Redada migratoria en Omaha y cierre de exportaciones mexicanas encienden alertas en la industria cárnica de EE. UU.

La redada migratoria realizada el martes por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en la planta procesadora de Glenn Valley Foods encendió las alarmas en el sector cárnico estadounidense, que ya enfrenta una histórica escasez de mano de obra.

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La redada migratoria realizada el martes por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en la planta procesadora de Glenn Valley Foods encendió las alarmas en el sector cárnico estadounidense, que ya enfrenta una histórica escasez de mano de obra. Empresarios y analistas advierten que la detención de al menos 74 trabajadores ha paralizado gran parte de la producción y podría afectar la cadena de suministro de carne en un momento especialmente crítico: además de la crisis laboral, la industria lidia con la suspensión temporal de las exportaciones de carne mexicana a Estados Unidos por un brote de gusano barrenador detectado en la frontera sur, lo que restringe aún más el abasto de carne en el país.

La empresa, con sede en Omaha, operaba el miércoles con apenas el 30 % de su plantilla. El impacto inmediato: una caída drástica en la producción de los productos que abastecen a supermercados y restaurantes, incluyendo filetes, pollo y carnes en conserva.

Chad Hartmann, presidente de Glenn Valley Foods, detalló que, además de los detenidos, varios empleados no se presentaron a trabajar al día siguiente por temor o trauma. En total, la producción descendió a un 20 % de su capacidad habitual.

La reacción del sector ha sido inmediata; comerciantes de ganado expresaron su inquietud ante la posibilidad de que nuevas redadas afecten la operación de otras plantas procesadoras, frenando la compra de ganado a los productores.

 Esta incertidumbre presionó a la baja los futuros del ganado en la Bolsa Mercantil de Chicago, que venían de registrar niveles récord por la disminución del hato ganadero nacional, el más bajo en 70 años, tras años de sequía y altos costos de insumos.

“Sin duda habrá nerviosismo sobre la evolución de la situación laboral en el futuro”, advirtió Matt Wiegand, corredor de materias primas en FuturesOne.

El episodio ocurre en un contexto de intensificación de las políticas migratorias del presidente Donald Trump, cuyo gobierno ha priorizado las deportaciones a gran escala. Las imágenes difundidas por el ICE muestran a los agentes esposando a trabajadores por manos y tobillos dentro de la planta.

Paralelamente, se han registrado protestas en ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Atlanta, tras nuevas detenciones de migrantes en almacenes y fábricas.

La presidenta del Instituto de la Carne, Julie Anna Potts, recordó que la escasez de trabajadores en el sector no es nueva, pero se agudizó tras la pandemia de COVID-19, cuando empresas como Tyson Foods se vieron obligadas a cerrar temporalmente plantas por falta de personal.

Según el Centro de Investigación Económica y Política, más de la mitad de los trabajadores en plantas cárnicas de EE. UU. son inmigrantes, muchos de ellos en situación irregular.

Glenn Valley Foods asegura haber seguido el procedimiento federal para verificación de empleados mediante el sistema E-Verify. No obstante, Hartmann dijo haber sido informado por el Departamento de Seguridad Nacional de que “no existe un sistema mejor”.

Ahora, la empresa enfrenta la difícil tarea de recontratar y entrenar personal, en medio de un entorno incierto y una fuerte presión de mercado.

Un sistema en tensión: también se detienen exportaciones mexicanas

La preocupación empresarial no se limita a las plantas en territorio estadounidense. En paralelo a la redada, el sector enfrenta otra amenaza: la suspensión de las exportaciones de carne mexicana a Estados Unidos, una medida tomada como respuesta a un brote del gusano barrenador del ganado, detectado en la frontera sur. La enfermedad, que afecta gravemente al ganado bovino, ha obligado a las autoridades sanitarias a establecer controles más estrictos y limitar temporalmente el comercio.

México es uno de los principales proveedores de carne al mercado estadounidense, por lo que esta interrupción aumenta la presión sobre la oferta interna en momentos de alta demanda por parte de consumidores y restaurantes.

Para los procesadores en EE. UU., esto implica no solo menos mano de obra disponible, sino también menos carne importada, en un escenario ya afectado por el encarecimiento de insumos y la reducción del hato nacional.

La confluencia de ambos eventos, la paralización por redadas migratorias y la suspensión de exportaciones mexicanas por sanidad animal, pone en jaque la estabilidad del sistema cárnico de Norteamérica, advierten expertos.

Tanto comerciantes como operadores de mercado temen que la continuidad de estos factores derive en mayores costos operativos, menor rentabilidad y desabasto en anaqueles y menús.

 

 

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