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Ya que nadie discuta si vivimos en una autocracia camino a la dictadura tirana. Que tampoco nadie defienda que somos una democracia que todavía es perfectible. El planeta vive una pornocracia. Una era donde gobierna lo explícitamente impune, donde el fin justifica los medios. Lo vemos un día sí y otro también en las élites que toman las decisiones que afectan al resto de los terrestres.

No importa cuándo lo leas. No importa dónde. En Estados Unidos, en Argentina, en México, en Rusia, en Ucrania. Da igual. La clase política gobernante comete las peores vilezas, los actos más increíbles de corrupción, nepotismo o tráfico de influencias a la vista de todos, son tendencia en las redes sociales, en las plataformas de video y… no pasa nada.
Porque la pornocracia global que estamos viviendo no solo tiene como característica el factor de los explícito, de lo moralmente ligero y del cinismo encuerado. No. Su principal manto se llama impunidad. Es la gasolina que enciende sus motores. Es el impuslo para que sus matraqueros los defiendan y para que sus seguidores den las maromas necesarias para limpiar su imagen o explicar sus desfiguros.
Veamos unos botones de muestra, solo de los días recientes.
México. El gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, nombró a su hijo como consejero honorífico en temas tecnológicos y de desarrollo de componentes electrónicos. Nadie duda que Alejandro Armenta Jr., un joven de 22 años recién egresado de la carrera de Ingeniería en Robótica y Sistemas Digitales, tenga el talento y la inteligencia requeridas para ese cargo por el cual presuntamente no cobrará ningún sueldo. Lo malo es que es el hijo del gobernador y que, casualmente, unos días antes de que su papá asumiera el cargo, dio de alta una empresa del ramo que también tiene permisos para hacer obras públicas. Ya se acordó de otros juniors recientes, ¿verdad?
Argentina. Mientras los Armenta se hacen camotes, los Milei fabrican quilombos. En Argentina fue todo un descaro el criptofraude al que se vincula al presidente Javier Milei. Unos conocidos de Milei crearon la criptomoneda “Libra” bajo su lema “Viva La Libertad”. El presidente argentino la promocionó en X a los 3 minutos de su creación (literal). Unas 44 mil personas invirtieron tras el “aval” presidencial. El valor de Libra creció brutalmente en horas. Entonces, ¡el sablazo!: sus 9 creadores, dueños del 87% de monedas, lo venden todo. Todas esas personas perdieron su dinero al tiempo en que los ‘conocidos’ de Milei se embolsaron 87 millones de dólares. Al darse cuenta del atraco, Milei borró el tuit que había fijado en su cuenta y dijo “no conocer los pormenores” de la moneda.
Estados Unidos. De la pampa llegamos a la pompa imperialista. Donald Trump, de entrada, representa al pornócrata más cínico de todos. Es un presidente delincuente. Un convicto (sin castigo porque los jueces no quisieron o no se atrevieron) que gobierna la economía más rica del planeta. Pero las locuras del #EmperaTrump no se quedaron ahí. Mr. Donald anda desatado y no quiere ser el único integrante de su banda de impresentables. Tiene a la pornocracia incrustada en su gabinete. Al excéntrico y multimillonario Elon Musk (sin cobrar, jajaja), lo tiene de cuentachiles en la oficina de las tijeras presupuestales; al negacionista de las vacunas, Robert F. Kennedy Jr., como secretario de Salud; y a Pete Hegseth, el veterano y exconductor de la cadena de televisión Fox News, como mandamás del Pentágono. Con todo y las acusaciones en su contra sobre supuestos abusos sexuales, machismo, excesivo consumo de alcohol y mal manejo de fondos.
Y si le seguimos, no terminamos jamás.
Lo más decepcionante del asunto es que, aunque los personajes públicos del poder cometan actos deshonestos, ilegales o hasta criminales, el manto protector de la impunidad está de su lado. Cada vez son más los líderes impresentables que gozan de mayorías en sus sistemas de poder que les permiten hacer lo que les plazca. Usando la democracia aparente como herramienta, se apoderan de las instituciones para llevar a cabo sus maquiavélicos planes. Y sus séquitos y propagandistas son los nuevos bufones de la corte en versión de acróbatas y malabaristas.
Las redes sociales, el mundo digital y sus plataformas expanden el fenómeno. Nos encabronan sus historias, sus actos y su cinismo. Y no alcanza con las mentadas, el ´hate´ o la cultura de la cancelación. La pornocracia llegó y habrá que descifrarla bien si queremos desterrarla pronto.
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