Mexicanos entre los más felices, pero… sus jóvenes están deprimidos: Tal David Ben-Shahar, autor del libro Happier.

Las estadísticas confirman que México se encuentra entre los países cuyos habitantes pueden declarar que se encuentran en una de las diez naciones con los mayores niveles de felicidad. “Yo no sé cómo se generan esas estadísticas… pero son ciertas. Los mexicanos son esa clase de personas que son muy optimistas y resilientes”, dijo Tal David Ben-Shahar, autor del libro Happier.
Las estadísticas confirman que México se encuentra entre los países cuyos habitantes pueden declarar que se encuentran en una de las diez naciones con los mayores niveles de felicidad. “Yo no sé cómo se generan esas estadísticas… pero son ciertas. Los mexicanos son esa clase de personas que son muy optimistas y resilientes”, dijo Tal David Ben-Shahar, autor del libro Happier.

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Las estadísticas confirman que México se encuentra entre los países cuyos habitantes pueden declarar que se encuentran en una de las diez naciones con los mayores niveles de felicidad.

“Yo no sé cómo se generan esas estadísticas… pero son ciertas. Los mexicanos son esa clase de personas que son muy  optimistas y resilientes”, dijo Tal David Ben-Shahar, autor del libro Happier.

Y sí, el Reporte Mundial de la Felicidad (WHR) analizó, a partir de encuestas, el nivel de felicidad de 150 países. Los expertos de WHR encontraron que los primeros lugares lo ocupan los habitantes de los países con altos ingresos

igualitarios, con amplias y efectivas redes de protección social, altos niveles de salud, baja criminalidad y políticamente estables. Finlandia, Dinamarca y Suecia, por ejemplo. En América Latina, aparece Costa Rica en el Top Ten.

Pero ¿Y México? Inexplicablemente también aparece entre los primeros diez.

¿Qué pasa con México?

Hace unos meses, durante una visita a México, en el marco de una plática con el sector bancario convocado por Banamex, el autor de Happier reflexionó en torno a las paradojas que envuelven los índices de felicidad en México, un país que, como Costa Rica, reporta los mayores niveles de satisfacción, un sentimiento cercano a la felicidad.

“En México se da mucha importancia a las relaciones. A las amistades, a la familia, al apoyo mutuo. Y el principal factor de felicidad no es el dinero, ni el éxito”, dice

Y continua con esta reflexión: “El principal predictor de la felicidad son las relaciones de calidad en tu vida. ¡Qué interesante! Hace un par de años investigué en Latinoamérica para entender por qué tantos países latinoamericanos se encuentran entre los más felices del mundo. ¿Por qué no Estados Unidos? ¿Por qué no Alemania? ¿Por qué no Inglaterra? ¿Por qué no Singapur? Sí, tienen mucho trabajo. ¿Por qué México? ¿Por qué Colombia? Y la respuesta fue, por supuesto, el enfoque en las relaciones como máxima prioridad.

Sin embargo, en este análisis, Ben Shahar encontró algo que le resultó muy preocupante:  Al desglosar la población por grupos de edad, es decir, de 18 a 34 años, de 35 a 54 años y de 55 años en adelante, descubrió que la principal razón por la que México y otros países latinoamericanos son más felices se debe a la generación mayor. Por lo tanto, la generación más joven no era tan feliz. De hecho, sus niveles de bienestar se acercaban a los de Estados Unidos, Alemania u otros países del mundo.

Al profundizar en esta tendencia, Ben Shahar encontró que, aunque la generación joven valoraba las relaciones tanto como la generación anterior, muchas de sus relaciones eran en línea en lugar de en persona.

“Sí, es increíble. En otras palabras, las redes sociales no brindan los mismos beneficios para el bienestar que estar en la misma habitación, jugando juntos, comiendo juntos, pasando tiempo en persona juntos”, aseguró.

Y agregó: “Espero que en México la generación joven se dé cuenta de uno de sus superpoderes nacionales: las relaciones en persona, y las cultive, priorice. Esa es la razón por la que algunos analistas piensan que la educación es tan importante”.

Por ello, la preparación o el conocimiento es la forma en que se forma a las nuevas generaciones para la vida

Las escuelas deben enfocarse en lo básico y lo fundamental.

En lugar de agregar más materias y dar más opciones, las escuelas deben enseñar las tres R: lectura, escritura y aritmética. Las escuelas deben alentar a los estudiantes a leer textos difíciles.

Para combatir la depresión entre los jóvenes, aprender a pensar les ayudará a ver opciones en su futuro. “Lo que aprendiste hoy quedará obsoleto. No será relevante dentro de cinco años porque el mundo cambia muy rápido, pero lo que no quedará obsoleto es la necesidad de pensar.

“Recuerdo que el primer curso que tomé cuando fui a Harvard fue de lectura rápida, donde nos enseñaban a leer rápido. Y creo que ha sido útil. Creo que más importante que la lectura rápida es la lectura lenta, donde se debe enseñar a los estudiantes a profundizar en el material”, aseguró.

Volver a lo básico

Los jóvenes en México deben regresar a la actividad; salir al aire libre, jugar, correr, ir al gimnasio, porque la fortaleza física se traduce en fortaleza mental, dice el autor de Happier quien acepta dar un consejo a los chicos y chicas de México.

Las relaciones también son importantes para desarrollar resiliencia. Es indispensable priorizarlas; pasar tiempo con tus amigos, con tus seres queridos; teléfono apagado y concentrado en ti mismo.

Cultivar la imaginación para ver la mejor versión de ti mismo y convertirte en esa versión.