Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 46 segundos
Ante un entorno internacional marcado por el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, expertos reunidos en la 88ª Convención Bancaria coincidieron en que México enfrenta un momento clave en su relación bilateral. El panel “México y la relación con Estados Unidos” expuso tanto los riesgos del nuevo contexto político como las oportunidades que podrían aprovecharse si el país actúa con estrategia y visión de largo plazo.
Rafael Fernández de Castro, Kimberly Breier y Luis de la Calle, moderados por Raúl Martínez-Ostos, analizaron las implicaciones del nuevo gobierno estadounidense, particularmente en materia de migración, comercio y seguridad, en un escenario donde Trump se presenta más fortalecido que en su primer mandato.
Desde el ámbito político, Fernández de Castro destacó que el actual gobierno de Estados Unidos muestra un mayor control institucional y un estilo de liderazgo más agresivo. Señaló que la ansiedad interna en ese país, junto con una narrativa política polarizante, ha generado un entorno de incertidumbre que puede impactar directamente a México, especialmente en temas migratorios.
Kimberly Breier ofreció una perspectiva desde la política exterior estadounidense, resaltando que tanto el fenómeno Trump como la llamada Cuarta Transformación en México responden a corrientes globales más amplias. Insistió en que la relación bilateral es compleja, interdependiente y muchas veces manejada de manera desorganizada desde Washington. Consideró que México es esencial para Estados Unidos en múltiples frentes, pero también subrayó que esta percepción no es compartida de forma uniforme dentro del gobierno estadounidense.
Luis de la Calle, desde el enfoque económico y comercial, planteó que México tiene una oportunidad sin precedentes frente al nuevo orden global, pero advirtió que el aprovechamiento de este escenario depende, en gran medida, de las decisiones internas del país. Señaló que sectores como la logística, energía, talento y el estado de derecho son clave para mejorar la competitividad y cumplir con las reglas de origen del T-MEC, cuya revisión formal iniciará en 2026.
En materia migratoria, los panelistas coincidieron en que México ha asumido un papel de contención que ha sido bien recibido por la administración estadounidense. Sin embargo, alertaron sobre la necesidad de establecer una política migratoria propia, que vaya más allá de responder a presiones externas y aproveche el potencial de cooperación ordenada con Estados Unidos.
También se habló de la creciente tensión con China y su impacto en la región. Mientras Fernández de Castro subrayó la falta de una postura estratégica clara de México hacia ese país, Breier destacó que la redefinición del concepto de seguridad nacional en Estados Unidos está moldeando su política comercial, especialmente en sectores clave como farmacéuticos, tecnología y energía.
Finalmente, los ponentes subrayaron que el entorno internacional exige mayor claridad en la política exterior mexicana, una agenda proactiva con América del Norte, y señales de certidumbre para atraer inversión en un momento económico incierto. Lejos de esperar decisiones de Washington, coincidieron en que México debe posicionarse como un socio confiable, indispensable y estratégico.
También te puede interesar: Emilio Romano Mussali asume la presidencia de la ABM