
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 22 segundos
La adopción de vehículos eléctricos (VE) en México muestra avances sostenidos, impulsados por un consumidor cada vez más consciente de los beneficios ambientales y del impacto del cambio climático. Sin embargo, la falta de políticas públicas específicas e infraestructura de carga suficiente continúa siendo un freno para acelerar esta transición, de acuerdo con la Global EV Driver Survey 2025 de la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos.
El estudio, que recopila la opinión de 27,534 conductores de VE en 30 países, incluyó por primera vez a México. Los resultados muestran que existe una base sólida de usuarios dispuestos a seguir apostando por la movilidad eléctrica, siempre que se generen las condiciones necesarias para su crecimiento.
Incentivos y políticas, la principal demanda
Según la encuesta, 61% de los usuarios mexicanos considera que el país necesita nuevas políticas públicas e incentivos para incrementar las ventas de vehículos eléctricos, una cifra superior al promedio global de 46%. Para los conductores, el mercado nacional aún requiere señales claras desde el gobierno que faciliten el acceso a este tipo de tecnologías, tanto para consumidores individuales como para flotas.
Esta exigencia se explica también por la alta percepción de urgencia ambiental: 92% de los encuestados en México coincide en que el cambio climático es un problema muy grave, lo que refuerza la idea de que la electromovilidad es vista como una herramienta concreta para reducir emisiones.
Infraestructura de carga, el principal obstáculo
A diferencia de otros países donde persisten mitos sobre el desempeño de los vehículos eléctricos, en México uno de los mayores retos identificados es la falta de oportunidades de carga, particularmente en carreteras y trayectos de larga distancia.
Al respecto, Eugenio Grandio, presidente de la Electro Movilidad Asociación (EMA), señaló que el despliegue de una red de carga rápida es un factor clave para acelerar la adopción. “México debe aspirar a un crecimiento sólido de la electromovilidad y un gran habilitador de esta adopción es una red de carga rápida amplia, operativa y confiable”, afirmó. Agregó que el desarrollo de infraestructura en corredores estratégicos, gasolineras reconvertidas y puntos de alto flujo vehicular representa una oportunidad de inversión atractiva.
Un mercado abierto a la innovación internacional
El estudio también revela que los conductores mexicanos son menos propensos que los de otros países a rechazar marcas por razones políticas o geopolíticas. Mientras que en Estados Unidos y varias naciones europeas se observa un mayor sesgo hacia el origen de los fabricantes, en México predomina una actitud abierta hacia la innovación internacional.
Este rasgo posiciona al país como un mercado con alto potencial para la competencia y la llegada de nuevas marcas y tecnologías, lo que podría ampliar la oferta y acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica.
La duración de las baterías, una preocupación local
Otro hallazgo relevante es que los usuarios mexicanos muestran una mayor preocupación por la vida útil de las baterías en comparación con el promedio global. Especialistas consideran que esta percepción está vinculada a la etapa temprana de adopción del mercado y a la falta de información técnica accesible para los consumidores.
En mercados con mayor experiencia, este temor ha disminuido significativamente. A nivel mundial, 67% de los usuarios afirma que la duración de la batería ya no es una preocupación. Ejemplos de flotas en operación intensiva, como las utilizadas por empresas como VEMO con vehículos de marcas como JAC y BYD que superan los 400 mil kilómetros recorridos, muestran la longevidad de estas tecnologías.
Reducción de emisiones, un impacto real
Finalmente, la encuesta evidencia el impacto ambiental directo de la electromovilidad en México. Si no contaran con un vehículo eléctrico, 72% de los usuarios regresaría a utilizar un automóvil de gasolina o diésel. Solo 10% sustituiría sus trayectos por taxis o vehículos de aplicaciones y apenas 6% optaría por el transporte público.
Este dato confirma que cada vehículo eléctrico en circulación en el país evita emisiones reales que de otro modo se generarían con autos de combustión interna, subrayando la relevancia de acelerar la transición hacia un sistema de movilidad más limpio y sostenible.









