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Si bien el ritmo de los últimos 12 meses está por debajo del pico de inflación registrado a mediados de 2022, sigue muy por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal estadounidense, mientras el banco central se acerca a su reunión de política de dos días los próximos 19 y 20 de marzo.
La inflación en Estados Unidos aumentó nuevamente en febrero, en esta lectura encima de lo previsto, manteniendo de esta forma la presión sobre la postura de que la Reserva Federal (FED) para esperar al menos hasta el verano antes de comenzar a reducir las tasas de interés.
El índice de precios al consumidor (IPC) aumentó un 0.4% y un 3.2% interanual, según informó el martes la Oficina de Estadísticas del Departamento de Trabajo, la cifra anual superior al 3.1% esperado por el mercado.
La tasa subyacente, que excluye los precios volátiles de alimentos y energía, creció cuatro décimas en el mes y un 3.8% en el año, una décima más de lo esperado en ambos casos, aunque una décima menos que en enero, cuando colocó en 3.9%.
Si bien el ritmo de 12 meses está por debajo del pico de inflación de mediados de 2022, sigue estando muy por encima del objetivo del 2% de la FED, y mientras el banco central se acerca a su reunión de política de dos días el próximo 19 y 20 de marzo.
“Tras la sorprendente subida del IPC subyacente de 39 puntos básicos en enero, los inversores están a la expectativa para determinar si el informe anterior fue anómalo o si podría indicar un resurgimiento de las presiones sobre los precios”, pues con esto se retrasaría las expectativas de que la FED comience a bajar tipos en junio, según Ronald Temple, jefe de estrategia de mercados de Lazard.
Los mercados mostraron una reacción inicial mínima después de la divulgación de la noticia, con los futuros ligados a los índices principales de acciones y los rendimientos de los bonos del Tesoro mostrando un ligero aumento.
Bajo escrutinio
En semanas recientes, los funcionarios de la FED han indicado que es probable que se realicen recortes en las tasas en algún momento de este año y han expresado cautela sobre ceder demasiado pronto en la lucha contra la alta inflación.
Powell, durante su testimonio ante el Congreso la semana pasada, expresó estas preocupaciones, aunque también mencionó que la Reserva Federal probablemente “no está lejos” de poder comenzar a ajustar su política monetaria.
Para los mercados, el cambio en la postura de la Fed desde su aparente cambio de rumbo político a finales de 2023 ha supuesto una reconsideración sobre el ritmo de los recortes de tasas. A principios de año, los operadores de futuros esperaban que los recortes comenzaran en marzo, con un total de seis o siete en el año.
Sin embargo, han retrasado el primer recorte hasta junio, seguido de tres más, asumiendo recortes de un cuarto de punto porcentual.
Una economía robusta ha permitido a la FED centrarse en los datos entrantes y evitar la necesidad de apresurarse en recortar las tasas. El Producto Interno Bruto (PIB) se expandió a un ritmo anualizado del 2.5% durante 2023 y se espera que aumente en el mismo ritmo para el primer trimestre de 2024.
Un componente clave de este crecimiento ha sido un consumidor resistente impulsado por un mercado laboral sólido. La economía agregó otros 275,000 empleos no agrícolas en febrero, aunque la tasa de desempleo aumentó al 3,9%.
Esta fortaleza puede ser de doble filo: aunque el crecimiento frente a aumentos agresivos en las tasas ha dado a la FED margen en su política, también suscita preocupaciones sobre la “pegajosidad” de la inflación, en una hoja de ruta que parece no avanzar.