Estado de Derecho | Cuando las guerras parecen arancelarias

guerras arancelarias

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 Esfuérzate por mantener las apariencias que el mundo te abrirá crédito para todo lo demás

Winston Churchill

Luis Bartolini EsparzaCuenta X: @LBartoliniE
Luis Bartolini Esparza || Cuenta X: @LBartoliniE

En línea con un par de artículos previos publicados en Revista Fortuna acerca de la actual administración Trump, particularmente el más reciente titulado “América, para los Americanos” en donde planteo la posibilidad de que lo que está sucediendo con las denominadas guerras arancelarias, tiene realmente un trasfondo que va más allá de la consabida importancia económica y comercial, y que básicamente pudiera estribar en ciertas estrategias militares estadounidenses, específicamente frente a las amenazas que suponen China y Rusia; y por ello es que comparto ahora estas reflexiones adicionales.

Imagina un negociador que es famoso por la rudeza con la que busca conseguir sus objetivos en las transacciones, que no duda en utilizar la fuerza y demás medios a su alcance para someter la voluntad de sus contrapartes, sobre todo porque está consciente del poder con que cuenta. Ahora pensemos en una operación cuyas reglas esenciales fueron previamente convenidas por las partes, tiempo atrás a través de otros negociadores; y que este thugh guy abre la primera junta poniendo una pistola sobre la mesa y prácticamente desconociendo todos los acuerdos anteriores, el cowboy como vendedor decide abruptamente subir el precio de la empresa en venta en un 25% ante la sorpresa del grupo de compradores. Obvio, piensan los sorprendidos compradores, -el hombre es rudo y quiere ganar más de lo que se había pactado en principio-, pero además el cowboy impone a los compradores una serie de condiciones como requisito indispensable para seguir en el juego. Hasta aquí, la lógica pareciera meramente económica, va a presionar y presionar hasta conseguir los beneficios económicos que desea, aún a pesar de los compradores y en total inobservancia del acuerdo previo. De repente, se cumplen de buena o mala manera, algunas de las condiciones impuestas y el cowboy decide no subir el precio, por lo menos va a pensarlo por unos días, causando incertidumbre en la parte compradora; pareciera que el experto está dejando mucho del dinero que quería en la mesa. Apenas transcurridos pocos días, anuncia públicamente que las condiciones no se están cumpliendo adecuadamente y el precio va a volver a subir en la transacción, y de hecho, un poco más y para algunos de los compradores en especial, el precio va a subir al doble, al triple o más. Después de varios días de fuerte tensión, el osado vendedor decide de nueva cuenta, no hacer efectivos los incrementos de precio; entonces ¿el rudo jugador está dejando de nueva cuenta dinero en la mesa?, y así sucesivamente, en un estira y afloja en el que ciertos rubros sí se incrementan y otros siguen en suspenso al arbitrio de nuestro famoso thugh guy.

La historia suena conocida, y seguramente ha costado dinero incluso por cuestiones logísticas y aduanales a muchos empresarios de ambos lados de las fronteras, más las volatilidades bursátiles y cambiarias que la publicación de estos avisos han ocasionado, salvo para los que cuenten con una bola de cristal que les permitiera conocer de los mismos antes que las redes sociales, e indirectamente hayan aprovechado esa providencial información para cambiar sus posiciones, pero como las bolas de cristal no existen, seguramente esto no ha sucedido en USA.

Así las cosas, como en el cuento de Pedro y el Lobo, llegará un momento en el que los efectos de la imposición de aranceles de más del 150%, dejarán de tener el mismo efecto y los accionistas del vendedor (electorado e IP) van a exigir mesura; entonces, otra vez llegamos al punto de pensar que este tiburón de los negocios, no sabía lo que hacía, ¿decidió dejar mucho dinero en la mesa en lugar de recogerlo?, no creo que sea así. Marginalmente habrá logrado recuperar algunas fuentes de empleo, tal vez reducido parcialmente su déficit comercial, y la inestabilidad económica que impacta en todo el mundo (incluidos USA y China) es buena coyuntura para recuperar espacios para la economía americana. China es muy grande y poderosa, pero alimentar esa maquinaria cuesta más que la de nuestros vecinos; como siempre he dicho “Toda fortaleza es en sí misma su debilidad” y si China es la gran y altamente tecnificada fábrica del mundo, debe necesariamente vender todo lo que produce en tiempos muy cortos, y esa precisamente es su debilidad y lo que la va a obligar a ceder, los bloqueos pueden ocasionar por una parte falta de insumos, pero sobre todo, la restricción substancial en la demanda podría llevar a un escenario grave de oclusión intestinal o industrial, como usted prefiera, que pudiera colapsar la economía estresando las rígidas estructuras de control social más rápido de lo que pudiera pensarse.

Ahora, regresando al tema que nos ocupa, qué es lo que sucede desde el punto de vista estratégico de seguridad nacional para USA, y por qué considero que no hay que soslayar este tema. En el ya mencionado artículo previo, enuncio la relevancia de ciertas posiciones en Panamá, Groenlandia, e incluso Canadá y México, frente a la posibilidad de un conflicto armado, por lo que expongo más ideas a tener presentes.

En lo convencional y nuclear, aquí algunas cifras de armamento que pueden servir para dimensionar que tanto es tantito entre las potencias. Cabe señalar que, dada la complejidad de su naturaleza, las cifras pueden variar de una fuente de información a otra, habiendo publicaciones de la ONU que estiman un total de 12,500 armas nucleares en el mundo, mientras que en alguna otra de sus publicaciones se llegaron a estimar poco más de 14,000. Hecha la anterior salvedad, citaremos sólo para efectos ilustrativos los siguientes números:

Estados Unidos posee 5,044 ojivas nucleares, más de 2,800 aviones de combate, más de 490 barcos de guerra (11 portaviones), más de 6,000 tanques de guerra, y aprox. 1.3 millones de soldados.

Rusia por su parte, representa 5,580 ojivas nucleares, 1,500 aviones de combate, cerca de 300 barcos de guerra (1 portaviones), 12,000 tanques de guerra y aproximadamente 1 millón de soldados.

El gigante asiático, China tiene aprox. 500 ojivas nucleares, 1,200 aviones de combate, más de 700 barcos de guerra (3 portaviones), 5,000 tanques de guerra y aprox. 2 millones de soldados.

Europa es menos comparable ya que está el UK (225 ojivas nucleares, 160 aviones, 70 barcos, 400 tanques y 150,000 soldados) por una parte y la Unión Europa por la otra, y dentro de esta última, las fuerzas militares no son iguales, aunque sobresalen Francia (290 ojivas nucleares, 300 aviones) y Alemania (2,500 tanques), conjuntamente estos dos países tienen más de 200 barcos y 500,000 soldados.

En cualquiera de los casos, la ONU concluye que el 90% del armamento nuclear del mundo lo poseen Rusia y USA, el resto es de Francia, UK, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte; cuyos ejércitos así como los de Corea del Sur, Japón, Turquía e Italia también serían de considerarse. Pareciera que bajo estos criterios, Rusia sería un rival más poderoso que China por el arsenal nuclear, no así en los demás rubros. Pero aquí la pregunta es, ¿qué tan probable es que estas potencias desaten una conflagración atómica utilizando todo el arsenal que poseen?; hasta el momento pareciera que es poco probable dadas las consecuencias catastróficas para el planeta entero, por lo que de haber nuevos conflictos armados, tenderían a ser mediante armamento convencional, y de nueva cuenta, la importancia estratégica para USA de fortalecer su seguridad continental, y negociar con Rusia y China la definición de sus bloques regionales.

Pausa y especial énfasis en la importancia de la industria automotriz, dentro de todo el torbellino de exigencias y demandas que estamos teniendo en aras de relocalizar industrias en USA. El sector automotriz tiene un peso específico muy relevante en México ya que según el INEGI, representa casi el 5% del PIB y emplea aprox. 1 millón de personas, además del beneficio que implica el desarrollo de proveedores locales y generación de puestos de trabajo calificados, entre otros; y en USA la historia no es muy distinta, aunque pareciera que su representatividad anda alrededor del 3.5% del PIB (indicador que pudiera modificarse en la medida en que regresaran algunas armadoras a ese país). Ahora, volvamos a las motivaciones estratégicas y militares que pudiera tener USA.

Especialmente durante la Segunda Guerra Mundial y ante la imperiosa necesidad de fabricar armamento en los diversos países involucrados en el conflicto, de todas las industrias, el sector que tiene mayor facilidad para reconvertir su producción en líneas de fabricación de aviones de combate, tanques, carros blindados, y otros tipos de armamento, es precisamente el automotriz. Por ejemplo, Ford en su planta de Willow Run tardó 6 meses en reconvertir las líneas de producción llegando a producir en 1942, un bombardero Liberator B-24 cada hora. General Motors hizo lo propio en varias plantas y en aproximadamente 8 meses ya estaba produciendo tanques M4 Sherman y motores para aviones, mientras que Volkswagen adaptó sus instalaciones de Wolfsburg y en un año ya estaba produciendo vehículos militares. Lo mismo sucedió con BMW, Chrysler, Toyota, Rolls Royce y otras armadoras, y esos fueron los tiempos promedio en esas épocas y con la tecnología del momento, podríamos suponer que actualmente, estos tiempos pudieran mejorarse.

Posteriormente, durante el mandato del Presidente Truman, las facultades jurídicas del gobierno de USA frente a escenarios de guerra y otros supuestos críticos se ordenaron mediante la promulgación de la Ley de Producción para la Defensa del 8 de septiembre de 1950 (Defense Production Act), dentro del contexto de la Guerra de Corea y la Guerra Fría, instrumento que básicamente dota de poderes casi plenipotenciarios al presidente, pudiendo ordenar que las capacidades productivas de ciertos sectores de la industria atiendan con prioridad los requerimientos del gobierno e inclusive que reconviertan sus procesos para elaborar los bienes que bajo la emergencia resulten de vital importancia, aún a costa de las pérdidas económicas que ello pueda conllevar. La DPA ha sido invocada en diversas ocasiones, entre otras cosas, para dispersar geográficamente la ubicación de industrias pesadas como el acero y temas de energía, para mitigar los impactos de un potencial ataque nuclear a la concentración de centros fabriles estratégicos. En el siglo XXI, los presidentes Obama, Trump (1er mandato) y Biden la han utilizado, como sustento para forzar a las compañías de telecomunicaciones a revelar plenamente todo lo concerniente a los sistemas (software y hardware) de origen Chino que utilizan (por cuestiones de espionaje), temas satelitales y fibras aeroespaciales, así como, en tiempos de la pandemia COVID-19 para la producción de materiales médicos con urgencia.

En suma, sin desconocer los efectos económicos de la denominada guerra de aranceles, tampoco es prudente quedarse en ellos pensando que son lo único, cuando existen otros intereses estratégicos en juego como los que se han mencionado, y que bien pueden servir para robustecer la posición de USA ante el nuevo entorno geopolítico mundial. Así las cosas, mientras vemos cómo se desenvuelve el tema del importante sector automotriz, queda pendiente comentar lo que pudiera ser más factible como próxima guerra y campo de batalla entre las potencias, que es la ciberguerra, de la que ya se han desarrollado algunas batallas, pero todavía no en forma sistémica y a gran escala; pero eso, será el tema de la siguiente nota.

 

 

 

 

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