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¿Alguna vez te has preguntado por qué una simple conversación puede convertirse en un malentendido monumental, incluso entre personas de la misma cultura? Ahora, imagina las complejidades cuando interactúas con alguien de una cultura diferente.
En un mundo cada vez más interconectado, la capacidad de comunicarse eficazmente a través de diferentes culturas y contextos contribuye al éxito profesional. La personalidad, la nacionalidad y el nivel sociocultural de cada individuo influyen de manera significativa en su forma de comunicarse y en la interpretación de los mensajes. Sin embargo, estas diferencias también pueden generar malentendidos y potenciales conflictos si no se gestionan adecuadamente.
- La personalidad y el comportamiento humano en la comunicación
Aunque los factores externos pueden influir en el comportamiento de una persona, la raíz comienza en el individuo mismo. Los sistemas de reacción ante lo desconocido y los “botones rojos” que pueden activar, la apertura a nuevas experiencias, el autoconcepto y la percepción de cómo los demás lo ven, sus miedos predominantes frente a sus deseos, y su nivel sociocultural, son elementos fundamentales que configuran su comportamiento. Además, la habilidad de escuchar para comprender, y no solo para responder, la autenticidad en su presentación personal, y la capacidad para expresar lo que piensa, sabe, siente y ha vivido, son pilares importantes en las interacciones con comunicación oral. La capacidad de evitar que las expectativas, proyecciones, separaciones o juicios nublen el entendimiento es esencial. El ser humano es un sistema complejo compuesto de razón, emoción y cuerpo, y estas dimensiones al equilibrarse llevan a una comunicación efectiva.
- La Gestión de la “Cara”
La psicóloga Stella Ting-Toomey, especialista en comunicación intercultural, introduce el concepto de la gestión de la “cara”. En este contexto, la “cara” se refiere a la imagen pública de una persona, incluyendo su respeto y dignidad dentro de un grupo social. En culturas como la japonesa o la china, preservar la “cara” de uno mismo y de los demás es fundamental para mantener relaciones armoniosas y evitar conflictos.
La gestión de la “cara” implica ser consciente de cómo nuestras acciones y palabras afectan nuestra propia imagen y la de los demás. Por ejemplo, en una empresa multinacional, un gerente estadounidense extrovertido y directo podría tener conflictos con su equipo japonés, que prefiere una comunicación más indirecta y reservada. Este gerente podría interpretar la falta de retroalimentación directa como desinterés o falta de iniciativa, mientras que el equipo japonés podría ver la franqueza del gerente como insensible y desconsiderada. La falta de comprensión de la importancia de la “cara” en la cultura japonesa puede resultar en malentendidos que afectan la productividad y la moral del equipo.
- Costumbres culturales y su influencia en la comunicación
Las prácticas culturales impactan desde la formalidad del saludo hasta la manera en que se aborda un problema o se toman decisiones. Por ejemplo, en Japón, es común evitar el contacto visual directo para mostrar respeto, mientras que en muchos países occidentales, el contacto visual es visto como un signo de honestidad y confianza. Estas diferencias pueden llevar a malentendidos si no se conocen y respetan.
- Nacionalidad y comunicación intercultural
La nacionalidad y la cultura influyen en cómo las personas interpretan y responden a la comunicación. Geert Hofstede, en su estudio sobre dimensiones culturales, destaca diferencias clave como la distancia al poder, el individualismo versus colectivismo y la evasión de la incertidumbre. Por ejemplo, en culturas con alta distancia al poder, como la India, la comunicación tiende a ser más jerárquica y respetuosa de la autoridad. En contraste, en culturas de baja distancia al poder, como los Países Bajos, la comunicación es más igualitaria.
Un caso ilustrativo es el conflicto entre un gerente holandés y su equipo indio. El gerente esperaba un debate abierto y retroalimentación directa, mientras que el equipo indio interpretaba esto como una falta de respeto a su autoridad. Este malentendido cultural casi llevó a la pérdida de un contrato importante hasta que se implementaron talleres de comunicación intercultural.
- Nivel sociocultural y percepciones
El nivel sociocultural también influye significativamente en la comunicación. Personas de diferentes niveles educativos y económicos pueden tener distintas expectativas y modos de interactuar. Erin Meyer, en su influyente libro “The Culture Map”, señala que las personas de niveles socioculturales más altos suelen estar más expuestas a prácticas globales y ser más flexibles en su comunicación. En contraste, aquellos de niveles más bajos pueden tener una visión más tradicional y local. Sin embargo, esto no es una regla fija. Hay muchas personas que, a pesar de haber crecido en entornos socioeconómicos más bajos, logran superar estas limitaciones gracias a su motivación interna. Su preparación, curiosidad, lectura, experiencias y audacia les permiten elevar su nivel sociocultural y adaptarse de manera notable a contextos globales. Estos individuos son ejemplos vivientes de cómo la visión y el esfuerzo personal pueden trascender las barreras tradicionales.
Un ejemplo relevante de esto es la historia de una startup tecnológica en Brasil. Su fundador, proveniente de un entorno socioeconómico modesto, utilizó su determinación y curiosidad insaciable para educarse a sí mismo, aprender inglés y conectar con mentores internacionales. A través de sus esfuerzos, logró llevar su empresa al mercado global, enfrentándose y adaptándose a diferentes culturas empresariales con notable éxito. Esta experiencia subraya que, aunque el nivel sociocultural inicial puede influir en la comunicación, la autodeterminación y el aprendizaje continuo pueden romper barreras y facilitar una comunicación efectiva en un contexto global.
El común denominador: La empatía que lleva a la genuina comprensión
Un punto crucial que a menudo se pasa por alto en la comunicación, ya sea intercultural o dentro de la misma cultura, es la falta de empatía. Cuando las personas se centran en tener la razón, se pierde el común denominador necesario para una comunicación efectiva: la empatía. La empatía permite a las personas comprender las perspectivas del otro, lo cual es esencial para resolver malentendidos y prevenir conflictos. Esta capacidad de no tomarse las cosas de manera personal, sino comprender el contexto, ser maduro y poder navegar con fluidez, perspicacia, intuición, sabiduría y amabilidad universal es fundamental.
La responsabilidad en la comunicación eficaz
Cuando los individuos asumen la responsabilidad de centrar y aclarar sus intenciones tanto internas como externas, fomentan la escucha activa, una herramienta poderosa en este proceso. Como señala Fons Trompenaars, “la competencia intercultural requiere una disposición constante para escuchar y adaptarse”. Conocer cada cultura puede parecer una tarea abrumadora en un contexto internacional. Sin embargo, la comprensión y el trabajo interno de uno mismo son la primera clave para liderarse y así poder comprender a las personas con las que nos rodeamos, ya sean de la misma cultura o de otra. Las habilidades de comunicación genuina son el vehículo que nos permite conectar con otra cultura y aprender de ella para incluirnos y formar equipos efectivos. Cuando uno se centra en querer tener la razón, pierde la empatía y la capacidad de entendimiento y discernimiento. La competencia intercultural requiere una disposición constante para escuchar y adaptarse. Esta habilidad se necesita incluso para entendernos dentro de nuestra propia cultura. Asumir la comunicación efectiva con responsabilidad no solo se convierte en una herramienta valiosa, sino que ejerce la conciencia en acción.
En resumen, el concepto que uno tiene de sí mismo más la gestión de sus virtudes sobre las reacciones inconscientes que hacen que la persona se paralice, ataque o huya, la preparación cultural, cognitiva, emocional y física en la comunicación con responsabilidad, disposición, flexibilidad y empatía universal son factores importantes en la vida empresarial y en la vida diaria de un individuo. Al reconocer y comprender las diferencias, dejamos de protegernos y usamos la escucha activa y la clarificación de intenciones internas y externas para entendernos y gestionar posibles malentendidos que no escalen a conflictos innecesarios. La comunicación intercultural efectiva no solo es una habilidad valiosa, sino una responsabilidad compartida para navegar entre la diversidad de la humanidad y lograr el éxito empresarial.
Escrito por Perla Harriet Ernest
Fundadora y propietaria de Proyecto Ernest. Conferencista internacional, consultora y visionaria. Entrenadora de la mente y creadora del método “lenguaje fluido del alma”.
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