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Fue en 1930 cuando la Ley conocida como Smoot-Hawley Tariff aumentó los aranceles para proteger a los empresarios y campesinos estadounidenses ante el clima adverso que dejó la Gran Depresión. En la mesa de análisis convocada por la Revista Fortuna, El Impacto de los Aranceles de Trump en la lucha contra la desigualdad, dos doctores en Economía e Historia Económica revelaron cuáles fueron sus primeros análisis respecto a la nueva época de proteccionismo que impulsa el presidente estadounidense.
Para el Doctor en Historia Económica por la Universidad de Uppsala, los aranceles de Trump son similares a los de la década de los treintas, antes y después de la Gran Depresión.
“Yo lo que pensé inmediatamente fue en las tarifas, en dos series de muy infames tarifas en la historia económica, Smoot-Hawley de 1930, que son muy famosas porque exacerbaron la gran depresión en Estados Unidos; y en unas anteriores, de 1890, conocidas como las tarifas de McKinley, que también crearon su propia recesión, del presidente McKinley, que por ello Trump admira mucho, y por eso le renombró una montaña en Alaska con su nombre”, destacó Castañeda.
Para Diego Castañeda, la nueva embestida arancelaria de Trump evoca los trabajos de un historiador económico que admiro mucho, que se llama Kevin O’Rourke, que ha escrito mucho sobre las reacciones en contra de la globalización, de la primera globalización, que va de 1870 a 1814.
Kevin O’Rourke, economista e historiador irlandés, es conocido por su trabajo en historia económica y economía internacional, especialmente en la historia de la globalización y la desglobalización. Actualmente es profesor de Economía en la Universidad de Nueva York en Abu Dabi.
“Hay un símil muy grande sobre qué se puede hacer con la actual ola de globalización y la forma en la que está terminando, que es muy similar”, dijo Castañeda.
En términos de desigualdad, refiere, al final de la primera globalización se vivía una época muy distinta, era la época justo la llamada Golden Age, de gran desigualdad para los grandes industrialistas del final del siglo XIX en Estados Unidos, y en grandes partes del mundo, que en México, coincide un poco con el Porfiriato
Este cierre de la globalización, se coloca ahora más del lado de los de los empresarios de las empresas de tecnología, de los llamados Tech Bros.
En opinión de Luis Monroy, doctor en Economía y profesor de University of Massachusetts, Amherst, los aranceles de Trump también evocan las tarifas la primera referencia son los aranceles Smoot-Hawley , que justamente se imponen después del crack financiero de 1929, a modo de reacción, o discursivamente a modo de reacción para proteger a la industria norteamericana.
Hoy en día sabemos que, de hecho, lo que hicieron esos aranceles fue ahondar y hacer más globales los efectos de esa crisis financiera.
“He estado siguiendo desde un poco antes de que se impusieran los aranceles, cuáles eran las explicaciones que, desde la propia administración de Trump se daban a la idea de imponer aranceles. Y digamos que hay varias escuelas de pensamiento alrededor de la esfera de Trump, pero me parece que la que terminó triunfando es la misma idea de Trump que, desde hace 20 años, viene diciendo que a él no le gustan los déficits comerciales bilaterales, porque él los considera una pérdida para el caso de Estados Unidos, es decir, que el país deficitario en este caso está perdiendo dinero por ser deficitario”, explicó Monroy.
Para Trump, agregó el Doctor en Economía por la City University of New York, el escenario ideal es que Estados Unidos fuera un país superavitario o que los déficits fuesen cero en cada déficit bilateral. “Eso es una imposibilidad bajo el arreglo monetario internacional, es decir, mientras el dólar sigue siendo la moneda de reserva, es casi imposible que Estados Unidos tenga, o si no es que imposible que Estados Unidos tenga superávit comercial con cada uno de esos déficits comerciales”, explicó Monroy.
Por ahora, agregó, todo el mundo necesitamos dólares para hacer nuestras transacciones, lo que implica que estamos dispuestos siempre a prestarles dinero a los estadounidenses justamente a cambio de dólares. “Y eso genera que haya, como sabemos en la balanza de pagos, que tiene que sumar cero y que, si hay un superávit en la entrada de capitales a un país, tiene que haber un déficit de la salida de bienes. En este caso, eso implica que debe haber un déficit comercial a nivel agregado, y eso se vuelve aún más difícil de cuadrar a nivel país, que es un poco lo que está buscando Donald Trump”.
“Y en ese sentido, después de todo el fiasco que fue la revelación de la fórmula, y digo fiasco porque, en teoría hay gente muy capaz en el equipo de Trump, en el Consejo de Asesores Económicos, tenemos de hecho un experto en economía internacional en teoría ahí, ex editor de la revista académica, una de las revistas académicas más importantes en economía internacional”, agregó.
Monroy explicó que la fórmula usada para establecer los aranceles recíprocos se generó claramente para justificar esta idea de Trump de que lo que importa son los balances bilaterales. Por ello, agregó ha sido complicado entender cuáles son las discusiones alrededor de esta idea de los balances bilaterales cero que tiene Trump, y las distintas justificaciones que se han dado.
Y refirió que fue muy famoso un artículo que publicó el actual jefe de la Oficina de Asesores Económicos, que es Stephen Miran, que lo ponía un poco en términos de, esto es una herramienta de negociación, lo que queremos es básicamente depreciar el dólar.
Este 7 de abril, Miran, asesor de la Casa Blanca, anima a países a acercarse a Trump con ofertas para bajar aranceles.
Sin embargo, esa justificación no tiene nada, refiere Monroy, con lo que vimos la semana pasada en términos de la determinación de los aranceles, porque los aranceles, a diferencia de lo que se está repitiendo muchas veces, no tienen nada que ver con las medidas arancelares de los otros países. No son, en estricto sentido, aranceles recíprocos en ninguna forma, sino que están básicamente determinados por el tamaño del déficit comercial de cada país, o de Estados Unidos, respecto a cada uno de sus socios comerciales, y esos déficits en realidad no están determinados por las políticas comerciales de los países, sino que están determinados por las diferencias de desarrollo entre los países y por las ventajas comparativas de cada uno de los países.
“Ha sido un viaje estos últimos cuatro meses, en términos de tratar de entender qué está pasando al interior de quienes llevan la economía estadounidense, porque al final del día, dada la centralidad del dólar en el arreglo monetario internacional, eso tiene consecuencias para todo el mundo”, apuntó.