Cambio en Coca-Cola reconfiguraría el mercado edulcorantes: EE.UU. no produce suficiente caña, México en ventaja – ENFOQUE

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este miércoles que la empresa Coca-Cola aceptó sustituir el jarabe de maíz

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este miércoles que la empresa Coca-Cola aceptó sustituir el jarabe de maíz por azúcar de caña en sus bebidas producidas en el país, tras mantener conversaciones con la compañía. El anuncio fue respaldado por el movimiento Make America Healthy Again (MAHA), que impulsa una agenda de reforma en los ingredientes usados en alimentos y bebidas procesadas bajo el argumento de mejorar la salud pública.

Más allá de la salud: Un cambio complejo y costoso

Sin embargo, expertos señalan que el JMAF 55 (con 55% de fructosa) es ampliamente utilizado por la industria de bebidas en EE. UU. debido a su bajo costo frente al azúcar de caña. Por ello, señalaron que modificar la fórmula de las bebidas para eliminar el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) también implicaría reconfigurar las cadenas de suministro y enfrentar un incremento sustancial en los costos. 

Heather Jones, analista de Heather Jones Research, estimó que un cambio total de JMAF a azúcar de caña solo en Coca-Cola podría representar un aumento de costos superior a los 1,000 millones de dólares, debido a la diferencia de precios entre ambos insumos y a la posible presión sobre los mercados azucareros.

“El jarabe de maíz se adoptó por razones económicas”, señaló Sterk. “Un cambio de este tipo implicaría reformulación, nuevos etiquetados, y una fuente de suministro distinta que podría no ser suficiente para cubrir la demanda”.

Aunado a esto, la CRA señaló que la onda expansiva económica resultante provocaría la pérdida de empleos rurales y tendría importantes consecuencias económicas para las comunidades de todo el país

En este sentido, la Asociación de Refinadores de Maíz, eliminar el JMAF del suministro alimentario nacional podría reducir el precio del maíz hasta en 34 centavos por bushel, generando pérdidas de ingresos agrícolas por hasta 5,100 millones de dólares.

Cada libra de jarabe de maíz requiere aproximadamente 2.5 libras de maíz para su producción. Un cambio de escala nacional afectaría directamente a los productores de este cereal, al tiempo que aumentaría la necesidad de importar azúcar de caña, ya que la producción nacional no alcanzaría para cubrir la demanda.

La compañía ya comercializa en algunos mercados, como México, versiones de sus bebidas endulzadas con azúcar de caña, un ejemplo es que en Estados Unidos, algunas tiendas ofrecen ediciones importadas, etiquetadas como “Coca-Cola mexicana”.

¿Por qué la Coca-Cola mexicana sabe diferente a la de Estados Unidos?

En Estados Unidos, Coca-Cola utiliza jarabe de maíz de alta fructosa tipo 55 (HFCS-55), una mezcla compuesta por 55% fructosa y 45% glucosa. En cambio, la versión mexicana de Coca-Cola está endulzada con azúcar de caña (sacarosa).

Aunque ambos ingredientes endulzan, su composición química y la forma en que interactúan con las papilas gustativas de las personas influyen en la experiencia sensorial;; mientras la sacarosa se descompone naturalmente durante la digestión, el jarabe de maíz ya contiene sus azúcares separados, lo que genera una sensación de dulzura más “afilada” o directa.

“El jarabe de maíz y el azúcar pueden parecer similares, pero tienen diferencias notables en cómo se perciben en boca”, explica el estudio de John S. White publicado en The American Journal of Clinical Nutrition (2008), uno de los análisis más citados sobre este tema.

En este sentido Una investigación realizada por el Departamento de Ciencia de los Alimentos de la Universidad de California (Journal of Food Science, 2012), encontró que los consumidores eran capaces de detectar diferencias de sabor entre bebidas endulzadas con azúcar de caña y aquellas hechas con JMAF, incluso en pruebas ciegas; entre los hallazgos, se reportaron diferencias en la percepción de dulzura, frescura y retrogusto.

“Los participantes describieron la Coca-Cola con azúcar como más redonda, mientras que la de jarabe de maíz era más dulce al inicio, pero con un regusto más persistente”, señala el estudio encabezado por el investigador J.X. Guinard.

¿Qué dice Coca-Cola?

La propia empresa ha reconocido públicamente las diferencias. En declaraciones anteriores y en su sitio oficial, Coca-Cola ha confirmado que su fórmula varía según la región, y que en algunos mercados, como México, se utiliza azúcar de caña en lugar de jarabe de maíz.

“La Coca-Cola mexicana contiene azúcar de caña en lugar de jarabe de maíz de alta fructosa. Algunas personas dicen que pueden notar una diferencia en el sabor”, reconoce la compañía en su portal estadounidense.

Por lo anterior, en Estados Unidos algunas tiendas ofrecen botellas de Coca-Cola importadas de México, etiquetadas como “Mexican Coke” y presentadas como una alternativa “más auténtica” o “como antes”.

La declaración de Trump y el respaldo del movimiento Make America Healthy Again (MAHA) han generado especulación entre los analistas sobre un posible cambio en la industria de los alimentos;  pero además, expertos señalan que si Coca-Cola concreta su transición hacia el azúcar de caña local, y si PepsiCo sigue el mismo camino, esto podría alterar también las cadenas de suministro e incluso los hábitos de consumo.

¿Estados Unidos tiene suficiente azúcar?

El posible reemplazo del jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña en bebidas como Coca-Cola y Pepsi, anunciado por el presidente estadounidense Donald Trump, podría enfrentar barreras estructurales significativas: Estados Unidos no produce suficiente azúcar de caña para abastecer a su industria alimentaria, y un cambio a gran escala requeriría incrementar sus importaciones, abriendo una ventana de oportunidad para proveedores como México.

Datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) muestran que la producción total de azúcar de caña en el país fue de aproximadamente 4.04 millones de toneladas entre 2023 y 2024, es decir, menos de la mitad del azúcar total que produce EE.UU., siendo el resto derivado de remolacha azucarera.

Los únicos estados que cultivan caña de azúcar a escala comercial son Florida, Louisiana y Texas; Florida produjo en promedio 2.06 millones de toneladas entre 2017 y 2021; Louisiana, 1.78 millones; y Texas apenas 143 mil. 

Por su parte, Hawái dejó de producir caña de azúcar en 2016, tras más de un siglo de actividad.

Estas cifras de producción dificultarían que los fabricantes de bebidas como Coca-Cola y Pepsi puedan abastecerse exclusivamente de caña nacional, en caso de prescindir del jarabe de maíz, cuya producción es mucho más estable y abundante, pero también más costosa 

¿Cuál será el impacto para México?

Ante este escenario, Estados Unidos tendría que importar más azúcar de caña si el cambio de insumo se implementa de forma masiva; actualmente, las importaciones de azúcar al país oscilan entre 2.9 y 3 millones de toneladas anuales, con México como uno de los principales proveedores, bajo un acuerdo bilateral que regula volúmenes y precios para evitar prácticas desleales.

Entre 2023 y 2024, México exportó alrededor de 1.1 millones de toneladas a Estados Unidos, según datos del portal especializado Czapp. Un eventual incremento en la demanda estadounidense podría traducirse en mayores oportunidades comerciales para el sector cañero mexicano, particularmente en estados como Veracruz, Jalisco y San Luis Potosí.

No obstante, el acceso al mercado estadounidense sigue limitado por los cupos establecidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y el acuerdo de suspensión azucarero vigente, lo que implica que México solo podría beneficiarse plenamente si se renegocian esas condiciones.

Implicaciones regionales

El posible cambio de insumo en la industria de bebidas también podría generar impactos en el mercado agroalimentario regional. Si el uso del jarabe de maíz disminuye, los precios del maíz en EE.UU. podrían caer, afectando a productores locales. Esto, a su vez, podría alterar las cadenas de comercio de maíz y fructosa que también involucran a México.

Además, un aumento global en la demanda de azúcar de caña podría presionar los precios internacionales, afectando tanto a exportadores como a consumidores mexicanos, ya que muchas empresas nacionales también dependen del azúcar como insumo.

¿Un giro saludable con efectos geopolíticos?

Mientras Trump y Kennedy Jr. impulsan esta reforma como una estrategia de salud pública, los expertos advierten que sus efectos agrícolas y comerciales podrían ser importantes, tanto dentro de EE.UU. como en su relación con países vecinos.

Para México, el cambio podría representar un reto logístico y comercial, pero también una oportunidad para reposicionarse como proveedor estratégico en un mercado clave. 

 

 

 

 

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