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En el marco del ciclo de conferencias “Rescate, defensa y revalorización de los ejidos y comunidades agrarias”, el subsecretario de Turismo de México presentó por primera vez el Programa Nacional de Turismo Comunitario, una estrategia que busca reconocer, fortalecer y expandir las iniciativas turísticas gestionadas directamente por comunidades y ejidos en todo el país.
Durante su participación en la primera conferencia titulada “Turismo comunitario, una alternativa para el rescate y revalorización de los ejidos y comunidades agrarias”, el funcionario subrayó que esta política marca un parteaguas en la relación del Estado mexicano con los territorios de propiedad social, que representan más del 50% del país.
“El turismo comunitario puede ser una herramienta para que las comunidades tengan una alternativa económica sostenible, que preserve sus recursos naturales y fortalezca su autonomía”, afirmó el subsecretario.
De la invisibilidad al reconocimiento
Aunque muchas comunidades han desarrollado proyectos turísticos desde hace décadas, el subsecretario enfatizó que el Estado mexicano no contaba con una política pública que reconociera ni apoyara específicamente al turismo comunitario. A diferencia del ecoturismo tradicional, que a menudo es operado por grandes empresas, el modelo comunitario implica que la propiedad, gestión y beneficios permanezcan en manos de las propias comunidades.
“Queremos romper con la lógica en la que el turismo beneficia solo a unos cuantos. La visión de la presidenta Sheinbaum es de prosperidad compartida: que las comunidades se incorporen de forma protagónica en la cadena de valor del turismo”, expresó.
Distintivo comunitario y combate a la apropiación cultural
Uno de los elementos clave del nuevo programa será la creación de un distintivo oficial que identifique a los prestadores de servicios turísticos auténticamente comunitarios. Este sello permitirá a los viajeros identificar si su experiencia está gestionada por una comunidad, al tiempo que servirá como herramienta contra la apropiación cultural, un fenómeno creciente en regiones como Yucatán.
“Hay empresas privadas que simulan ser comunidades, construyen escenografías para aparentar autenticidad indígena. Eso no es necesario: si alguien quiere conocer una comunidad, que vaya a una comunidad real. No necesitamos disneylandización de lo indígena”, puntualizó el funcionario.
Hacia el decreto presidencial y una guía nacional de experiencias
El programa contempla el desarrollo de lineamientos oficiales, que serán publicados el 4 de julio en 11 lenguas indígenas, y el fortalecimiento de capacidades locales. En colaboración con UNESCO y gobiernos estatales, ya se elabora una guía nacional de experiencias de turismo comunitario, comenzando en ocho estados: Nayarit, Puebla, Hidalgo, Baja California, Michoacán, Oaxaca, Morelos y Yucatán.
Además, el subsecretario adelantó que se trabaja con plataformas digitales para facilitar la comercialización de estas experiencias y reducir costos de operación para las comunidades. La convocatoria nacional para sumar nuevas experiencias comunitarias se abrirá el 11 de julio.
Polos de turismo con rostro comunitario
Como parte de la estrategia, se busca crear “polos de desarrollo turístico comunitario”: territorios donde la mayor parte de los servicios consumidos por el visitante, alimentos, hospedaje, transporte, guías, actividades, estén vinculados directamente con la comunidad anfitriona.
“El reto es lograr que el turismo deje una derrama real en las comunidades. Que la comida que se venda sea hecha con productos locales, que los recuerdos sean artesanías auténticas, que la cadena de valor sea comunitaria desde el origen hasta el destino”, concluyó el subsecretario.
La Secretaría de Turismo trabajará de la mano con la Procuraduría Agraria, el INPI y autoridades comunitarias para garantizar el reconocimiento, acompañamiento y certificación de estas iniciativas en todo el país. La visión, sostuvo, es clara: construir un modelo turístico justo, sostenible e intercultural, alineado con los principios de la Cuarta Transformación.
Paraísos indígenas: modelo de turismo con justicia, identidad y sostenibilidad
Durante su participación en la Conferencia #1 del ciclo “Rescate, defensa y revalorización de los ejidos y comunidades agrarias”, la maestra Erika Poblano Sánchez, originaria de Malinaltepec, Guerrero, presentó la visión y las acciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en torno al fortalecimiento de las economías indígenas a través del turismo comunitario y de naturaleza.
Con más de 15 años de experiencia en temas de género, derechos colectivos e interculturalidad, Poblano encabeza actualmente la Coordinación General de Fomento a la Economía Indígena del INPI, desde donde impulsa un enfoque de desarrollo con base en el reconocimiento legal, cultural y económico de los pueblos indígenas y afromexicanos.
Turismo con rostro comunitario y base legal
Desde una perspectiva normativa y política, la funcionaria subrayó que todas las acciones del INPI están alineadas con el marco constitucional reformado el 30 de septiembre de 2024, así como con el Plan Nacional de Desarrollo, que prioriza la inclusión de pueblos y comunidades históricamente marginadas. En ese marco, explicó, se promueven principios como:
- Planeación participativa, con decisiones tomadas en asambleas comunitarias;
- Enfoque de derechos colectivos, donde las comunidades controlan sus territorios y recursos
- Equidad en beneficios, para garantizar la distribución justa de ingresos y fortalecer empresas indígenas;
- Sostenibilidad ambiental y cultural, con una visión integral del entorno y de los saberes tradicionales.
“La toma de decisiones debe surgir desde las asambleas. No estamos hablando solo de proyectos turísticos, sino de proyectos de vida que fortalezcan la identidad y la autonomía comunitaria”, destacó Poblano.
PROVIPI: apoyo técnico y económico
Para concretar estos principios, el INPI opera el Programa para el Bienestar Integral de los Pueblos Indígenas (PROVIPI), que incluye apoyos a proyectos turísticos comunitarios bajo cuatro modalidades: planeación, infraestructura, equipamiento y consolidación. Las comunidades pueden obtener recursos para actividades como senderismo, observación de aves, recorridos culturales, medicina tradicional o incluso la construcción de cabañas si así lo deciden.
“Muchas veces se piensa que hacer turismo es construir cabañas, pero no siempre es necesario. El turismo puede partir de la riqueza natural y cultural que ya existe en el territorio”, aclaró la funcionaria.
Identidad con sello y personalidad jurídica
Uno de los ejes clave de la estrategia del INPI es el fortalecimiento de la identidad indígena a través de sellos distintivos como Paraísos Indígenas y Manos Indígenas, Calidad Mexicana. Ambos están registrados ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial y buscan dar visibilidad a los productos y servicios ofrecidos por comunidades indígenas en todo el país.
A la par, el Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, también coordinado por el INPI, se ha convertido en un instrumento legal que permite a más de 16 mil comunidades acreditar personalidad jurídica sin necesidad de constituirse como cooperativas. Esto les permite solicitar recursos, emitir facturas, obtener constancias fiscales ante el SAT y ejercer su autonomía administrativa.
“El catálogo y sus constancias permiten que las comunidades no tengan que adaptarse a modelos ajenos como las cooperativas, que muchas veces han sido vistas solo como un trámite”, explicó.
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