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“Por motivos de seguridad nacional y libertad en todo el Mundo, Estados Unidos de América considera que la propiedad y el control de Groenlandia son una necesidad absoluta”, anunció Donald Trump hace unas semanas, cuando en un acto oficial nombró a su embajador en Dinamarca, Ken Howery.
Hoy en día, Groenlandia cuenta con más de 800,000 millas cuadradas, siendo una isla más grande que México y con recursos naturales que incluyen petróleo y minerales de tierras raras como neodimio y disprosio. De acuerdo a la visión de Donald Trump, Rusia considera que Groenlandia es un punto estratégico clave en el mundo y no quieren que su influencia se instale en esa zona. Además, de eso, Groenlandia no ha explotado sus recursos naturales de la mejor forma.
El Primer Ministro de Groenlandia, Múte Egede, estaba negado en un principio a esta posibilidad, pero con el correr de los días fue cambiando rotundamente. “Estamos dispuestos a hablar. La cooperación se basa en el diálogo y en la búsqueda conjunta de soluciones. Tenemos un deseo de independencia, un deseo de ser dueños de nuestra propia casa. Groenlandia es para el pueblo groenlandés. No queremos ser daneses ni estadounidenses. Queremos ser groenlandeses. La realidad es que vamos a trabajar con Estados Unidos, ayer, hoy y mañana. Tenemos que ser muy inteligentes en cómo actuamos…”, aseguró Egede en una conferencia de prensa realizada en Nuuk, capital de Groenlandia.
Sin embargo, el bombazo llegó desde el lugar menos pensado: el fútbol. La Asociación de Fútbol de Groenlandia comenzó negociaciones para ingresar formalmente a CONCACAF, algo potenciado por la idea de Trump. En caso de concretarse, Groenlandia sería el 42° miembro de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe.
“Hemos mantenido continuamente un diálogo constructivo y con visión de futuro con Concacaf. La reunión se ha estado preparando durante algún tiempo y ahora hemos conseguido encontrar una fecha en la que puedan asistir todas las personas adecuadas”, aseguró Kenneth Kleist, presidente de la Asociación, a través de un comunicado de prensa.
“Es difícil encontrar rivales para jugar partidos, porque no estamos en FIFA, ni en ninguna organización. No nos han aceptado. Si entramos a Concacaf, tendríamos partidos oficiales, más opciones para competir, y más oportunidades, tanto para jóvenes, mujeres y nuestros equipos nacionales”, declaró Rutkjaer, entrenador del seleccionado.
“Lo que ha dicho Trump (sobre Groenlandia) no tiene cabida en esto. Nosotros queremos entrar a FIFA desde hace mucho tiempo, más de 40 años”, intentó marcar Rutkjaer, aunque está claro que el avance de Trump por Groenlandia termina jugando a favor de la Asociación.