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Durante los últimos 35 años, urbanistas mexicanos advirtieron del gran error que era perder la tradición de movilidad eléctrica, con trolebuses y tranvías, sistemas de transportes que eran parte de la vida cotidiana en la Ciudad de México del siglo XX.
En la primera década del presente siglo, lo único que quedaba eran pequeños reductos de esa tradición. El impulso para revertir esta situación provino de la globalización y de la entrada de China como única potencia industrial capaz de competir por mercados, incluyendo el mexicano, que antes parecían reservados a los Estados Unidos.
Hace seis años, Yutong llegó al país y, frente a la inversión prevista para adquirir nuevos trolebuses y renovar la flotilla abandonada desde la década de los noventas, optó por analizar la situación de la movilidad eléctrica antes de hacer un planteamiento comercial.
El equipo de Yutong, conformado por sólo dos ejecutivos, recorrió el trazo del antiguo trolebús que conectó al sur de la Ciudad de México con el Centro Histórico a principios de la década de los cincuentas. Fue a finales de 2018 cuando Yutong se planteó la posibilidad de participar en el mercado mexicano, pero lo hizo con información demográfica y sobre los problemas de movilidad en la megalópoli.
En febrero de 2019, el organismo público descentralizado Servicio de Transportes Eléctrico (STE) preparaba ya una licitación para la adquisición de trolebuses. Para ese momento, la Ciudad de México contaba con 300 trolebuses en operación; 164 modelo 1999 y 136 modelo 1984. Sin embargo, en operación sólo se registraban 290.
Con más de 315 ciudades en el mundo con servicio de trolebuses, el gobierno de Claudia Sheinbaum apostó hace seis años por la electromovilidad. Para empezar, de acuerdo con documentos del Servicio de Transportes Eléctricos, sólo se adquirirían 100 trolebuses. La primera compra sería de 30 unidades con una inversión de 290 millones. Los primeros trolebuses de “nueva generación” tenían se entregaron a finales de 2019.
Para ese momento, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) ya acompañaba al gobierno de la Ciudad de México en la asistencia técnica de la licitación que buscaba unidades de última generación, cero emisiones, con una longitud de 12 metros y una capacidad de 90 pasajeros. Uno de los principales requisitos en la licitación era que los trolebuses garantizaran ahorros en costos de operación y mantenimiento.
Carriles ocupados, el problema
La autonomía operativa resultaba indispensable porque los problemas de continuidad en las operaciones de los trolebuses cuya catenaria (cableado) se enredaba frecuentemente cuando el operador trataba de esquivar carriles confinados, pero con obstáculos, generó muchos problemas para los viejos trolebuses en la Ciudad de México. A veces, hasta con una escoba, los operadores liberaban los cables del trolebús para continuar el trayecto.
El gobierno de la Ciudad de México pidió en la licitación que la autonomía operativa de los trolebuses les permitiera circular hasta 10 kilómetros. Sin embargo, el análisis realizado por los ingenieros de Yutong confirmó que se necesitaban más kilómetros sin catenaria, sin cableado. Fue entonces, cuando el trolebús chino llevó la eficiencia hasta los 80 kilómetros, lo que permitió incrementar la movilidad de un sistema de transporte que parecía hasta hace una década estar condenado a desaparecer.
Con esta mejora en la autonomía operativa, el STE logró otro tramo estratégico apenas dos años después: el Trolebús Elevado en calzada Ermita-Iztapalapa, con un tramo de 7.6 kilómetros en un segundo piso para alcanzar 11 estaciones con una flota de 26 trolebuses. Este tramo se recorre en 20 minutos conectando la Universidad Autónoma de la Ciudad de México Casa Libertad a la estación a Constitución de 1917. Con este proyecto de electromovilidad se benefició a 76,000 usuarios al día y se logró la conexión a la Línea 8 del Metro y la Línea 2 del Cablebús.
Mejoras en el patio de carga y mantenimiento de los trolebuses son temas que quedan pendientes pero la tecnología redujo el trabajo para los operadores que ahora se concentran en conducir una unidad moderna y con tecnología.
De un abandono en el mantenimiento del cableado, el trolebús revivió en la Ciudad de México con gran contundencia en un momento en el que se necesita reducir hasta el consumo de baterías para autobuses eléctricos si realmente se busca que la transición energética en las grandes ciudades sea una apuesta realmente verde.
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