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El presidente estadounidense decidió aplicarle un impuesto del 17 por ciento a los tomates que llegan desde México. La medida fue para presionar a Claudia Sheinbaum pero no tiene nada de positivo, ni para México ni para Estados Unidos…
Hace unos días, cuando Donald Trump anunció el arancel del 17 por ciento a los tomates mexicanos, Claudia Sheinbaum fue categórica en su postura y sus declaraciones: “No estamos de acuerdo con esta medida que toma el Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Es un acuerdo que existe, que ya se probó retirar, que lo retiraron y lo tuvieron que volver a incorporar por los impactos que tiene en la economía y en los consumidores de Estados Unidos. México seguirá exportando tomates a Estados Unidos…”.
El punto es que la medida de Trump no beneficia absolutamente a nadie. Estados Unidos es el principal país en consumir tomates de México: dos de cada tres tomates que se consumen en el país vienen de México, según cifras oficiales. Por otro lado, las exportaciones de tomate al norte se duplicaron en la última década tras la suspensión de aranceles antiguos que perjudicaban este negocio alimenticio.
Siguiendo en los daños colaterales con Estados Unidos, esta medida de Trump tendría una onda expansiva en el ciudadano estadounidense. La factible falta de tomates en el país podría aumentar el precio del mismo hasta un 50 por ciento, ubicándolo entre las verduras más caras del mercado.
El principal golpe es al comercio del tomate, donde hay acuerdos que oscilan los 3124 millones de dólares por año. Además de ello, con el arancel aplicado, las exportaciones podrían reducirse hasta un 25 por ciento y provocaría la pérdida de 100 mil puestos de trabajos que están vinculados directamente a la exportación del alimento.
Hay zonas de México que se verían golpeadas por el arancel ya que la producción y exportación de tomate estaría limitada. San Luis Potosí, Sinaloa, Michoacán y Baja California podrían sentir la presión inmediata del arancel impuesto por Trump.
“La terminación del acuerdo de suspensión al tomate fresco mexicano afectará el bolsillo de las y los consumidores en Estados Unidos. Sustituir al tomate mexicano es inviable”, señaló Julio Berdegué, secretario de Agricultura de México.
“Seguiremos trabajando con el Gobierno de México para encontrar soluciones que garanticen la subsistencia de la industria nacional, el bienestar de los trabajadores del campo y la estabilidad de toda la cadena agroexportadora”, expresaron asociaciones como el Sistema Producto Tomate y la Asociación de Productores del Yaqui y el Mayo.
Lo cierto es que esta medida de Trump no fue bien alcanzada y tampoco se evaluaron las consecuencias. Será cuestión de tiempo para saber si Trump recula en su decisión o insiste en encarecer el precio de los tomates para sus ciudadanos estadounidenses.