Comunidad Fortuna | Cifras de pobreza 2024 y dudas programáticas

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 44 segundos

La diferencia en la magnitud de los descensos de los indicadores principales sugiere un sesgo metodológico: los nuevos filtros en el juicio de acceso potencial que impone cierta variable, y los requisitos de detalle en los códigos de afiliación, pueden estar “expulsando” hogares con respuestas parciales del cómputo de cobertura.

-Para revertir esta deriva, el INEGI debe retomar la arquitectura modular que hacía accesible cada dimensión de pobreza, documentar exhaustivamente cada renombre y condición metodológica, restituir variables espejo o generar equivalencias, y ofrecer un repositorio público con control de versiones y pruebas automatizadas.

 

*Por Rodolfo Ostolaza, subdirector de Estudios Económicos de Banamex

El origen del Módulo de Condiciones Socioeconómicas

En noviembre de 2016, el INEGI fusionó el Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) directamente en el cuestionario principal de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), tras haberlo levantado de manera paralela desde 2008.

Ese apéndice de casi 200 preguntas, financiado con cerca de 100 millones de pesos por la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), amplió la muestra a 80 mil hogares para profundizar la información sobre equipamiento, patrones de consumo y acceso a servicios básicos de los encuestados.

Sin embargo, la integración desplazó variables esenciales —como la afiliación a instituciones de salud y las tablas de gasto no monetario— a nuevas secciones del cuestionario, cortando de raíz la conexión automática con la serie 2008–2014.

La fractura de la serie obligó al Coneval a diseñar un “Modelo Estadístico 2016” para intentar recrear de manera ad hoc la comparabilidad anterior, aunque sin alcanzar la transparencia ni la modularidad originales. Las ediciones posteriores siguieron haciendo ajustes sucesivos: en 2018 se actualizaron los periodos de referencia de gasto, se incorporaron preguntas sobre acceso a internet y telefonía y se redefinieron filtros de hogar; y en 2020, ante la pandemia de COVID-19, se introdujo un esquema mixto de captación (electrónica y telefónica) que alteró formatos de pregunta, pesos muestrales y criterios de validación. Cada uno de estos ajustes complejizó aún más la construcción de un solo hilo histórico que atravesara toda la serie de la ENIGH.

 

Las mutaciones en los cuestionarios: de 2022 a 2024

La ENIGH 2022 incluía la variable pop_insabi para medir la afiliación al Instituto de Salud para el Bienestar o al antiguo Seguro Popular, junto con un indicador que registraba si la persona recibió atención médica en los últimos meses. Bajo ese esquema, Atemed reflejaba la experiencia real de uso de servicios, registrando si hubo atención, y si no.

En la edición 2024, sin embargo, pop_insabi desapareció (a cambio apareció IMSS bienestar) y las opciones de afiliación se agruparon en códigos sin equivalente directo. Atemed pasó a medir el acceso potencial antes que el uso efectivo: Esto es, ahora indaga si “podría recibir atención en caso de necesidad”, sin valorar la frecuencia de consulta ni la modalidad real. Ese cambio convierte el indicador en un juicio de derecho posible, en lugar de un reflejo directo de la experiencia.

En el módulo de ingresos también se hicieron mutaciones decisivas. El filtro para trabajo subordinado (pres_2, que aislaba las remuneraciones de empleados asalariados) quedó obsoleto; el aguinaldo (P009: “¿Recibió aguinaldo en el trimestre?” y P016: “¿Cuál fue su monto?”) se integró al salario base; y el ingreso no monetario en especie y regalos, antes reportado en tablas independientes con deflactores propios, se fusionó en un único total de ingreso corriente según la Clasificación del Consumo Individual por Finalidades (CCIF) 2018.

Al mismo tiempo, la definición de materiales y servicios en la vivienda se redefinió: el material del piso (mat_pisos) pasó a agrupar tierra, cemento y cerámica bajo categorías distintas, el suministro de agua entubada (agua_ent) dejó de medirse como variable de continuidad, y la disponibilidad de electricidad (disp_elect) dejó de considerarse por separado, fusionándose con “otros servicios”. Estas alteraciones no solo reestructuran filtros y umbrales, sino que añaden capas de ambigüedad al momento de comparar con ediciones anteriores.

 

De la transparencia del Coneval al monolito del INEGI

El código de Coneval para medir la pobreza con base en la ENIGH 2022 estaba organizado en secciones independientes por dimensión de pobreza: cada una —desde el rezago educativo hasta la seguridad alimentaria y la vivienda— disponía de su propio bloque de código, comentarios pormenorizados y variables espejo diseñadas para preservar la comparabilidad histórica. Esa arquitectura facilitaba la auditoría ciudadana, las pruebas unitarias y el control de versiones, además de que permitía ejecutar segmentos de código en forma aislada.

En contraste, el código que presentó INEGI para medir la pobreza con base en la ENIGH 2024, con más de 3 mil líneas con renombres sintácticos y lógica atomizada, además de escasa documentación metodológica, parece anacrónico.

La ausencia de funciones reutilizables y notas explicativas impide entender el propósito de cada transformación, dificulta el aislamiento de pasos para pruebas automatizadas y añade costos computacionales elevados en tiempo de ejecución y uso de memoria.

Así, la trazabilidad de la serie queda relegada a un ejercicio de ingeniería inversa, erosionando la capacidad de validación independiente y convirtiendo la revisión en una tarea complejísima para analistas externos.

 

La sombra de la incomparabilidad: cifras y carencias

Los resultados oficiales indican que la pobreza multidimensional cayó de 36.3% en 2022 a 29.6% en 2024 (de 46.8 millones a 38.5 millones de personas), mientras la carencia por acceso a servicios de salud disminuyó de 39.1% a 34.2%.

Sin embargo, la diferencia en la magnitud de estos descensos sugiere un sesgo metodológico: los nuevos filtros en el juicio de acceso potencial que impone la variable atemed y los requisitos de detalle en los códigos de afiliación pueden estar “expulsando” hogares con respuestas parciales del cómputo de cobertura.

Otras carencias muestran patrones igualmente enrevesados. La de seguridad social apenas se movió pese al despliegue del IMSS-Bienestar, la calidad de la vivienda registró un incremento de 1.2 puntos impulsado, al parecer, más por la redefinición del material del piso (mat_pisos), el suministro de agua entubada (agua_ent) y la disponibilidad de electricidad (disp_elect) que por mejoras tangibles; los servicios básicos descendieron 2.5 puntos, pero la fusión de indicadores dificulta atribuirlo a realidades concretas.

La carencia alimentaria se redujo de 15.4% a 13.8% en parte porque el gasto en especie quedó subsumido en otros rubros. Sin un mapa de correspondencias ni variables espejo, ignoramos cuántos hogares ganaron o perdieron acceso, o cuántos quedaron fuera del conteo.

 

-Los riesgos de un monopolio estadístico-

El traspaso del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) del Banco de México al INEGI, consumado en julio de 2011 tras la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica de 2008, fue positivo porque separó la medición respecto de la evaluación, fortaleciendo la neutralidad de ambas funciones.

Lo contrario ocurre con la medición de la pobreza: el diseño de cuestionarios, la recolección y tratamiento de microdatos y la propia medición se han concentrado en una sola institución, sin articulación modular ni auditoría independiente.

Para revertir esta deriva, el INEGI debe retomar la arquitectura modular que hacía accesible cada dimensión de pobreza, documentar exhaustivamente cada renombre y condición metodológica, restituir variables espejo o generar equivalencias, y ofrecer un repositorio público con control de versiones y pruebas automatizadas.

Asimismo, resulta imprescindible la creación de un órgano auditor externo, integrado por expertos académicos y representantes de la sociedad civil, que certifique la continuidad metodológica y la objetividad de los resultados, además del Comité recientemente formado.

Solo devolviendo esta medición a la transparencia y al escrutinio ciudadano se conservará su valor como espejo fiel de la realidad social, no como un relato moldeado por intereses institucionales, de tal manera que permanezca intacta la excelente reputación del INEGI, a nivel nacional y global.

 

******

 

*Rodolfo es subdirector de Estudios Económicos de CitiBanamex, donde se encarga de dar seguimiento a los sectores real y externo de la economía mexicana.

Tiene una Maestría en Economía de El Colegio de México, una Licenciatura en Finanzas de la Universidad Tecnológica de México, y una Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Anteriormente, fue economista senior en el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos. También desempeñó los cargos de jefe de la sección de estadísticas de comercio internacional en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El ejecutivo también estuvo al frente de la Dirección de Insumo Producto en el INEGI, y fue jefe de la Oficina de Medición de los Sectores Primario y Terciario del Banco de México (Banxico).

Artículo anteriorPermisos e inicios de construcción de viviendas unifamiliares en EU aumentan en julio
Artículo siguienteColoca Fitch en default a Metrofinanciera
Rodolfo Augusto Ostolaza Berman,
Rodolfo es subdirector de Estudios Económicos de Banamex, donde se encarga de dar seguimiento a los sectores real y externo de la economía mexicana. Tiene una Maestría en Economía por El Colegio de México, una Licenciatura en Finanzas por la Universidad Tecnológica de México, y una Licenciatura en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Anteriormente, fue economista senior en el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos. También desempeñó los cargos de jefe de la sección de estadísticas de comercio internacional dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Rodolfo estuvo además al frente de la Dirección de Insumo Producto en el INEGI, y fue jefe de la Oficina de Medición de los Sectores Primario y Terciario en el Banco de México (Banxico).