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Durante el primer mandato de Trump, sus políticas de “Estados Unidos primero” -MAGA- y los conflictos comerciales con China generaron conmociones implacables en la economía global que hace cuatro años también afectaron a empresas coreanas vinculadas con México.
Se prevé, sin embargo, que, aunque se anuncian medidas arancelarias radicales, la administración de Trump abrirá la opción de negociar país por país.
De acuerdo con el medio coreano, The Chosun Daily, un segundo mandato con barreras arancelarias aún más altas probablemente perjudicaría a Corea del Sur, cuyo mayor mercado de exportación es Estados Unidos.
Un arancel del 25% a las importaciones mexicanas, por ejemplo, aumentaría los costos para empresas surcoreanas como Samsung Electronics, LG Electronics, Kia Motors y POSCO, que operan en México para apuntar al mercado estadounidense.
Según el Instituto Coreano de Economía Industrial y Comercio, los aranceles universales del 10 al 20% podrían reducir las exportaciones de Corea del Sur a Estados Unidos entre 5.500 millones y 9.300 millones de dólares. El Instituto Coreano de Política Económica Internacional estima que una guerra comercial entre Estados Unidos y China podría reducir las exportaciones surcoreanas en hasta 44, 800 millones de dólares, lo que podría reducir la tasa de crecimiento económico del año próximo entre 0.1 y 0.4 puntos porcentuales.
“Si bien las perspectivas parecen sombrías, tal vez no haya motivos para alarmarse demasiado. Durante el primer mandato de Trump se anunciaron medidas arancelarias radicales, pero a algunos países, incluida Corea del Sur, se le otorgaron exenciones debido a su importancia estratégica para la seguridad nacional de Estados Unidos”, indicó The Chosun Daily.
Estas exenciones se ajustaron posteriormente a sistemas de cuotas, lo que demuestra que las políticas arancelarias de Trump no son inflexibles.
Dado el estilo transaccional de Trump, es probable que haya margen para la negociación país por país. También se espera que las empresas surcoreanas se adapten, posiblemente aumentando la producción con sede en Estados Unidos en lugar de depender de rutas de exportación de terceros países.
