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México reportó entre abril y junio su peor caída de empleo formal privado para un segundo trimestre, sin precedente en los registros. Franklin Templeton agregó que esto puede vincularse especialmente con la presión constante derivada de la venia restrictiva de EU en materia comercial
El manejador de fondos global Franklin Templeton percibió que la peor caída del empleo en México, ocurrida en el segundo trimestre y sin precedente en los registros, podría haber estado vinculada a la presión constante de las políticas restrictivas de Estados Unidos en materia comercial, pero también a factores internos.
La falta de “nuevas sinergias” entre el sector público y privado, otra de las causales posibles, podrían “estar limitando la confianza de los empresarios para generar empleo y ampliar operaciones”. Entidades como el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) han señalado que los motores internos de crecimiento para México comienzan a mostrar señales de desgaste.
La magnitud del declive del empleo entre abril y junio sólo puede equipararse con los saldos arrojados durante la pandemia en el 2020. Sin embargo, los números de hoy, además, revelan una disminución del número de patrones registrados ante el Seguro Social (IMSS), que, en su comparativo anual, inclusive, han caído más que hace un quinquenio, anotando “un enfriamiento profundo de la actividad económica”.
“Como resultado, el crecimiento anual del empleo formal ya es apenas marginalmente positivo, lo que aumenta el riesgo de que en los próximos trimestres se torne negativo.
“Las últimas dos veces que esto sucedió fue durante la pandemia y en la gran crisis financiera de EE.UU (2008-2009)”, resaltó Ramsé Gutiérrez, vicepresident y codirector de Franklin Templeton en México.
Sin margen
El IMEF señaló que la primera data sobre la evolución de la economía mexicana en el segundo trimestre del año arroja números mixtos, partiendo del crecimiento mensual del PIB de abril, de 0.5%, con mejorías en las actividades de la minería, las manufacturas y los servicios.
No obstante, en términos anuales y con cifras originales, esto es, aquellas que no toman en cuenta factores estacionales, la economía del país se encuentra 1.5% por debajo del nivel que tenía en abril del 2024. Para mayo, a su vez, la balanza comercial exhibió un crecimiento 1.8% anual en las exportaciones no petroleras, inferior a la tasa promedio de los tres meses anteriores de un 4.9% anual.
En mayo, de acuerdo con las cifras de balanza comercial más recientes, las importaciones también moderaron su paso, particularmente en los renglones de consumo de “no petroleras”, las cuales derraparon 8.1% anual, en tanto que las importaciones de capital exhibieron un declive de 15.0%. El IMEF resumió que esto muestra un mayor desgaste para el consumo y la inversión hacia adelante.
“El entorno de incertidumbre se mantiene como una constante”, resaltó el Instituto. “Esta incertidumbre no solo limita la toma de decisiones en el ámbito productivo, sino que también refuerza la cautela entre consumidores y empresas, en un contexto donde los motores internos de crecimiento comienzan a mostrar señales de desgaste”. Para el organismo, la perspectiva dependerá de las decisiones que se tomen “internamente” en lo relativo al Estado de Derecho y la seguridad pública, entre los prioritarios.
Gutiérrez puntualizó que si bien los impactos derivados de las circunstancias actuales podrían ser de menor repercusión para el empleo frente a lo que sucedió durante la pandemia y la crisis financiera global de hace más de una década, como en 2023, la debilidad del mercado laboral podría empezar a afectar al consumo privado, y, con ello, la dinámica de la economía en general. Inclusive, no descartó que su desgaste pueda “ser la antesala de una recesión”.
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