Efectividad de México en la incorporación de criterios ASG

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Con la oportunidad que representa el nearshoring, resulta crucial disponer de evaluaciones de cumplimiento ambiental, social y de gobernanza dentro de las compañías, lo que hoy no está sucediendo. Con criterios más homologados que demuestren su efectividad, las empresas podrían reforzar la atracción de inversiones, aprovechando aún más el Momentum.

 

*Por Mtro Justino Núñez Quiroz, académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana

La preocupación por el cambio climático, la biodiversidad, el desarrollo inclusivo y las buenas prácticas de gobierno corporativo de las empresas ha generado en respuesta la adopción de los criterios Ambiente, Sociedad y Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) como una forma de estimular la inversión en proyectos amigables con el ambiente.

Los principios también velan por la incorporación de valores de responsabilidad social y la adecuada dirección y gestión de la corporación.

El componente A de los criterios ASG considera el impacto ambiental de la empresa; por ejemplo, la emisión de contaminantes, el cuidado de la biodiversidad, el manejo de residuos, el uso de los recursos hídricos y los efectos sobre mares y océanos.

La responsabilidad social, S, está relacionada con el respeto de los derechos humanos, el apego a las normas laborales, el etiquetado, la participación de la comunidad, la privacidad, la diversidad e inclusión.

La gobernanza, G, atañe al análisis y gestión de los riesgos, la supervisión de las operaciones, prevención de corrupción, la administración del talento, los flujos informativos y toma de decisiones, el rendimiento de los accionistas.

También en G se encuentran la veracidad y transparencia de la información no financiera, entre otros.

Diversas agencias elaboran clasificaciones del rating ASG, pero aplicar distintas metodologías, métricas, datos y ponderaciones, concluye en resultados muy diferentes.

Esto representa una desventaja, que no permite tener una medida única y objetiva del desempeño ambiental, social y de gobernanza de las empresas.

Distorsiones a la vista

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha estudiado la divergencia en las evaluaciones y como puede generar confusión entre los inversionistas, distorsionando la toma de decisiones de inversión y el precio de las acciones de las firmas.

En México se dispone de calificaciones emitidas por Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), la cual divulga anualmente información de las 100 corporaciones con el rating más alto en ASG.

Aunque se ha señalado que la rentabilidad es el mayor incentivo para la toma de decisiones de inversión y se ha discutido si realmente los criterios ASG pudieran representar una agenda política particular, de acuerdo con algunos estudios, los inversionistas estarían dispuestos a sacrificar 20 puntos base de rendimiento a cambio de invertir en una firma con buenas calificaciones ASG.

Este sacrificio podría explicarse porque la calificación ASG puede constituir un buen indicador de los riesgos futuros que enfrentaría la empresa ante cambios en el marco regulatorio que favorezcan el cuidado del medio ambiente y la reducción de las brechas socioeconómicas.

Además, monitorean el respeto a los derechos humanos, a la par de un correcto funcionamiento de los órganos de dirección de la compañía, y el cumplimiento normativo.

México frente a EUA

A diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, donde se discute la posibilidad de obligar a las empresas con participación en el mercado de valores a publicar sus prácticas ASG, en nuestro país se ha adoptado más un enfoque de autorregulación.

Bajo este ambiente, las empresas dan a conocer voluntariamente sus reportes de responsabilidad social y sustentabilidad.

Si bien un avance indudable fue la publicación por parte la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de la Taxonomía Sostenible de México, orientada a establecer una referencia para identificar actividades con efectos sociales positivos y favorables con el medio ambiente.

La puesta en práctica de las calificaciones ASG también constituye una forma de evitar conductas como el lavado verde o eco-lavado (greenwashing).

Este fenómeno deriva en presentar a clientes, inversionistas y público en general, supuestas prácticas sostenibles que en realidad no lo son, y que en algunos casos surgen de manera no intencionada, lo que refleja además que hubo una gobernanza deficiente dentro de la empresa, otro de los tres pilares del modelo ASG.

La aplicación de los criterios ASG permite a las empresas la implementación de mecanismos para no incurrir en el ejercicio del lavado verde.

Casos en México

Un caso interesante publicado recientemente en El Universal por el Profesor Darío Ibarra, de la FES Aragón es el del Grupo México, donde, al parecer, fallaron simultáneamente los controles ambientales dentro de la empresa.

Esto también impactó los principios de responsabilidad social y de gobernanza, lo que desencadenó en el castigo por parte de los inversionistas, reflejado en una caída en el precio de sus acciones en los mercados de valores.

El gobierno mexicano, por su parte, ha explorado la posibilidad de implementar criterios ASG en Pemex, con lo cual podría mejorar la captación de inversiones para la entidad paraestatal.

Ante la oportunidad que representa el nearshoring resulta crucial disponer de evaluaciones de cumplimiento ambiental, social y de gobierno corporativo de las compañías.

Con criterios más homologados, las empresas podrían reforzar la atracción de inversiones.

De alguna manera, a través de los tratados internacionales signados por México ya se contemplan muchos de los compromisos ambientales, de impacto social, respeto a los derechos humanos y gobernanza, representados en los criterios ASG.

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*Profesor de la Academia de Economía de la Facultad de Empresariales de la universidad Panamericana. Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara, Justino es Maestro en Economía por El Colegio de México.

En el Sector Público, se ha desempeñado en el ámbito federal, mientras que en la práctica en el Sector Privado fue consultor en empresas del Sector Energético.

Durante más de 25 años, Justino se ha dedicado a la labor académica, además de tener reconocimiento en temas de economía internacional, políticas públicas, microeconomía, macroeconomía y econometría.