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Las medidas anunciadas hasta hoy por Trump, con un alto componente inflacionario, pese a no tener una cálculo exacto, propiciarían que los bancos centrales, en una posición similar a la FED, asumieran la postura de no aumentar el diferencial de tasas contra su par estadounidense y que la tensión no se transfiera a los tipos de cambio
*Por Ricardo Aguilar Abe, economista en jefe de INVEX.
Al cierre de este artículo, el Partido Republicano que llevó a Donald Trump a la victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre necesitaba sólo 4 escaños (de 17 todavía en contienda) para obtener el control del Congreso.
Lo anterior, así como una Suprema Corte de Justicia integrada por 6 ministros nominados por presidentes republicanos (la mitad por Trump) y 3 por presidentes demócratas, abre la puerta para la implementación de medidas políticas, económicas y sociales de gran impacto por parte del presidente electo, quien obtuvo 312 de 538 votos electorales posibles.
Bajo un enfoque exclusivamente económico, el regreso de Trump, junto con una probable mayoría de los republicanos en el Congreso y un vicepresidente claramente proteccionista, representa un riesgo importante para la inflación.
Tensión en precios. Y en la tasa de la FED
En particular, preocupa que esta variable se vea afectada en dos frentes principales durante la segunda Administración Trump.
- Aranceles: De acuerdo con declaraciones hechas por el virtual presidente electo en campaña, el arancel a importaciones provenientes de distintos países oscilaría entre 10% y 100%.
En una de sus más recientes declaraciones, Trump anunció específicamente la intención de imponer un arancel de 25% a productos mexicanos en caso de que el Gobierno de este País no impidiera el flujo de inmigrantes, o de droga, a través de la frontera Norte.
Si bien el monto final de arancel (que en ningún momento deberá contravenir lo establecido en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá, T-MEC) es incierto, el establecimiento de estas tarifas impactaría sobre los precios finales al consumidor.
Esto es, la inflación norteamericana podría no sólo enfrentar resistencias a la baja a raíz de esta política comercial. Incluso no se descarta que la inflación repunte si se establecen aranceles elevados en productos con una ponderación significativa dentro de la canasta del principal índice de precios en EEUU.
2. Déficit público: En campaña, Donald Trump anunció que no sólo extendería indefinidamente el beneficio de menores impuestos corporativos que vence en 2025.
En campaña, el presidente electo anunció que buscaría una reducción de 21% a 15% en dichos impuestos con el objetivo de incentivar la inversión al interior de Estados Unidos.
Un recorte de esta magnitud en la tasa impositiva permitiría compensar un mayor gasto relativo en salarios, en caso de que las empresas decidieran mantener sus operaciones en territorio estadounidense.
Por otra parte, una menor recaudación, aunada a un mayor gasto público, generaría una ampliación del déficit que se traduciría, sí, en una mayor inflación.
Desde cualquier frente, la inflación en EEUU y particularmente la categoría subyacente, esto es, la que mide la trayectoria de precios de en el más largo plazo, podría enfrentar mayores obstáculos para converger hacia el objetivo de 2.0% de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED).
A pesar de que la FED continue su política de recortar su tasa, ésta podría no bajar tanto, presionar el costo de la deuda y generar presión sobre el déficit.
En caso de que la inflación llegara a acelerarse por aranceles a productos importados, ante un mayor gasto público o una actividad impulsada por menores impuestos, la FED no sólo dejaría de bajar su tasa.
Ésta podría aumentar antes de lo previsto.
Si bien el impacto de las medidas inflacionarias en la era Trump aún es incierto, hay algo que sí podría asegurarse.
Las tasas de interés a nivel global podrían permanecer altas por más tiempo debido a la política económica del siguiente presidente de Estados Unidos, que asumirá el cargo el 20 de enero próximo.
De igual manera, probablemente otros bancos centrales, en una posición similar a la FED, no querrían aumentar el diferencial de tasas respecto a su par estadounidense, particularmente si el valor de sus divisas se mantiene afectado, como ha sucedido hasta ahora.
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Ricardo Aguilar Abe es Economista en jefe de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: analisis@invex.com. Twitter: @raguilar_abe