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Esperamos que paulatinamente se vaya diluyendo el efecto negativo del cambio de Administración. De no ser así, si el efecto sexenal en esta ocasión es similar al mínimo exhibido en el pasado reciente, es probable que la economía mexicana se contraiga en 2025
*Por Rodolfo Ostolaza Belman, subdirector de Estudios Económicos de Citibanamex.
En 1988 (último año del sexenio de Miguel de la Madrid) el crecimiento del PIB fue de 1.2%, y en 1989 (primer año del sexenio de Carlos Salinas) fue de 3.6%.
Esta fue la última vez que el primer año de una nueva Administración mostró un crecimiento del PIB mayor al último de la administración saliente. En el último año de CSG (1994) el PIB creció 4.4%, pero en el primer año de Ernesto Zedillo la economía cayó -5.9%.
La famosa crisis de 1995 nos costó una diferencia de -10.3 puntos porcentuales (pp). Pero EZP dejó un crecimiento de 5.0% en 2000, mientras que, en 2001, el primer año de la administración de Vicente Fox Quesada (VFQ), el PIB se redujo -0.5%, esto es, una diferencia de -5.5 pp.
Para 2006, el crecimiento fue de 4.8% en el último año de VFQ, pero, otra vez, en 2007 este fue sólo de 2.1% en el primer año de Felipe Calderón Hinojosa (FCH), con una diferencia de 2.7 pp menos.
En 2012, el crecimiento fue de 3.6% en el último año de FCH, pero en 2013, el primer año de Enrique Peña (2013), la economía avanzó tan solo 0.9%. Una diferencia de menos 2.7 pp.
Por último, en 2018 el PIB avanzó 2.0% en el último año de EPN, pero en 2019 el PIB se redujo -0.4%, en el primer año de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), una diferencia de 2.4 pp menos.
Sesgo Negativo
Además de la tendencia (casi secular) de crecimientos cada vez menores para la economía en su conjunto -promedio de 0.7% en el último sexenio vs. 2.6% del reportado entre 1989 y el 2018-, también se aprecia una diferencia cada vez más pequeña entre el último año del Gobierno saliente y el primero del entrante.
Existen diversas hipótesis con respecto al fenómeno de la desaceleración del primer año de sexenio, como que el año previo el gobierno aumenta el gasto; el impacto que tiene el cambio de personal en el gabinete; la curva de aprendizaje; cambios en la política económica, o la transición en sí misma.
Sin embargo, los datos reflejan que, en las últimas 5 transiciones presidenciales, se ha crecido menos en el primer año del gobierno entrante.
Aún no sabemos cuánto crecerá la economía en 2024, el último año de AMLO. Ni mucho menos el crecimiento en el primer año de Claudia Sheinbaum Pardo (CSP).
No obstante, de acuerdo con la más reciente Encuesta Citibanamex de Expectativas (ECE), los analistas proyectamos que el crecimiento del PIB en 2024 sea entre 1.1% y 2.0%, con una estimación mediana de 1.5%. Para 2025, el rango va de 0.5% a 2.0%, con una mediana de 1.0%.
Es decir, en el mejor de los casos, la economía crecería lo mismo en 2024 y 2025.
Sin crecer
Al considerar la mediana de las expectativas (1.5% y 1.0%), sin embargo, es claro que se espera una menor actividad económica en 2025, aunque la diferencia es de apenas -0.5 pp.
Bajo un escenario muy conservador, con base en la historia reciente, no es posible descartar que la economía no crezca en 2025 (diferencia de 1.5 pp). Más aún, si la diferencia fuera de 2.0 pp (que sigue siendo menor a las observadas históricamente), la economía se contraería -0.5% en 2025.
Con los datos disponibles, es un escenario con muy baja (que no nula) probabilidad, como lo demuestran las proyecciones de la ECE.
¿Disruptivo?
A la fecha, sólo Alejandro Werner, del Peterson Institute for International Economics, considera en su escenario base que la economía mexicana se contraerá en 2025.
Las razones detrás de su argumento son que i) el efecto del primer año de gobierno del ciclo político ha estado presente en México durante los últimos 40 años (es decir, la regularidad mencionada en el primer párrafo).
Con un punto ii) la incertidumbre asociada a la reforma judicial y al futuro del T-MEC, iii) la corrección fiscal esperada para el primer año de la Presidencia de Sheinbaum, y iv) el menor efecto del nearshoring y los cambios al Estado de Derecho, que pesarán sobre el crecimiento potencial.
Por otra parte, Werner considera que la recesión compensará las presiones inflacionarias de los salarios y los posibles movimientos cambiarios.
De estas razones, probablemente la primera sea la menos conocida y, como ya señalamos, se explica por varios factores. Las demás, me parece, forman parte de los supuestos utilizados por los analistas para realizar sus proyecciones.
Creo que los nubarrones en el horizonte están claramente definidos, pero no así sus efectos sobre el PIB, en cuanto a la magnitud de estos.
En nuestro caso, estimamos el crecimiento de este año en 1.4% y el próximo en 0.8%. La desaceleración proyectada se relaciona con los mismos puntos señalados por Werner, en general, por lo que la diferencia estriba en la magnitud de los mismos.
Deterioro
Nosotros asumimos que la consolidación fiscal será un proceso gradual, que tomará varios años, por ejemplo. Anteriormente hemos señalado que, si se llevara a cabo totalmente en 2025, esto implicaría un recorte de gasto de 3 pp del PIB, que probablemente llevaría a una recesión (como lo plantea Werner).
La historia reciente nos ha enseñado que el crecimiento económico en el primer año de una nueva Administración Federal es menor al exhibido durante el último año de su antecesor. Así lo reflejan las más recientes proyecciones para el primer año de CSP.
Esperamos que los resultados sean más cercanos a estas últimas, y que, poco a poco, se vaya diluyendo el efecto negativo del cambio de Administración.
De no ser así, si el efecto sexenal en esta ocasión es similar al mínimo exhibido en el pasado reciente, es probable que la economía mexicana se contraiga en 2025.
Más aún, mientras más se deteriore el marco institucional y el Estado de Derecho, menor será el ya de por si menguado crecimiento potencial de la economía mexicana.
Sin embargo, tampoco se puede descartar un escenario más optimista, en el cual políticas pragmáticas que generen certidumbre y confianza permitan aprovechar las oportunidades que ofrece el panorama actual, incluyendo las tendencias de relocalización.
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*Rodolfo es subdirector de Estudios Económicos de Citibanamex, donde se encarga de dar seguimiento a los sectores real y externo de la economía mexicana.
Tiene una Maestría en Economía de El Colegio de México, una Licenciatura en Finanzas de la Universidad Tecnológica de México, y una Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Anteriormente, fue economista senior en el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos. También desempeñó los cargos de jefe de la sección de estadísticas de comercio internacional en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Rodolfo también estuvo al frente de la Dirección de Insumo Producto en el INEGI, y fue jefe de la Oficina de Medición de los Sectores Primario y Terciario del Banco de México (Banxico).