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En 10 países latinoamericanos cae 7.95 por ciento la rentabilidad de los fondos de pensión, según el comparativo de los informes de la AIOS. En siete años, un caso “extremo” lo representó México: las Afore intentaron recuperar sus ganancias trasladando las pérdidas al cobro de comisiones
De diciembre de 2001 a diciembre de 2007, los regímenes de capitalización individual –que administran el 16 por ciento del producto interno bruto (PIB) de 10 países, 1.7 billones de dólares– han disminuido su rentabilidad nominal bruta a poco menos de la mitad: de 15.44 a 7.49 por ciento, de acuerdo con informes de la Asociación Internacional de Organismos de Supervisión de Fondos de Pensiones (AIOS).
En México, el impacto es significativo. Como resultado de 2001, la Comisión del Sistema de Ahorro para el Retiro reportó una rentabilidad bruta nominal histórica –desde su incorporación a la AIOS en 1997– de 11.4 por ciento. Para diciembre del año pasado, el resultado fue de 7.3 por ciento.
Sin embargo, en dicho comparativo no se considera el efecto de las comisiones que cobran las administradoras en cada uno de los países que integran la asociación. Así, en México se derivó el discrecional e indiscriminado cobro de comisiones por parte de las 21 administradoras de fondos para el retiro (Afore).
Mientras que en 2001 la AIOS dio como resultado que la rentabilidad de los fondos desde el comienzo de la vigencia de los regímenes de capitalización fue elevada, para 2007 fue sólo “relativamente elevada”. En términos reales, fueron Colombia (con 5 por ciento), Uruguay y Perú (con 11 por ciento) los países que incrementaron el promedio.
A la fecha, 10 países latinoamericanos han instrumentado su sistema de reparto de pensiones similar al de los regímenes de capitalización individual que comenzaron a operar en Chile durante la época del régimen militar de Augusto Pinochet.
Al respecto, Alfredo Sánchez Castañeda, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, considera que “durante la dictadura de Pinochet, prácticamente desapareció el derecho del trabajo”.
Explica que México se ha mantenido fiel a su antigua legislación laboral; en la cual se establece un sistema de garantías que aseguran una protección al trabajador. “Sin embargo, en la práctica, el respeto a dichos postulados protectores deja mucho que desear”.
Los sistemas latinoamericanos
En 27 años, 10 países latinoamericanos han homogeneizado sus sistemas de pensiones: Chile en 1981; Perú en 1993; Argentina y Colombia en 1994; Uruguay en 1996; Bolivia y México en 1997; El Salvador en 1998; Costa Rica en 2001, y República Dominicana en 2003.
Así, los regímenes de capitalización individual remplazaron de manera total o parcial a los de reparto, cuya responsabilidad y administración recaían en sus respectivos gobiernos.
Al 31 de diciembre de 2001, los fondos administrados en los sistemas de pensión latinoamericanos totalizaban 90 mil millones de dólares. Colombia concentró el 40 por ciento de los mismos debido a que su proceso de acumulación llevaba 20 años de operación. Para ese año, México administraba 26 millones 987 mil dólares.
En 2007, los fondos administrados en América Latina sumaron 275 mil millones de dólares, de los que México concentra casi 76 mil 995, lo que equivale al 8.5 del PIB del país, que en 2001 era del 3 por ciento.
Índices de afiliación en AL
En 2001, México incorporó 11 millones de trabajadores al sistema de Afore, con lo que América Latina sumó en total 26 millones 518 mil. Ello produjo un incremento latinoamericano del 28 por ciento respecto al año anterior. Así, el país concentró el 56 por ciento de afiliados en Latinoamérica: 47 millones 603 en ese año.
Para 2007 eran 76 millones de afiliados al sistema de cuentas individuales en el continente americano. De éstos, México concentró el 51 por ciento, 38 millones 532 mil. República Dominicana y Colombia habían ascendido el número en 10 por ciento.
La distribución por edades de los afiliados mostró una importante concentración en los jóvenes. En 2001, el 80 por ciento eran menores de 45 años; en 2007, el 77 por ciento. Se destaca que en el mismo periodo en El Salvador y en México el 43 por ciento de sus afiliados eran menores de 30 años. Y, en el caso de Colombia, en 2007 el 87 por ciento se concentró en trabajadores menores de 45 años de edad.
En América Latina el 38 por ciento de los afiliados son mujeres y la tendencia general es ascendente. Colombia presenta mayor participación femenina con el 45 por ciento; en Argentina es menor del 33 por ciento, mientras que en México es del 38 por ciento.
Hasta 2001 sólo aportaron 21 de los 48 millones de afiliados en México, que concentraban el 56 por ciento del total de los aportaciones en AL, 11 millones 853 mil 785, y destacaba por su incremento del 15 por ciento; siete años después disminuyó al 46 por ciento en comparación con los otros nueve países que sumaron un total de 32 millones 161 mil 686 aportaciones.
De acuerdo con datos preeliminares de los mismos informes, en el último año, los beneficiados de los regímenes de capitalización individual por tipo de prestación fueron 2 millones 252 mil 135 personas; de esta cifra, el 9 por ciento fue por invalidez; 64.3, por vejez; y 26 por ciento por muerte. México presenta el menor índice de muertes, anualmente uno de cada 1 mil de sus afiliados.
Modelos de inversión privada
De acuerdo con los resultados obtenidos por la AIOS, el régimen de pensiones latinoamericano ha mostrado “una gran heterogeneidad en la composición de los fondos administrados”.
En 2001, el 59 por ciento estaba destinados a títulos públicos. En contraste, la proporción de inversión en Perú era del 14 por ciento, mientras que, al igual que Costa Rica, en México era invertido el 90 por ciento en títulos públicos (deuda gubernamental).
Para 2007, los entonces 10 países integrantes de la AIOS disminuyeron a 37 por ciento las participaciones en ese modelo de inversión. México elevó su porcentaje de inversión en instituciones no financieras (10.9), instituciones financieras (6.2), emisores extranjeros (9.8), acciones (3.8).
Al dar prioridad a la inversión en emisiones extranjeras, las Afore que operan en México redujeron a 69.3 por ciento las participaciones en títulos públicos. En siete años, el incremento en el tipo general de inversión en moneda extranjera pasó del 0.3 al 5.6 por ciento.
Las administradoras
El número de administradoras promedio es de siete por país, que en conjunto reunieron activos propios por 6 mil millones de dólares y un patrimonio neto de 5 mil millones, de los que México poseía el 43 por ciento.
Las dos administradoras con mayor tamaño en toda Latinoamérica concentraron en promedio el 49 por ciento de las cuentas administradas. Pero, en el mismo periodo, el número de Afore pasó de 13 a 21.
En 2001, México destacó porque en su conjunto las administradoras tenían activos por 1 mil 440 millones de dólares y un patrimonio neto de 1 mil 117 millones dólares. Las dos administradoras más importantes en el país –Banamex y Bancomer– concentraron el 36 por ciento del total de los recursos.
A finales de 2001, los ingresos por comisiones en América Latina totalizaron 2 mil 456 millones de dólares, de los que México también destacó por concentrar 1 mil 130 millones. “Hubo una importante disparidad, ya que Costa Rica tuvo pérdidas, y tres de los ocho países restantes obtuvieron ganancias por menos de 9 mil millones de dólares”.
En 2007, los ingresos por comisiones –sin incluir el seguro de invalidez o fallecimiento– totalizaron 3 mil 349 millones de dólares. También destacó México por concentrar 1 mil 331 millones de dólares por cobro de comisiones (40 por ciento) del total latinoamericano.
Los gastos operativos de las administradoras de cuentas individuales en América Latina se incrementaron, en el periodo de 2001 a 2007, de 1 mil 902 millones de dólares a 2 mil 325 millones. Aun así, obtuvieron un resultado positivo que ascendió de 605 millones de dólares a 1 mil 18 millones. El resultado neto de estas operaciones fue un incremento, en el mismo periodo, de 579.4 a 726 millones de dólares.
En 2001, los fondos administrados promediaron 35 veces el patrimonio propio de las administradoras. “A pesar de ciertos requisitos legales”, la tendencia fue creciente en los ocho países. Pero, para 2007, el patrimonio propio de las administradoras promedió casi el 2 por ciento de los fondos. La tendencia se invirtió, fue decreciente en las 10 naciones.
Sin embargo, en México el costo del seguro como porcentaje del salario varió y se incrementó a 2.5 por ciento. Esto incluyó el aporte personal de 0.6 por ciento, las contribuciones patronales y del gobierno federal. Y es que, en México, el índice del patrimonio de las administradoras, respecto a los fondos administrados, disminuyó de 3.7 a 2.7 por ciento.
Finalmente, los resultados anuales de la AIOS confirman que las administradoras de pensiones en los países latinoamericanos ascendieron el cobro de comisiones a los afiliados para compensar las pérdidas en sus ganancias. El total de los ingresos por comisiones se incrementó, de 2001 a 2007, 894 millones de dólares, con el fin de amortizar el déficit de las administradoras y en detrimento de los 76 millones de afiliados latinoamericanos.