AL AIRE || Ódiame más

El modo Televisa se reactivó anoche. Con sus diferencias. Ya no fue con el ‘Tigre’ y Emilio ya no es la cabeza del emporio. Ya no fue en el canal 2. Pero el ADN permanece. El infotainment se mudó al canal 5. Y tuvo su polémico clímax: la presencia de Cuauhtémoc Blanco, ídolo americanista, exfutbolista, exgobernador de Morelos y actual diputado federal por Morena, como comentarista invitado
El modo Televisa se reactivó anoche. Con sus diferencias. Ya no fue con el ‘Tigre’ y Emilio ya no es la cabeza del emporio. Ya no fue en el canal 2. Pero el ADN permanece. El infotainment se mudó al canal 5. Y tuvo su polémico clímax: la presencia de Cuauhtémoc Blanco, ídolo americanista, exfutbolista, exgobernador de Morelos y actual diputado federal por Morena, como comentarista invitado

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Enrique Hernández Alcázar nos habla de cómo observó el triunfo del América; el tercer campeonato y el regreso de los buenos tiempos para Emilio Azcárraga Jean.
Enrique Hernández Alcázar nos habla de cómo observó el triunfo del América; el tercer campeonato y el regreso de los buenos tiempos para Emilio Azcárraga Jean.

Cuando empecé a ser aficionado al futbol, en 1986, decíamos que irle al América era como votar por el PRI. A ese binomio del ‘mal’ se sumaba ser simpatizante de los Vaqueros de Dallas. Esa triada era de horror. Claro, según quienes no le íbamos a los azulcremas, ni votábamos por el PRI (mi familia, porque yo tenía 11 años), ni -mucho menos- éramos fans de los texanos.

Llegué al futbol justo en la década dorada del americanismo. Aquella década de los 80 del siglo XX en que el equipo de Coapa ganó cinco títulos. En ese entonces se jugaban temporadas eran largas, de dos vueltas a visita recíproca, un total de 38 partidos más la liguilla. El América ganó los torneos 1983-84, 1984-85, PRODE 1985, 1987-88 y 1988-89, ante mi Cruz Azul.

Anoche tuve un déjà vu. Aquel americanismo de los años ochenta regresó. Y lo vimos colmar el ángel de la independencia, con todo y el frío de mediados de diciembre.

– “Si no los aguantas como campeones y son inmamables como bicampeones… ¡imagínate ahora que son tricampeones!”, me dijo anoche un buen amigo. Y sí. Irle al América es -casi- pertenecer a una religión. Una doctrina cuyo Dios es el ego, la supremacía y cuya Iglesia es la televisión.

Emilio Azcárraga Jean, presidente y dueño del América, está feliz. Como aquella noche en que sus águilas derrotaron a Cruz Azul en 2013 en penales. Pero ahora sí trae la camiseta puesta. Siempre la ha tenido puesta. Porque así se lo enseñó su padre, el “Tigre”. Claro, hoy con la diferencia que el heredero de la dinastía Azcárraga es amo y señor de su equipo de futbol, pero ya no lo es en Televisa.

Ya son casi dos meses de que Emilio renunció como como CEO de Grupo Televisa. Y justo por un tema futbolístico. Un tema de los de pantalón largo, como se decía en aquellos ochenta en los programas deportivos.

“Emilio Azcárraga deja la presidencia de Televisa en plena investigación por supuestos sobornos a la FIFA”, se leía en el encabezado de diario El País el pasado 24 de octubre. “El presidente de la principal televisora de México pide una licencia del cargo mientras se resuelven las pesquisas del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre los negocios entre la empresa y el organismo internacional de fútbol”, remataba la nota.

El tricampeonato le cae a Azcárraga como un verdadero bálsamo. Ahora se sabe que es el hombre que mejor sabe hacer negocios del futbol. Y que sabe hacer futbol desde los negocios. Ya no es ese América que se valía de su propia televisora para ser el más visto. Hoy compite con un sinfín de plataformas y otras televisoras que transmiten el deporte más popular del mundo y del país. Aun así, logró lo que ninguna otra empresa dueña de un equipo de futbol: tres títulos de liga seguidos.

Mientras son peras o manzanas en esas polémicas investigaciones, Azcárraga Jean afina la navaja para el tercer Mundial mexicano. Para la tercera inauguración de la Copa del Mundo en el Estadio Azteca, su estadio. No podría haber sido una mejor época para la épica. Los siguientes dos años el fervor del futbol será más que relevante para el negocio familiar.

El modo Televisa se reactivó anoche. Con sus diferencias. Ya no fue con el ‘Tigre’ y Emilio ya no es la cabeza del emporio. Ya no fue en el canal 2. Pero el ADN permanece. El infotainment se mudó al canal 5. Y tuvo su polémico clímax: la presencia de Cuauhtémoc Blanco, ídolo americanista, exfutbolista, exgobernador de Morelos y actual diputado federal por Morena, como comentarista invitado. Y a Ricardo Lavolpe, el exentrenador de la selección mexicana que dejó fuera a Cuauhtémoc del mundial de 2006 en Alemania, como analista. Y a la más reciente adquisición de la televisora: David Fáitelson, uno de los periodistas deportivos más críticos con el América, con Televisa y con la Femexfut, discípulo de José Ramón Fernández, el más grande antiamericanista de todos los tiempos.

En los ochenta decíamos que lo peor era irle al América, votar por el PRI y ser fan de los Vaqueros de Dallas. ¿Hoy qué será lo peor? ¿Irle al América, votar por Morena y ser fan de los Jefes de Kansas? No lo sé. Lo que sí puedo decir es que hoy suena muy fuerte -al menos en mi cabeza- ese eslogan publicitario icónico del americanismo:

“Ódiame más”.

 

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