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Con un precio mínimo garantizado y nueva inversión estatal, Washington busca reducir la dependencia de China en tierras raras y capitalizar el auge de la demanda impulsado por la transición energética.
Estados Unidos formalizó un nuevo capítulo en su estrategia industrial para asegurar el abastecimiento de tierras raras, con un acuerdo que convierte al Departamento de Defensa en el principal accionista de MP Materials, único productor nacional de estos minerales estratégicos, con una participación del 15%.
El plan incluye también la fijación de un precio mínimo garantizado para los elementos más utilizados en la fabricación de imanes permanentes, clave para vehículos eléctricos, turbinas eólicas y sistemas de defensa.La medida busca contrarrestar el dominio de China en el sector, que concentra más del 90% del procesamiento mundial de tierras raras y mantiene precios bajos que han desincentivado la inversión en otros países.
El nuevo esquema estadounidense establece un piso de 110 dólares por kilogramo para el neodimio y praseodimio (NdPr), muy por encima del precio actual de mercado, que ronda los 63 dólares por kilo.
MP Materials, con sede en Las Vegas, produce actualmente tierras raras desde su mina en California y espera iniciar la producción de imanes a escala comercial en su planta de Texas a finales de este año. Con el respaldo del Pentágono, la empresa prevé escalar su capacidad inicial de 1,000 toneladas métricas a 3,000 toneladas por año, y construir una segunda planta en EE. UU. que elevaría su producción total a 10,000 toneladas anuales.
Esta cifra igualaría el consumo estimado de imanes permanentes en Estados Unidos en 2024.
El acuerdo incluye una cláusula mediante la cual el Departamento de Defensa pagará la diferencia si el precio de mercado cae por debajo de los 110 dólares por kilo. En caso de que el precio supere ese umbral, el gobierno federal recibirá el 30% de las ganancias adicionales.
Aunque el respaldo estatal ha sido bien recibido por inversionistas y desarrolladores de tierras raras, también abre un nuevo escenario para los fabricantes, que podrían enfrentar mayores costos.
Hasta ahora, muchos consumidores industriales en EE. UU., como las armadoras automotrices, dependen de materiales procesados en Asia, y no está claro si seguirán el mismo camino de inversión directa.
La estrategia también beneficia indirectamente a otros actores del sector. Empresas como Aclara Resources, que desarrolla minas en Chile y Brasil y proyecta una planta de separación en Estados Unidos, ven en el nuevo precio de referencia una oportunidad para afianzar su viabilidad financiera. En Europa, la firma química Solvay, que anunció una expansión de su capacidad de procesamiento en abril, también podría verse favorecida, aunque ha evitado pronunciarse sobre el tema.
Más allá de los movimientos inmediatos, el trasfondo es la acelerada transformación global de la demanda; según proyecciones recientes, el consumo mundial de imanes permanentes podría superar las 607,000 toneladas métricas hacia 2035, con Estados Unidos liderando el crecimiento anual porcentual, a una tasa de 17%. Buena parte de esta expansión estará impulsada por la electrificación del transporte y el despliegue masivo de energías renovables.
Sin embargo, la dependencia estructural de China persiste. Solo en 2024, se estima que EE. UU. importará unas 30,000 toneladas métricas de imanes ya integrados en productos ensamblados, lo que complica cualquier aspiración de autosuficiencia a corto plazo.
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