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El lenguaje humano está experimentando un cambio sutil pero profundo debido a la influencia y el uso de la inteligencia artificial. Las palabras y expresiones que estos modelos emplean en sus respuestas se están filtrando en nuestra forma de hablar, ya que sin darnos cuenta, hemos empezado a incorporar en nuestras conversaciones diarias expresiones y palabras que hasta hace poco eran poco comunes o se consideraban un tanto arcaicas. ¿De dónde proviene esta transformación? La respuesta está en nuestras interacciones con modelos de IA, como ChatGPT.
La influencia del lenguaje de la IA en nuestras conversaciones diarias
Los asistentes virtuales y los chatbots han hecho que nuestras interacciones con la IA se hayan vuelto más frecuentes y naturales. Esto ha provocado un fenómeno inesperado: la absorción de su estilo y elección de palabras en nuestras propias conversaciones. De hecho, los humanos ya utilizamos términos como “ahondar” y “meticuloso” con mayor regularidad, palabras que los modelos de IA utilizan con naturalidad.
Antes, estos términos se solían reservar para contextos más formales o literarios, pero ahora se han normalizado en la vida diaria. Frases como “profundicemos en este tema” o “debo ser meticuloso con los detalles” se escuchan con más frecuencia, incluso en contextos informales.
La imitación inconsciente: de la pantalla a la vida real
¿Por qué ocurre esto? La repetición es una poderosa herramienta de aprendizaje. Cuanto más interactuamos con tecnologías que emplean un lenguaje más rico y diverso, más natural resulta que esas mismas palabras se integren en nuestro repertorio. Sin darnos cuenta, nos hemos convertido en imitadores de la IA, adoptando sus patrones de discurso y enriqueciéndonos lingüísticamente en el proceso.
No se trata solo de usar palabras elegantes. La estructura de las frases también se ve influenciada. La IA suele construir oraciones bien articuladas, con una lógica que a veces puede parecer un poco formal, pero efectiva. Los usuarios han comenzado a replicar esta estructura, especialmente en contextos escritos, como correos electrónicos o mensajes de trabajo.
¿Será otra aplicación beneficiosa en nuestras actividades cotidianas?
A pesar de las inquietudes que genera, la IA ha demostrado que se puede aplicar de manera responsable para mejorar nuestras vidas. En cuanto a las actividades de entretenimiento, la inteligencia artificial ya es capaz de mejorar la experiencia con los juegos de casino online, al personalizar las recomendaciones dependiendo de las preferencias o el comportamiento de cada jugador, garantizando una experiencia más enriquecedora. Y no sólo eso, su aplicación también ha hecho que se mejore la asistencia inmediata y la atención al cliente, ya que permite chatbots que agilizan las primeras etapas de dudas o problemas de los usuarios.
Otro ejemplo claro es el uso de IA en la educación, donde los chatbots ayudan a los estudiantes a resolver dudas con explicaciones claras y detalladas, o facilitan la creación de plataformas más dinámicas para el seguimiento de las clases virtuales.
¿Esto es algo bueno o malo?
El cambio en nuestro lenguaje plantea una serie de preguntas: ¿Estamos perdiendo autenticidad en nuestra forma de comunicarnos o simplemente estamos evolucionando? En realidad, la influencia de la inteligencia artificial en el lenguaje puede tener un lado positivo. Nos expone a un vocabulario más amplio y a una variedad de expresiones que quizás no usaríamos de otra manera.
Sin embargo, también se corre el riesgo de que el lenguaje se vuelva menos emocional y más mecánico. Por mucho que simule bien las respuestas humanas, carece de emociones genuinas y matices que a menudo hacen que nuestras palabras sean especiales. Adaptar demasiado nuestro lenguaje al de un modelo de IA podría dar lugar a una forma de comunicarnos que, aunque sea correcta, se siente distante o impersonal.