Cabalgando en consciencia: La meta de Dominique Duran Rea

Cabalgando en consciencia: La meta de Dominique Duran Rea

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El panorama ecuestre en México refleja los contrastes de un deporte que demanda disciplina, armonía y resiliencia, mientras enfrenta barreras socioeconómicas que limitan su acceso. Según la Federación Ecuestre Mexicana, la equitación requiere una inversión considerable, restringiendo su práctica a quienes cuentan con mayores recursos. Esta realidad se amplifica al compararse con Europa, donde el apoyo institucional y los recursos han transformado esta disciplina en una herencia generacional. Sin embargo, para Dominique, las barreras no son límites, sino puntos de partida.

Desde los cinco años, Dominique encontró en los caballos más que una simple pasión: Cabalgando en consciencia: La meta de Dominique Duran Readescubrió un propósito de vida. Su recorrido, marcado por sacrificios y desafíos, demuestra que los sueños no entienden de límites pero a veces de una gran resiliencia. A los 16 años, luego del divorcio de sus padres, su madre se vio obligada a vender sus caballos, alejándose de la práctica ecuestre durante un año y medio. Sin embargo, nada detuvo su determinación. En ese periodo, impartió clases de equitación a niños en un lugar distante de su hogar; la paga era mínima, insuficiente siquiera para la gasolina, pero su voluntad por permanecer en contacto con el deporte fue inquebrantable y decidió abrir una panadería para que se creara mayor flujo económico entrara y ella pudiera seguir en contacto con el deporte por medio de la enseñanza a los niños. 

Con el tiempo, una conocida le ofreció la oportunidad de montar su propio caballo en México, y así Dominique volvió a la disciplina que tanto ama. Actualmente, en su séptimo semestre de Negocios Internacionales, ha decidido pausar temporalmente la carrera para entrenar en Alemania, persiguiendo un sueño que alguna vez pareció inalcanzable.

¿Cómo llega a Alemania? Tanto ella como su madre confiaron en promesas vacías, sin el acuerdo económico esperado y enfrentando otros obstáculos. En México,  encaró prejuicios de género: “Un entrenador me dijo que las niñas no tienen el carácter para montar en Europa,  es una prueba muy difícil de superar para nosotras”, recuerda. Sin embargo, con perseverancia, determinación, resiliencia, disciplina, consciencia, armonía, habilidad, con la mentalidad de una atleta ètica  y talento, Dominique ha demostrado que los comentarios no la etiquetan.  Alemania —epicentro mundial de la equitación—, entrena con Lady, la yegua que su madre logró adquirir pese a un patrocinador que no cumplió su palabra porque esperaba que aceptara algo que iba en contra de los valores y principios de Dominique. Según un informe de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), el deporte en México encara serios desafíos en materia de equidad de género, especialmente en el alto rendimiento, como en los Juegos Olímpicos. Aun así, Dominique con una gran resiliencia enfrenta: la incertidumbre, la presión y las dificultades económicas. Mantiene una rigurosa disciplina, con entrenamiento físico y mental a diario. “La mente es mucho más difícil de entrenar que el cuerpo”, afirma.  

Sus días comienzan siempre con un mismo ritual: preparar a Lady, su compañera incondicional. Dominique sabe que el vínculo entre jinete y caballo se construye paso a Cabalgando en consciencia: La meta de Dominique Duran Reapaso, con confianza mutua y un profundo respeto. Ella entrena de manera intensiva los siete días de la semana: cuatro con su entrenador y tres por su cuenta. Aunque lo ideal sería tener tres o cuatro caballos para alternar entrenamientos, se las ingenia para aprovechar cada oportunidad con Lady. “Con lo que tengo doy mi máximo esfuerzo éticamente”, comenta, reflejando una disciplina y una tenacidad poco comunes.

Pero el trabajo no se limita a la pista. Dominique también pasa horas en el gimnasio, enfocándose en ejercicios de equilibrio, una habilidad crucial para la equitación. “Lo que más necesito trabajar es el balance, así que me concentro en fortalecer esa área”, admite. Para ella, los caballos actúan como espejos: captan su paciencia, su fuerza y, a veces, hasta sus inseguridades. Cada caballo es una experiencia, y cada experiencia revela un nuevo matiz personal.

La prioridad de Lady es su bienestar,  salud y  sostenibilidad como atleta. Siguiendo un plan semanal balanceado, Dominique alterna días de entrenamiento intensivo con días de descanso parcial o incluso total, donde la yegua solo camina para mantener su cuerpo y mente en armonía. Este cuidado integral se complementa con una dieta especialmente diseñada para sus requerimientos energéticos. Además, Lady recibe una hora diaria de terapia con la máquina Hofmag, ideal para regenerar articulaciones, huesos y tejido blando. Todas estas medidas apuntan a un manejo ético y responsable; Lady no es una herramienta sino una compañera de equipo.

Dominique está consciente de las críticas al deporte ecuestre. Se habla de la insostenibilidad de las competencias y de que los caballos se “utilizan” como meras herramientas de competición. Incluso hay quienes proponen eliminar la equitación de los Juegos Olímpicos o abogar por una “equitación vegana” en la que no se empleen caballos. No obstante, quienes están de lleno en este mundo saben que, lejos de la explotación, jinete y caballo forman un binomio indisoluble. Para Dominique, se trata de una relación basada en el respeto y en el amor hacia el animal, asegurándose de brindarle las condiciones de vida que merece un verdadero atleta de alto rendimiento.

Con una rutina éticamente planificada y orientada a la sostenibilidad, Dominique y Lady avanzan juntas en cada galope, demostrando que la equitación puede vivirse como un compromiso profundo con el bienestar animal. Todo se resume en un concepto: armonía. Y es que, al final del día, eso es lo que define la relación entre Dominique y Lady: una sociedad forjada en la confianza, el cuidado mutuo y el objetivo de superarse sin perder de vista la ética y la humanidad.

Para Mercedes Campdera, Juez Internacional en Adiestramiento, Para-Ecuestre y Concurso Completo, y la única juez en Latinoamérica que domina estas tres especialidades, la equitación es una de las pocas disciplinas olímpicas donde hombres y mujeres compiten en igualdad de condiciones. “En todas sus ramas, lo que realmente importa es la habilidad, el compromiso y el amor por el deporte”, comenta. Esta visión resuena en Dominique, quien ha enfrentado barreras como la falta de apoyo de patrocinadores que condicionaron su ayuda a demandas contrarias a sus valores. “Mi sueño de vida no lo voy a construir a costa de ir en contra de mí misma”, afirma con convicción.

Dominique no solo persigue un sueño olímpico; construye un legado. Su meta no es solo competir en los Juegos Olímpicos de 2028, sino también abrir caminos para las futuras generaciones en el mundo ecuestre, inspirando a mujeres y hombres a soñar en grande. Entre sus planes a largo plazo está establecer un centro ecuestre y de equinoterapia accesible para todas las clases sociales, reconociendo los beneficios físicos, psicológicos y emocionales que los caballos ofrecen. 

Cabalgando en consciencia: La meta de Dominique Duran ReaBeneficios de la equinoterapia:

Físicos: Mejora el equilibrio, la coordinación y el control postural. El movimiento del caballo estimula músculos y articulaciones, beneficiando a personas con discapacidades motoras y a quienes buscan un mejor rendimiento físico.

Psicológicos: Aumenta la motivación, mejora la atención y reduce síntomas de ansiedad y depresión, brindando autoestima y propósito.

Dominique no está sola en este camino. Su historia recuerda a la hidalguense Martha Fernanda del Valle Quirarte, quien compitió en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en doma clásica, entrenándose en Portugal por la falta de infraestructura en México. En salto ecuestre, una disciplina dominada históricamente por hombres, Dominique está rompiendo moldes. A sus 21 años, es una mujer que desafía las estadísticas y los prejuicios, escribiendo una nueva narrativa para el deporte ecuestre en México y América Latina.

“La vida tiene su propio ritmo”, dice Mercedes. “La determinación y el trabajo son fundamentales, pero el verdadero éxito reside en mantenernos fieles a nosotros mismos”. Estas palabras encapsulan la filosofía de Dominique, quien transforma cada desafío en una oportunidad para crecer. Para ella, cada galope, cada salto y cada día de entrenamiento son un recordatorio de que la excelencia no es un destino, sino una práctica diaria.

Cabalgando en consciencia: La meta de Dominique Duran ReaDominique deja un mensaje claro y potente: apoyar su carrera no es solo invertir en una atleta emergente, sino creer en un sueño que trasciende la arena de competencia y abre caminos para mujeres y hombres que se atreven a soñar en grande. Es cierto que, comparado con los desafíos que millones de personas enfrentan en el mundo —guerras, hambre y desigualdad—, su obstáculo podría parecer secundario. Sin embargo, cada uno tiene el derecho y la responsabilidad de aportar un rayo de esperanza; su lucha no anula otras, y tampoco pretende ignorarlas. Al contrario, Dominique sueña con representar a México rompiendo paradigmas y estereotipos, inspirando y uniendo sociedades. Ella no es la imagen de un privilegio caprichoso, sino el vivo ejemplo de cómo, con determinación y valores, se puede crear un puente entre las aspiraciones personales y el bienestar colectivo. Su meta final va más allá de cualquier victoria deportiva: quiere retribuir a la humanidad compartiendo la majestuosidad de los caballos como una vía de sanación y accesibilidad para todos. Y eso, sin duda, es un camino que vale la pena respaldar.

 

 

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