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Los sistemas bancarios latinoamericanos enfrentan distintos niveles de riesgo por los impactos ambientales y económicos provocados por el fenómeno El Niño y otros eventos similares relacionados con el clima. Esto podría conducir a un menor crecimiento del crédito, mayores préstamos morosos y menores ganancias operativas.
La agencia internacional de riesgos crediticios Fitch Ratings dijo el jueves que los fenómenos meteorológicos de El Niño y otros eventos similares relacionados con el clima comienzan a tener impactos negativos en los sistemas bancarios de América Latina. Esto podría conducir a un menor crecimiento del crédito, mayores préstamos morosos y menores ganancias operativas en los países y sectores económicos más afectados.
“El mayor riesgo de El Niño para los bancos es el efecto general negativo sobre la economía, más que las pérdidas derivadas de un aumento de los préstamos morosos (NPL, por sus siglas en inglés) en cualquier sector en particular”, aseveró.
Los sistemas bancarios latinoamericanos enfrentan distintos niveles de riesgo por los impactos ambientales y económicos provocados por los fenómenos relacionados con el clima.
Mientras en Centroamérica y la región Andina han provocado escasez de agua y sequías, impactando negativamente la producción de granos básicos, combinado con altas temperaturas e incendios forestales, en México el impacto ha sido mixto, señala la agencia. En el mismo caso se encuentran la mayor economía de la Región, Brasil, además de Chile y Bolivia.
En Chile, sin embargo, El Niño ha producido inviernos “tormentosos” y ha elevado el precio de los metales; el país es el mayor productor de cobre del mundo y las fuertes lluvias han limitado el acceso a las minas que producen su metal más preciado. En contraste, Argentina, Paraguay y Uruguay han experimentado lluvias excesivas, lo que ha mejorado la producción agrícola.
“La desaceleración del crecimiento económico tiene un efecto en cascada, reduciendo la demanda de crédito y consumo, reduciendo el volumen de negocios de los bancos.
“También puede reducir la capacidad de pago de los prestatarios, lo que genera mayores costos crediticios y de morosidad y una menor rentabilidad. Esto último es particularmente preocupante para los bancos con mayor exposición relativa a sectores y/o geografías que podrían ser más vulnerables a shocks repentinos relacionados con el clima”, alerta.
¿A prueba de fuego?
Fitch asevera que los sistemas bancarios de la región cuentan con amplio capital y altas reservas para absorber pérdidas, lo que incluye ciertos niveles de pérdidas inesperadas. Fitch advierte, sin embargo, que un índice de morosidad cercano al 6%, o superior, “podría tener implicaciones para las ganancias o el capital”.
Con niveles de morosidad que oscilan entre el 2% y el 4%, dentro de los cánones, la calidad de los activos de los bancos de la Región ha mostrado un desempeño resiliente, por lo que Fitch no espera que se vean impactados por los eventos climáticos.
Sus pruebas de estrés bancario, además, arrojan que las entidades bancarias “probablemente” tengan provisiones y capital suficientes “para soportar un escenario de tensiones severas”.
“Esperamos que los préstamos dudosos se estabilicen o muestren una mejora interanual moderada en 2024, con menores gastos de provisiones tras un 2023 difícil”, estima.
Los niveles de capitalización de los bancos en América Latina son ligeramente superiores a las marcas previas a la pandemia, lo que sugiere que, tanto a nivel Sistema como con el grueso de los bancos individuales, se tenga “una capacidad sólida, para absorber pérdidas inesperadas”.
Pymes, las primeras afectadas
Fitch menciona en su reporte que los deudores más afectados por estos eventos climáticos son las pequeñas y medianas empresas (Pymes), ya que sus ingresos tienden a compactarse mientras que su capacidad de generación se ve afectada de manera más directa. Esta situación conlleva para la banca menores ganancias -o pérdidas- operativas, afectando también al segmento de los consumidores.
Los efectos de El Niño, advierte la agencia, pueden reducir la generación de ingresos y la capacidad de pago de los deudores corporativos y de las grandes empresas, aunque estas entidades tienen una mayor resiliencia financiera frente a shocks adversos.
Si bien hasta ahora El Niño no ha provocado un deterioro acentuado de la calidad crediticia de los bancos de la región, podría dar paso a un aumento de los préstamos dudosos de los sectores económicos más afectados dentro de la Pyme, incluidos la agricultura, la minería y la energía
Los bancos también pueden enfrentar importantes desafíos en materia de datos y modelos al estimar los riesgos financieros relacionados con el clima.
Tras las inundaciones generalizadas en Rio Grande do Sul, Brasil, por ejemplo, tanto la calidad de los activos como la rentabilidad de los bancos podría verse impactada, lo que repercutirá negativamente en infraestructuras cruciales, como los sistemas de transporte y comunicaciones, y en el sector agroindustrial.
“En países como México, Brasil y la mayoría de los países centroamericanos, la inclusión financiera es baja, lo que se refleja en el moderado nivel de penetración crediticia y en bajas primas y coberturas de seguros, lo que es un riesgo potencial para los bancos y, en general, para empresas y personas en materia de riesgos climáticos”, advirtió.