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“Crecí en el sexenio de Calderón, obvio que…” Con esta frase la generación de jóvenes mexicanos que tenían de 6 a 15 años entre 2006 y 2012, han creado un trend, principalmente en TikTok, que deja al descubierto las secuelas psicosociales que dejó a su paso un sexenio caracterizado por la violencia y la delincuencia, pero que, al mismo tiempo, tuvo el mayor aumento al presupuesto anual del Sistema Nacional de Seguridad Pública con más de 40 mil millones de pesos.
Con esta tendencia, los jóvenes mexicanos originarios de distintos estados de la república, que hoy ya tienen entre 21 y 30 años, enuncian todas las medidas de precaución que aprendieron a tomar cuando aún eran niños, a causa de la violencia desatada en esos años por la llamada “guerra contra el narco”; no contestar llamadas de números desconocidos, registrar a padres y familiares únicamente por sus nombres y no por su parentesco, colocarse pecho tierra, distinguir entre el sonido de cohetes y balazos, son algunas de los que destacan.
Dichas prácticas podrían ser el resultado de un permanente estado de ansiedad en el que vive la población, producto, a su vez, de un posible trastorno de estrés post traumático.
Extorsión
“Crecí en el sexenio de Calderón, obvio no contesto llamadas de números desconocidos”
Aunque a algunos mexicanos hoy en día les parece de lo más normal, la práctica de no responder a llamadas de números desconocidos se volvió mucho más común a partir de este sexenio, ¿la razón?
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE) revela que en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) la extorsión alcanzó un techo máximo de 32,318 denuncias, un aumento del 140% de averiguaciones previas o carpetas de investigación, respecto al sexenio de Vicente Fox (2000-2006), cuando este delito tuvo sólo un aumento del 14.4% y llegó a promediar un 18.2% anual, con un total de denuncias de 13,435.
El INACIPE detalla que fue en el tercer año de la administración de Felipe Calderón en el que se observó un incremento sustantivo que se mantuvo durante los cuatro años restantes en un rango de entre 4, 589 y 6,332 denuncias, esto dio como resultado un promedio anual de 3,140 denuncias.
La forma más común de extorsión en este periodo fue la indirecta o virtual, que según el INACIPE, se comete a través de medios de comunicación como el teléfono celular o las redes sociales y no existe contacto directo entre víctima y agresor. De este esta categoría las prácticas que más conocidas en esos años fueron:
Secuestro virtual:
En esta modalidad, el extorsionador se hacía pasar por un familiar, menor de edad, sobre todo, fingiendo estar secuestrado, para luego dictar instrucciones precisas para que se realizara un depósito de dinero. En este caso el victimario imitaba la voz de la víctima secuestrada, utiliza una grabación, o bien, un tercero jugaba el papel.
Amenazas:
La víctima era contactada, ya sea a través de una llamada telefónica, de mensaje de texto, correo electrónico o redes sociales, por el extorsionador quien a través de amenazas falsas ejercía presión para que pague cierta cantidad de dinero, entregue bienes materiales, envíe o deposite dinero.Los extorsionadores, con la llamada guerra contra el narco de respaldo también podía hacer creer a las víctimas que pertenece a alguna organización criminal y que estaba siendo vigilado, o bien, aportaba datos generales sobre la vida cotidiana de la o las víctimas.
El premio:
En esta modalidad, el extorsionador se identificaba como miembro de algún programa de televisión, compañía, fundación o dependencia de gobierno, fingiendo que la víctima se acababa de ganar un premio, condicionando su entrega a que se proporcionaran datos personales y bancarios o a que pagara una cantidad de dinero, muchas veces a través de depósitos en efectivo, compra de tarjetas de prepago o recargas para el celular
El familiar:
El extorsionador, en esos años, principalmente a través de una llamada telefónica, se identificaba como un familiar o pariente cercano al que habían detenido o se había accidentado, por lo que solicitaba el depósito de dinero con el fin de resolver el problema. Una vertiente de esta forma consistía en que el victimario hacía creer a la víctima que era un tercero (autoridad o testigo) en torno a la detención o el supuesto accidente.
Si bien estas prácticas siguen vigentes, después de 2012 la angustia que enfrentaba la población al recibir estas llamadas se fue disipando , se volvió una práctica recurrente no contestar llamadas provenientes de números desconocidos.
Por estas mismas prácticas, se volvió común no registrar los contactos de los familiares por su parentesco, es decir como “mamá”, “papá”, “abuelo”, una práctica que hasta la fecha sigue vigente, puesto que se corría y se corre el riesgo de que, al ser asaltado o al perder un teléfono móvil los familiares fueran contactados para convertirlos en víctimas de extorsión haciéndose pasar por el propietario.
Balaceras
“Crecí en el sexenio de Felipe Calderón, obvio se diferenciar entre el sonido de un cohete y un balazo”
Esta fue una “habilidad” que, sin darse cuenta, los habitantes de toda la República, pero más específicamente de la región norte, desarrollaron durante el sexenio que comprendió de 2006 a 2012. Esto a consecuencia de que desde 2006, cuando iniciaron los operativos ordenados por el presidente Felipe Calderón para hacer frente al crimen organizado, y al menos hasta octubre del 2018, se registraron al menos 4 mil 272 balaceras de militares y civiles. México registró como media al menos una balacera entre militares y civiles todos los días durante once años.
Si bien todos los estados se vinieron afectados por esta “estrategia” para enfrentar a los cárteles del crímen organizado, algunos estados del norte, como Tamaulipas y Sonora comenzaron a implementar medidas mucho más contundentes para salvaguardar la vida de los habitantes, entre estas destacaron los simulacros de balacera, que si bien, ahora son un tema polémico, en ese entonces fue una práctica que le dio herramientas, principalmente a los niños, para enfrentarse a hechos violentos que se volvieron comunes.
Ahora, los jóvenes, tal vez como una forma de enfrentar el trauma, afirma en videos de TikTok “creci en el sexenio de Felipe Calderón, obvio se ponerme pecho tierra”.
A través de esta red social, los jóvenes también han expuesto otras prácticas que adoptaron, en su mayoria a través de su familia, durante este periodo, que disfrazadas de juegos inocentes tenian el objetivo de que sobre todo los niños, supieran que hacer en caso de encontrarse en una situación de peligro como un secuestro, fuego cruzado, asaltos, etc.
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