Digitalización del campo factor clave para contribuir a la seguridad hídrica y alimentaria

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Por Oscar González, CEO Orbia Precision Agriculture México (NETAFIM)

Oscar González, CEO Orbia Precision Agriculture México (NETAFIM) Clave la digitalización del campo.
Oscar González, CEO Orbia Precision Agriculture México (NETAFIM)

La digitalización del campo se ha convertido en una necesidad urgente en el contexto actual, donde la creciente población mundial, el cambio climático amenazan la seguridad hídrica y alimentaria, el crecimiento de asentamientos urbanos. Según proyecciones, en 2050 la población mundial superará los 10 mil millones de personas, y en México se estima que superará los 150 millones. Esta realidad demanda un aumento de la producción agrícola hasta en un 70% para satisfacer las necesidades alimentarias. Sin embargo, en la actualidad, solo el 29% de la superficie agrícola en el país cuenta con sistemas de riego y solamente cerca de un 3% utiliza sistemas de riego por goteo que permiten un ahorro de agua aumentando la productividad, lo que limita severamente la capacidad de producción y la eficiencia del uso del agua.

La inversión en tecnificación de sistemas de riego agrícola sustentables y sistemas de recirculación de agua para reaprovechar el agua es vital. El riego por goteo, por ejemplo, se presenta como una solución innovadora y efectiva. Con esta tecnología, se puede lograr un ahorro de hasta el 35% en el uso de agua y un 30% en energía. Estos porcentajes son fundamentales, dado que el agua se ha convertido en un recurso cada vez más escaso. Utilizando tecnologías digitales que facilitan el monitoreo y control del riego, los productores pueden optimizar el uso del agua, garantizar un suministro adecuado a los cultivos y reducir los costos operativos.

Es crucial, además, que la tecnificación no solo se enfoque en cultivos que tienen un mercado de exportación, como las berries, el aguacate, las hortalizas y el nogal, que ya cuentan con una mayor adopción de tecnologías avanzadas. En México, es urgente transformar cultivos extensivos como el maíz, la caña de azúcar y el algodón, que son esenciales para el consumo interno y representan la base de la soberanía alimentaria y en donde se ha mostrado una efectividad en el incremento de la producción de hasta un 30%. Estos cultivos, aunque vitales, siguen siendo en muchos casos dependientes de prácticas tradicionales que no maximizan el potencial de producción.

La integración de soluciones digitales en el sector agrícola no solo promueve una mayor eficiencia en el uso de recursos hídricos, sino que también impacta en la sostenibilidad y rentabilidad del campo. Estas soluciones reducen los riesgos de enfermedad de cultivo y contribuyen a la descarbonización de la cadena productiva al hacer un uso más preciso de fertilizantes y productos de protección de cultivos, evitando el uso desmedido. Plataformas de gestión agrícola que permiten el análisis de datos en tiempo real, la previsión de lluvias y el monitoreo del estado de los cultivos, pueden ofrecer a los agricultores herramientas valiosas para tomar decisiones informadas y oportunas así como una gestión más precisa de los recursos. Así, se pueden minimizar las pérdidas por sequías o inundaciones y mejorar la producción en general.

Además, la capacitación y el acceso a tecnologías digitales son fundamentales para que los agricultores puedan aprovechar al máximo estas herramientas. Invertir en educación y formación en nuevas tecnologías beneficia claramente a los productores, pero también podría contribuir a la generación de empleos en el sector agrícola, profesionalización del personal en campo, lo que impacta en el bolsillo de las personas, cerrando la brecha entre la práctica tradicional y la modernización del campo.

La digitalización del campo en México es una respuesta estratégica a los desafíos del aumento poblacional y la creciente demanda de alimentos. Al fomentar la tecnificación de los sistemas de riego y priorizar cultivos básicos para el consumo interno, será posible mejorar la seguridad hídrica y alimentaria del país. Se trata de un camino necesario hacia la sostenibilidad y eficiencia en la producción agrícola, en un mundo donde cada gota de agua y cada fruto cultivado cuentan.

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