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Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, exhortó estar alerta para que los flujos de capital no distorsionen los precios ni generen burbujas hipotecarias que eventualmente pudieran representar una vulnerabilidad financiera en el país.
México, con el sano marco macroeconómico de crecimiento y las perspectivas de las reformas económicas, está atrayendo capitales, pero se está juntando la expulsión de flujos de capital de las economías avanzadas con la atracción de capitales, que puede significar riesgos, indicó.
“Cualquier país tiene una cierta capacidad de absorción de capitales, que siempre son bienvenidos, pero también tienen que llegar a una capacidad manejable y que no distorsionen los precios en la economía ni generen burbujas hipotecarias que eventualmente pudieran representar una vulnerabilidad financiera”, afirmó Carstens en conferencia de prensa en el marco de la 76 Convención Bancaria que se realiza en Acapulco, Guerrero.
“No estamos en esta circunstancia”, pero el Consejo de Estabilidad Financiera debe estar muy alerta para que estas distorsiones no se generen, aseveró.
Dijo que para enfrentar esta situación es necesario tener fortaleza, reforzar la postura macroeconómica para que, no nada más por el diferencial de tasas de interés sino por el crecimiento que tenga México, los capitales tengan un mayor deseo de permanecer en México y para anticipar una posible reversión es acumular reservas y complementar con el fondo flexible del Fondo Monetario Internacional.
Señaló que en los últimos 12 meses han ingresado al país recursos entre 50 mil y 60 mil millones de dólares para la compra de activos en el mercado financiero, pero la política de México es dejar al máximo posible que los ajustes se lleven a través del mercado.
Carstens precisó que el régimen de tipo de cambio flexible vigente en el país “es muy poco intervencionista” y cuando ha decidido que el banco central interfiera ha sido fundamentalmente a través de reglas.
Entre estas reglas, explicó, una que dejó de funcionar era que el Banco de México convocaba a participar en una subasta de 400 millones de dólares si el tipo de cambio se apreciaba más de 2 por ciento de un día a otro; en otras ocasiones subasta opciones para que los bancos comerciales le vendan dólares.
“Ese podría ser un mecanismo que en el futuro se podría utilizar, no lo estoy anticipando, pero es un instrumento que se ha utilizando en el pasado”, sostuvo el gobernador del Banco de México.