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El pasado 20 de mayo, la Hacienda de los Morales en Polanco fue el escenario de la X edición del Salón Selección Peñín en Ciudad de México, un evento de vinos que ha consolidado su prestigio como uno de los más importantes en el país. Con la participación de 65 bodegas de España y México y la presentación de más de 350 etiquetas, esta edición destacó por su diversidad y calidad enológica.
Uno de los aspectos más relevantes del evento fue la presencia en esta ocasión de la Denominación de Origen Navarra como Región Destacada, permitiendo a los asistentes analizar una selección de vinos representativos de esta zona vitivinícola. Además, el Salón incluyó catas formativas y la presentación de la Guía Peñín de los Vinos de México 2025, una publicación clave para conocer la evolución y calidad del vino mexicano.
Como apasionado explorador del mundo del vino, BenVolere no podía faltar en esta cita tan importante. Con la mirada puesta en descubrir etiquetas memorables y nuevas tendencias, recorrí los pasillos del Salón Peñín, degustando vinos que cuentan historias y explorando productores que reflejan lo mejor del terruño y la innovación.
Era como presenciar la travesía de un legado que cruza océanos sin perder su alma. Entre los pasillos, los vinos llegaban desde España como cartas del tiempo, trayendo consigo la voz de los viñedos y el amor de las generaciones que los han custodiado.
Como el proyecto presentado por la Bodega de Moya en Valencia, con su historia profundamente arraigada en el vínculo familiar, fue un testimonio de cómo el vino no es solo un arte de la tierra, sino una expresión de la memoria y los lazos humanos. Sus etiquetas, bautizadas con nombres de mujeres y hombres que han marcado su historia, transforman cada botella en una declaración de amor y gratitud. No son simples vinos; son relatos embotellados, homenajes líquidos a las raíces que los sostienen y a los afectos que trascienden el tiempo.
Así, en este encuentro entre tradición y descubrimiento, entre continentes y generaciones, el vino se convirtió en puente, en eco y en emoción. Para Benvolere, que entiende el vino como experiencia y no solo como producto, este instante fue una confirmación de su propia filosofía: cada copa es más que un sabor, es una historia esperando ser contada.
Los sellos de prestigio que elevan al vino
Los premios y certificaciones juegan un papel fundamental en la legitimación de las etiquetas de vino. No solo sirven como garantía de calidad para los consumidores, sino que también impulsan la reputación de las bodegas y fomentan la competitividad en el sector.
Entre los certámenes más prestigiosos a nivel mundial se encuentran los Decanter World Wine Awards (DWWA), el Concours Mondial de Bruxelles (CMB), el Bacchus, entre otros, pero cada uno con criterios rigurosos de evaluación. Estos concursos reúnen a expertos, sommeliers y críticos que califican los vinos en función de su calidad, relación calidad-precio y presentación.
Las guías especializadas, como la Guía Peñín, la Wine Spectator y la Guía Parker, también desempeñan un rol crucial en la industria. Sus puntuaciones y análisis detallados ayudan a los consumidores y profesionales a identificar los mejores vinos y tendencias del mercado.
El Salón Peñín en CDMX no solo celebra la excelencia vinícola, sino que también refuerza la importancia de estos reconocimientos en la consolidación de un mercado más informado y exigente. Con cada edición, este evento se posiciona como un referente para productores, distribuidores y amantes del vino que buscan descubrir lo mejor de la enología contemporánea.
Explorar cada etiqueta fue mucho más que descubrir nuevos sabores; fue entender el alma de cada bodega, los matices de cada terruño y la evolución de una industria que se reinventa sin perder su esencia. México y España, cada uno con su propia identidad, se encontraron en el Salón no como territorios ajenos, sino como eslabones de una cadena de tradición vinícola que ha recorrido siglos.
Este evento reafirmó la importancia de los momentos que nacen alrededor de una copa: el segundo en que un vino sorprende, la conversación que se transforma en un recuerdo, la celebración de la autenticidad. Porque el vino es historia, es raíz y es emoción. Y en cada selección, en cada recomendación, Benvolere lleva consigo el corazón de la vivencia de este maravilloso encuentro.
*FOTÓGRAFA Y WINELOVER
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