utilizando efectivo para pagar; mientras en compras mayores a 501 pesos el promedio es de 73.5%. Un estudio que cita Deloitte menciona que en 2014 las transacciones en puntos de venta con efectivo eran el 76%, en 2021 el 35% y para 2030 se estima serán solo 31%.

En entrevista, para Revista Fortuna, el vicepresidente de Auriga para Latinoamérica, Martín Espinel, confirma que en la región el cajero automático sigue cumpliendo un rol esencial como punto de acceso al efectivo. Factores como la fuerte presencia de la economía informal, los niveles variables de bancarización y las diferencias en la infraestructura digital entre regiones explican por qué el retiro de dinero continúa siendo el uso predominante.

Sin embargo, para el directivo de la firma italiana de soluciones bancarias, lo anterior no refleja un atraso, sino una fase distinta de evolución: “la región avanza progresivamente hacia un modelo más digital y autosuficiente, donde los cajeros se transforman en verdaderas plataformas de autoservicio financiero”.

Clientes digitales y demandantes

cajeros evolucionan
Crédito de la imágen: YAYIMAGES | curvabezier

“En Europa, la evolución ha seguido un camino más diversificado. Allí, los cajeros se integran en ecosistemas donde conviven distintas tendencias: redes colaborativas que permiten el acceso universal a los servicios, terminales multifuncionales que combinan operaciones tradicionales y digitales, y una creciente adopción de soluciones de autoservicio asistido, que permiten atención remota o híbrida con asesores humanos.

“Además, la digitalización bancaria y la reducción del uso de efectivo han impulsado estrategias más sostenibles, orientadas a optimizar la distribución y eficiencia de las redes. En este sentido, mientras Europa consolida un modelo de banca omnicanal, en Latinoamérica se construyen las bases de esa transformación. Ambas regiones avanzan hacia el mismo destino: una banca más accesible, tecnológica y centrada en la experiencia del usuario, aunque partiendo de contextos y prioridades distintas”.

La falta de agilidad en la adopción tecnológica implica consecuencias directas: mayores costos operativos, menor eficiencia en la gestión del efectivo y una capacidad limitada para responder a las expectativas de un cliente cada vez más digital. Y “los bancos que no integran inteligencia artificial y automatización se exponen a vulnerabilidades en ciberseguridad y pierden terreno frente a competidores más ágiles, como los neobancos y las Fintech”, apunta Espinel.

La inteligencia artificial permite predecir patrones de uso, optimizar rutas logísticas y anticipar el mantenimiento de equipos, reduciendo significativamente los costos operativos. Pero su mayor valor reside en la posibilidad de ofrecer servicios personalizados en tiempo real, fortaleciendo la fidelización y la satisfacción del cliente.

A detalle la gestión del efectivo —que incluye transporte, custodia, mantenimiento y seguros— representa uno de los mayores gastos operativos del sistema bancario tradicional. Por lo que invertir en la optimización del servicio, incorporando métodos predictivos, automatizados y seguros, ofrece un retorno más rápido y sostenible.

“Esas tecnologías permiten anticipar la demanda de efectivo, planificar las recargas con precisión y reducir intervenciones innecesarias”.

Impacto ambiental

Para Auriga los cajeros que integran funciones de reciclaje de efectivo contribuyen a disminuir los costos logísticos y el impacto ambiental, al tiempo que elevan la experiencia del usuario.

En conjunto, la automatización inteligente no solo genera ahorros operativos significativos, sino que impulsa una gestión más ágil, sostenible y alineada con las necesidades del cliente moderno.

La propuesta desde Europa es evolucionar y dejar atrás las redes de cajeros con altos costos para el usuario, que son el reflejo de un modelo fragmentado y poco eficiente; que cada entidad mantenga su propia infraestructura limita la interoperabilidad. El futuro de las redes de cajeros pasa por estructuras colaborativas, interoperables y multivendor, capaces de integrar distintos fabricantes, bancos y proveedores tecnológicos en un ecosistema único y eficiente.

Los modelos multivendor permiten aprovechar al máximo la infraestructura existente, optimizar la gestión del efectivo y ofrecer servicios homogéneos y seguros a todos los usuarios, sin importar su entidad de origen. En este contexto, el costo de la red no debe recaer sobre el usuario, sino distribuirse entre los participantes mediante esquemas de eficiencia operativa y acuerdos de servicio sostenibles, detalla el experto.

Martín Espinel concluye que con esta visión se garantiza un acceso equitativo, se reducen los gastos operativos y se refuerza la inclusión financiera. Y las redes que anticipan la banca del futuro son aquellas que integran tecnología abierta, gestión inteligente y una visión centrada en el cliente, convirtiendo el cajero automático en un punto de conexión clave entre el mundo físico y el digital.