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Monterrey, Nuevo León – “Pedro Aspe venía aquí (a Monterrey) a decirnos que no había que subir los salarios, porque íbamos a afectar la inflación, entonces que había que mantenerse así”, recuerda Javier Garza Calderón, presidente del Grupo Gentor, quien hace más de 40 años acompañó a su padre, Javier Garza Sepúlveda, en su pretensión de adquirir el paquete accionario que definiría la historia de Telmex como una empresa privada.

Sobre el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y la gestión de Pedro Aspe al frente de la Secretaría de Hacienda, Garza Calderón asegura que, desde el Poder Ejecutivo, se pedía no subir salarios, mantenerlos bajos mientras la gente sufría.
Se acababa de firmar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá y mantener los salarios bajos era importante —decían los salinistas— para mantener la inflación bajo control.
La casa del presidente del Grupo Gentor se ubica en una colina en el corazón de San Pedro Garza García, una exclusiva zona en la ciudad de Monterrey en uno de los municipios más ricos del país y de América Latina. Nos recibe en una habitación impecable en donde algunos retratos de la familia Garza Sepúlveda adornan las mesas con cubiertas de mármol mientras los ventanales que rodean el salón dejan entrar la luz de la tarde.

Garza Sepúlveda no nos hace esperar y nos saluda como si nos conociéramos. Amable aceptó platicar con Revista Fortuna sobre los cambios que observa en la economía mexicana, sobre el cambio de régimen y los desafíos que enfrenta el país.
“Los mini salarios se mantuvieron durante muchos años y la gente sufrió mucho hasta que llegó el presidente López Obrador y empezó a levantar los sueldos con mucha justicia social, para que recuperaran un poco el poder adquisitivo que habían perdido durante los años ochenta o noventa”, dice el presidente de Gentor, un corporativo con presencia en sectores industriales, de la construcción, energía y medio ambiente.
Representante de la cuarta generación del legendario Grupo Monterrey, Garza Sepúlveda rescató el legado empresarial de su padre y remontó lo que el describe como una persecución por parte del gobierno del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, desde la privatización de Telmex hasta la intervención política en el pleito que tuvieron su padre y Eugenio Garza Lagüera por el control del Grupo VISA, justo cuando se definió la privatización de los bancos y el control de Bancomer.
La confrontación entre Eugenio Garza Lagüera y Javier Garza Sepúlveda se presentó luego de que la familia Garza Sada le ofreció al fundador de Gentor el paquete accionario de Grupo VISA que controlaba tras varios enfrentamientos familiares y corporativos. El conflicto se agudizó cuando se develó desde el gobierno de Salinas de Gortari que la venta del paquete accionario de VISA tendría que haberse concretado a través del mercado de valores dado que se trataba de una emisora.
Aquel desencuentro derivó en un pleito de ocho años en medio de demandas por ambas partes. El asunto llegó hasta la vía penal porque la familia Garza Sepúlveda encontró manejos fraudulentos en el Grupo VISA. La familia Garza Sada decidió separarse del Grupo VISA para fundar Alfa y vender su participación a Javier Garza Sepúlveda porque la familia Garza Lagüera argumentó que no tenía dinero para quedarse con ese paquete accionario. En medio de este pleito, la familia Garza Sepúlveda no solo se enfrentó a Garza Lagüera sino al propio gobierno de Salinas de Gortari.
“Fue Aspe quien me llamó a su oficina para tratar de mediar conmigo y quería, además, convencerme de entregarnos la Coca-Cola, yo le dije “a mí no me interesa la Coca-Cola, porque la Coca-Cola es un producto netamente extranjero, que depende de la materia prima que ellos te venden, la marca no es nuestra, es de ellos, entonces tienes que pagarles, no me interesa, nosotros nacimos de la cerveza y queremos quedarnos con la cerveza”, relata Sepúlveda.
Bajo el control de Garza Lagüera, Fomento Económico Mexicano (FEMSA) se convirtió en la principal franquicia de Coca-Cola en América Latina ampliando la venta de esta bebida azucarada que para 2026 tendrá un incremento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), en un intento del gobierno de Sheinbaum por frenar la epidemia de enfermedades como la hipertensión y las enfermedades renales.
Sobre la conversación con Aspe, Javier Garza Sepúlveda recuerda que, a pesar de la sorpresa por la intervención política y gubernamental en un pleito totalmente privado, aceptó que el ex secretario de Hacienda le llevara un mensaje a Garza Lagüera: “Le dije: bueno, dile a mi tío que ponga él un precio por las acciones y que nos den la oportunidad a nosotros de definir a ese precio si le compramos o le vendemos, o al revés volteado, nosotros ponemos un precio de mercado y que él decida si a ese precio está dispuesto a vender las suyas o comprarnos las nuestras”.
Pero la sorpresa, recuerda Garza Sepúlveda, llegó con la respuesta de Aspe:
—No —le dijo Pedro Aspe—, no has entendido.
No se pierdan la entrevista completa en la edición impresa de Revista Fortuna que se encuentra en circulación en locales cerrados.









