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La autonomía efectiva de donde emana la responsabilidad monetaria sirvió para eliminar la idea de que México pudiera buscar ventajas competitivas frente a Estados Unidos a través de una depreciación cambiaria. Entre sus retos actuales sobresale garantizar su propia autonomía.
El grado de autonomía legal alcanzado por el Banco de México (Banxico) en 1994 se convirtió en plenamente efectiva años después, en medio de la ratificación del Tratado Trilateral de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en el Congreso Norteamericano, por lo que es posible que se hubiera intentado enviar una señal de responsabilidad monetaria interna al bloque comercial, consideró en un documento el Banco Nacional de México (Banamex) a propósito de la conmemoración del aniversario 100 del banco central.
La dirección de estudios económicos del banco, con un bagaje de información de primera línea, lo que es reconocido local e internacionalmente, señaló que la autonomía efectiva de donde emanaba la responsabilidad monetaria buscó probablemente eliminar la idea que México pudiera buscar ventajas competitivas frente a Estados Unidos a través de una depreciación cambiaria.
El cambio legal de 1994 de Banxico, con su primer gobernador, Miguel Mancera Aguayo, había surgido en un entorno político donde incluso los poderes legislativo y judicial, y los gobiernos de los estados, estaban sometidos al Gobierno Federal. El presidente era Carlos Salinas de Gortari.
“El sistema autoritario, con el Partido Revolucionario Institucional a la cabeza, vigente desde la década de los 30, mantenía su fortaleza. En este sentido, era improbable que Banxico contara con autonomía real mientras los otros entes autónomos no la obtuvieran, convirtiendo esta autonomía en algo más legal que efectivo”.
Este contexto coyuntural del país significó un bautismo de fuego para el Banxico autónomo, anotó el analista Sergio Kurczyn. Los primeros años que siguieron al establecimiento de la autonomía, entre 1994 y 1995, fueron también los de una crisis bancaria, cambiaria, económica y de deuda externa.
Disyuntivas
Kurczyn expone que, en esos años aciagos, la reputación de Banxico y de las autoridades hacendarias mexicanas estaban afectadas por el inadecuado manejo de las políticas bancarias, con bajos estándares de regulación y supervisión, así como por la política cambiaria a través de la cual permitieron la sobrevaluación del tipo de cambio en momentos en que se emitieron bonos indizados a la paridad cambiaria, como alternativa parcial frente al alza en tasas de interés.
El manejo de la política monetaria fue el otro factor de preocupación, al no elevar la tasa de interés de forma suficiente, en un contexto de fuertes alzas de la tasa de Estados Unidos, además de riesgos políticos crecientes en México.
La tormenta perfecta desembocó en el paquete de emergencia que involucró al gobierno de EUA, el FMI, y el BIS para saldar la deuda externa del país, mientras que los inversionistas salían en estampida, una concatenación de eventos adversos donde la política monetaria estaba seriamente restringida.
“Gradualmente, en el curso de pocos años, la supervisión externa ligada a los préstamos fue cediendo, en la medida que se estabilizaron las variables financieras, la inflación y las cuentas externas, y repuntó el PIB”. La crisis económica forzó además a la adopción de un régimen de flotación del tipo de cambio, lo cual liberaba a la política monetaria de esa restricción.
Paulatinamente, Banxico, con el gobernador Guillermo Ortiz Martínez al frente, volvería a ser autónomo respecto del exterior, y al Gobierno Federal. La transición hacia la Democracia significó que los ordenamientos legales adquirieran un peso decisivo e indiscutible, señaló Banamex.
En el año 2000, tras gobernar 75 años en el país, el PRI perdió la presidencia y fue relevado por el PAN, sin mayorías en el Congreso. Sin estas mayorías del partido gobernante en el Congreso, “era más fácil evitar la tentación potencial del gobierno federal de debilitar la autonomía”, planteó Kurczyn.
El valor de la autonomía
La transición vino acompañada de la creación de numerosos organismos económicos, políticos, electorales y sociales con diferentes grados de autonomía constitucional respecto del gobierno federal y del Congreso: la CNDH (1999); el IFAI e INAI (2003); el INEGI (2008); la Cofece (2013), el IFT (2013), y Coneval (2014), entre otros.
“Todo lo anterior implicó una creciente cultura de pesos y contrapesos, en medio de una creciente demanda por el respeto a la ley, lo cual benefició en gran medida al Banco de México”, resaltó Banamex,
En los últimos siete años, advirtió la entidad bancaria, los gobiernos han tendido a debilitar y/o extinguir a los organismos autónomos, aunque Banxico ha sido una excepción. De hecho, en estos años, el banco central mexicano reivindicó su autonomía, además que ha hecho críticas a políticas gubernamentales y ha rechazado sus propuestas sobre temas específicos.
“Pese a esto, el nuevo contexto político de concentración de poder implicará nuevos retos para la autonomía del banco central”. Anota también como parte de los retos actuales la propia autonomía; alcanzar la meta de inflación, y estar atentos a la creación de la moneda digital del banco central, además del uso de las criptomonedas y monedas estables.
En el tema de monedas privadas digitales, Banxico debe tomar el liderazgo en la reflexión y regulación de esta referencia y su relación con una eventual MDBC minorista y/o mayorista, así como con la tokenización potencial de los depósitos bancarios. El conjunto de temas es de gran relevancia para el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) y el FMI.
“No sólo se trata de protegerse de los riesgos, sino también de dotar de eficiencia al sistema de pagos y financiero del país y proteger los mecanismos de transmisión de la política monetaria”.
Si nos remontamos a un año después de haber nacido, a 1926, Banxico señalaba que “el Banco cuenta con la decidida voluntad que el Estado ha tenido de mantener con absoluto rigor la autonomía que es condición esencial de su vida y que le permitirá,
para el bien general, conservarse ajeno a las pasiones y a los intereses políticos ocasionales.” “No ocurrió así, ni en esos años, ni durante las siguientes décadas, ni en México, ni tampoco en otros países”
Entretelones
Banamex indica que a pesar de que desde 1994, Banxico gozaba de un significativo grado de autonomía legal -entre los más amplios a nivel global- todavía en 1998 la presión sobre el gobernador -Miguel Mancera Aguayo- para que renunciara fue enorme por parte de los partidos políticos y del propio Gobierno Federal, lo cual estaba fuera del marco legal. El presidente era Ernesto Zedillo Ponce de León.
Entre el 2007 al 2009, tanto el presidente Felipe Calderón, como su secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz criticaron fuertemente a Banxico, comandado por Guillermo Ortiz Martínez, tanto por elevar la tasa de interés, como por no bajarla rápidamente.
En ese contexto, el PAN presentó la propuesta de agregar el mandato de crecimiento al banco central, para aumentar la presión. No obstante, “Banxico, no cedió”, consignó Banamex.