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La amenaza de paros masivos en la industria automotriz internacional comenzó a borrarse tras la firma de un acuerdo entre China y Estados Unidos que busca agilizar las exportaciones de tierras raras, minerales esenciales para la fabricación de imanes utilizados tanto en autos eléctricos como en tecnologías de defensa.
El pacto, confirmado por ambas partes y negociado en Londres a principios de mes, no modifica el sistema chino de licencias pero sí establece un marco para acelerar los permisos de exportación, sobre todo hacia empresas estadounidenses que han sido usuarias regulares de estos materiales.
“Ahora estoy seguro… los imanes fluirán. Esto es una desescalada”, afirmó este jueves el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent.
Las tierras raras, específicamente los imanes fabricados con estos minerales, tienen aplicaciones críticas en sectores estratégicos, incluyendo la industria militar. Sin embargo, el suministro había sido restringido por China desde abril como parte de sus represalias por nuevos aranceles impuestos por Washington. Esto provocó una caída del 75% en las exportaciones chinas y desencadenó detenciones de producción en Asia, Europa y América del Norte.
Según Bessent, el acuerdo asegura que se agilizarán los envíos de estos insumos para compañías que ya los recibían con regularidad. No obstante, la empresa estadounidense Dexter Magnetic Technologies, que abastece a sectores vinculados a la defensa, apenas ha recibido cinco de las 180 licencias que solicitó desde abril.
“Es un retraso prolongado”, dijo su director ejecutivo, Kash Mishra. “Y ninguna de esas licencias ha sido para componentes militares”.
Aunque ni la Casa Blanca ni el Ministerio de Comercio de China ofrecieron detalles del mecanismo operativo, ambos gobiernos señalaron que se implementará conforme a la legislación vigente y al entendimiento alcanzado en las conversaciones de Ginebra.
En paralelo, funcionarios chinos han seguido evaluando el destino final de los minerales, especialmente en lo que respecta a su posible uso militar, lo que ha ralentizado las autorizaciones.
Del lado europeo, el flujo de licencias también ha mostrado una mejoría: el porcentaje de permisos emitidos para proveedores automotrices aumentó del 25% al 60% en las últimas semanas, según Nils Poel, jefe de asuntos de mercado de la asociación CLEPA.
“La sensación es que probablemente aún tendremos producción en julio y que el impacto será manejable”, dijo. Aunque cientos de solicitudes siguen pendientes, especialmente aquellas que involucran a terceros países como India o usuarios finales en EE.UU., la expectativa es que se evitarán cierres generalizados.
El acuerdo ocurre en medio de un contexto tenso de guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo. A principios de mes, el presidente Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping sostuvieron una llamada que desbloqueó las negociaciones, después de que Pekín suspendiera exportaciones clave y EE.UU. impusiera nuevos controles tecnológicos.
Aun con el flujo de minerales parcialmente restaurado, el episodio dejó claro el nivel de dependencia global respecto a China en la cadena de suministro de tierras raras. También evidenció la fragilidad de sectores clave como la automotriz, la aeroespacial, la industria de semiconductores y la defensa ante decisiones políticas y comerciales entre potencias.
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