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El verdadero desafío de los derivados no reside en su diseño, sino en superar los estigmas que aun los rodean: Persiste la percepción de que su uso implica especulación o riesgos excesivos. Sin embargo, en la práctica, una implementación responsable y estratégica constituye un acto de disciplina financiera.
*Por Miguel Ángel Tejeida Vilches
Frente a la dinámica cambiante de la economía, las empresas e instituciones enfrentan el reto constante de preservar la estabilidad de sus márgenes operativos, fortalecer su capacidad de planeación financiera y sostener su posición competitiva en el mediano y largo plazo.
En este escenario, los derivados financieros han adquirido un papel estratégico dentro de la gestión integral de riesgos, al ofrecer mecanismos contractuales que permiten mitigar la exposición a variables clave.
Estos contratos, cuyo valor se vinculan al comportamiento de activos subyacentes como divisas, tasas de interés o materias primas, blindan contra condiciones adversas de mercado, y permiten a
las empresas proteger sus márgenes, dar certidumbre a sus flujos de caja o bien mejorar su planeación financiera.
Entre los instrumentos más utilizados destacan los Forwards, que permiten pactar un tipo de cambio fijo para la compra o venta futura de divisas; los Swaps, que permiten cubrir, fijando la tasa de interés de créditos a tasa variable sin el pago de una prima y son particularmente útiles en esquemas de financiamiento a mediano
y largo plazo; y los CAPs, que permiten fijar un techo máximo de tasa a pagar, a cambio del pago de una prima.
Para aprovechar estos instrumentos, las empresas deben acompañarse de equipo y/o asesores expertos que les ayuden a diseñar y atender sus necesidades específicas de cobertura, con estructuras hechas a la medida.
Cobertura y certidumbre
Más allá de su estructura técnica, el verdadero desafío en torno a los instrumentos derivados no reside en su diseño, sino en superar los estigmas que aun los rodean. Persiste la percepción de que su uso implica especulación o riesgos excesivos. Sin embargo, en la práctica, una implementación responsable y estratégica constituye un acto de disciplina financiera.
No se trata de buscar las mejores condiciones de mercado sino de cubrirse ante fluctuaciones, ya que mantener una posición descubierta puede resultar contraproducente y representar riesgos incalculables.
Un ejemplo concreto, es el de una empresa mexicana que importa maquinaria desde Europa. Ante la exposición al tipo de cambio en el peso/euro, cualquier depreciación del peso podría traducirse en un encarecimiento significativo de sus costos.
Para mitigar ese riesgo, se puede recurrir a un contrato Forward que permite fijar desde hoy el tipo de cambio al que se liquidará la operación en los próximos meses. Esta estrategia elimina la incertidumbre cambiaria, protege los márgenes y permite una planeación financiera más precisa.
Otro caso frecuente se da cuando una organización accede a financiamientos de mediano o largo plazo, referenciados a la Tasa TIIE de Fondeo.
Esta condición podría comprometer la suficiencia de los flujos de efectivo en un entorno de alza de tasas. A través de un Swap de Tasa de Interés es posible intercambiar la tasa variable del crédito por una tasa fija, eliminando así la exposición al riesgo de tasa y generando certidumbre financiera a lo largo del proyecto que se esté financiando.
La TIIE de Fondeo es la tasa de interés interbancaria de equilibrio calculada por el Banco de México, y se utiliza como referencia para las tasas de interés en el mercado financiero. Se basa en transacciones observadas en el mercado, y está diseñada para ser libre de riesgo, alineándose con los estándares internacionales.
La TIIE se determina como la mediana ponderada por volumen de las tasas de interés pagadas en las transacciones de fondeo en el país, excluyendo operaciones entre instituciones de un mismo grupo financiero.
Los ejemplos simples expuestos reflejan que los derivados financieros, lejos de ser herramientas complejas o exclusivas de grandes corporativos o entidades financieras, pueden integrarse de forma estratégica en la operación diaria de las empresas que buscan proteger su rentabilidad, fortalecer su planeación y mitigar los riesgos inherentes al entorno económico.
Los instrumentos derivados constituyen una herramienta clave en la arquitectura financiera moderna. El uso de estas estructuras, respaldado por una política de gestión de riesgos robusta, no solo mitiga la exposición a variables críticas, sino que optimiza la planeación financiera y fortalece la toma de decisiones estratégicas.
Para los lideres financieros que priorizan la estabilidad y la eficiencia en sus operaciones, contar con un aliado estratégico marca la diferencia.
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*Miguel Ángel es director ejecutivo de mercados de Banca Transaccional en Grupo Financiero Banorte. Su trayectoria profesional abarca más de 28 años y ha desempeñado varios cargos estratégicos en áreas de Tesorería, Mesa de Dinero, Banca Privada, Corresponsalía y Asset Management, tanto en instituciones de México como del extranjero.
Es Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Anáhuac del Norte. Cuenta con una especialización en Mercado de Dinero por la BMV y un postgrado en Alta Dirección de Empresas por el IPADE.
-Las opiniones expresadas por el autor son personales e independientes de sus funciones en Grupo Financiero Banorte.