Salud mental en México: inversión insuficiente frente a la recomendación de la OMS. Necesita triplicarla

Salud mental en México: inversión insuficiente frente a la recomendación de la OMS. Necesita triplicarla

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En 2024, el gobierno mexicano destinó aproximadamente 3,819.4 millones de pesos al presupuesto de salud mental, cifra que representa solo el 1.3% del total asignado al sector salud. Esta proporción está muy por debajo del 5% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para países de ingresos medios, lo que evidencia la persistencia de un rezago en la atención a esta problemática.

El desglose del presupuesto refleja un enfoque diversificado. La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA) recibirá el 62% del total, con un aumento considerable tras su creación en 2023. El Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz contará con el 14%, aunque con una reducción respecto a años previos. Los Centros de Integración Juvenil, A.C., tendrán el 24%, mostrando un leve incremento.

A pesar del aumento del 7.3% en comparación con 2023, la inversión actual sigue siendo insuficiente. México necesitaría triplicar sus recursos para alcanzar el promedio latinoamericano de 7.9 dólares per cápita en salud mental.

Entre 2016 y 2023, el porcentaje destinado a salud mental osciló entre 1.3% y 1.6% del presupuesto en salud, reflejando un estancamiento. Además, los recursos ejercidos en 2023 fueron un 7.9% menores a los de 2016, lo que ha limitado la calidad y cobertura de los servicios.

En 2021, la tasa de suicidios en México fue de 6.2 por cada 100,000 habitantes, concentrándose principalmente en jóvenes de 18 a 29 años (10.7). Comparativamente, México ocupa una posición intermedia en América Latina, detrás de países como Argentina y Chile, pero por encima de Guatemala y Perú.

La OMS insiste en que los países inviertan al menos el 5% de su presupuesto en salud mental. En México, esta baja asignación podría traducirse en servicios insuficientes y de baja calidad, impactando a sectores vulnerables como jóvenes, adultos mayores y víctimas de violencia.

El gobierno ha anunciado el Programa Nacional de Salud Mental, cuyo objetivo es garantizar atención universal. Sin embargo, la falta de un aumento significativo en los recursos genera incertidumbre sobre su viabilidad.

El suicidio

La problemática del suicidio varía según el grupo de edad. Niños y adolescentes son afectados por factores como acoso escolar, abuso y trastornos mentales.

En jóvenes de 18 a 29 años, problemas emocionales, desempleo y consumo de sustancias son las causas principales.

Los adultos mayores enfrentan factores como la soledad y enfermedades crónicas, mientras que los adultos de 30 a 59 años son vulnerables debido a problemas económicos y enfermedades.  

Para prevenir estas situaciones, es crucial implementar estrategias integrales que fomenten el bienestar emocional y la atención oportuna. Algunas medidas prioritarias planteadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social son:  

  • Fomentar la educación emocional desde edades tempranas: Enseñar a niños y jóvenes a reconocer y manejar sus emociones puede ayudar a desarrollar resiliencia y prevenir conductas de riesgo.  
  • Establecer redes de apoyo comunitarias: Crear espacios donde las personas puedan expresar sus emociones y recibir apoyo, como grupos de autoayuda o programas comunitarios de salud mental.
  • Capacitar a maestros y empleadores: Los docentes y líderes laborales deben estar preparados para identificar señales de alerta en estudiantes o empleados y facilitar el acceso a servicios de apoyo profesional.  
  • Fortalecer los servicios de salud mental: Incrementar la cobertura y calidad de los servicios especializados, incluyendo líneas de ayuda gratuitas y accesibles las 24 horas.  
  • Reducir el estigma sobre las enfermedades mentales: Promover campañas de sensibilización que normalicen la búsqueda de ayuda psicológica y psiquiátrica.  
  • Garantizar el acceso a tratamiento profesional: Proveer recursos económicos y estructurales para que las personas puedan acceder a psicoterapia, medicamentos y seguimiento médico adecuado.  
  • Impulsar políticas públicas enfocadas en poblaciones vulnerables: Diseñar programas específicos para atender las necesidades de jóvenes, adultos mayores y víctimas de violencia o abuso. 
  • Promover actividades que fomenten el bienestar: Incentivar la práctica de actividades recreativas, culturales o deportivas como herramientas para reducir el estrés y aumentar el bienestar general.  
  • Implementar estrategias de detección temprana: Utilizar cuestionarios de evaluación en entornos educativos y laborales para identificar casos potenciales de depresión o riesgo suicida.  

Estas medidas no solo fortalecerían la prevención del suicidio, sino que también contribuirían a una mejora significativa en la salud mental de la población, reduciendo las brechas en atención y garantizando mayor bienestar en el país.  

 

 

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