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La entidad advierte que lo que viene en materia de nearshoring para México probablemente será más desafiante. Con todo, aunque se vayan resolviendo los cuellos de botella internos, los productores nacionales se obligarán a afianzar su presencia en la cadena de valor global, donde hoy Asia lleva la batuta
Moody´s Analytics señaló en un informe esta semana que probablemente el capítulo por escribir sobre el nearshoring para México será más desafiante, una vez que el fenómeno ha tenido un éxito modesto pero tangible.
Las brechas por cerrar en materia de infraestructura energética y de transporte, junto con las de seguridad pública, son los retos más claros para atraer a las empresas en momentos de su reubicación o su expansión en el País.
Pero hay más disyuntivas hacia adelante.
“Si bien abordar estos cuellos de botella es crucial, las mejoras en este frente no allanarán el camino para un crecimiento más rápido de las exportaciones y la inversión por sí solas.
“Más bien, los fabricantes mexicanos necesitarán consolidar su presencia en las etapas más sofisticadas de las cadenas de valor globales”, alertó Jesse Rogers, director de economía para América Latina en la entidad.
Rogers dice que después de varios lustros de integración de México con Norteamérica a través del TLCAN y su versión más moderna, el T-MEC, los desafíos ahora son dobles.
Primero, los exportadores necesitarán “reforzar el ecosistema existente de fabricación e investigación de alta tecnología en México en un mundo en el que gran parte de la cadena de valor de alta tecnología sigue anclada en Asia”.
En este proceso, menciona los recientes esfuerzos de Estados Unidos por estimular la producción de semiconductores en México y América Latina a través de un marco legal formal asentado en la ley de fomento a la ciencia y la cadena de semiconductores (CHIPS and Science Bill).
La iniciativa también tiene bondades adicionales, como generar sinergias con la industria automotriz mexicana, que es bastante competitiva a nivel mundial.
“El segundo desafío es cómo hacer frente a un Estados Unidos más proteccionista, independientemente del resultado de las elecciones presidenciales de noviembre”, agrega Rogers.
El factor China
Los dos principales partidos políticos de EU, el Demócrata y el Republicano, comparten la preocupación de que el socio comercial de la primera economía mundial, México, pueda servir de puente para que empresas chinas subviertan las restricciones arancelarias y tecnológicas estadounidenses.
Esto podría hacer descarrilar las primeras conversaciones para renegociar el T-MEC entre Estados Unidos, Canadá y México, vislumbra Rogers.
El experto anticipa que las fricciones por el aumento del contenido chino en las fábricas mexicanas también podrían desencadenar rondas de aranceles en represalia.
“Utilizando nuestro modelo macroeconómico global, descubrimos que incluso una guerra comercial limitada podría descarrilar las economías de Estados Unidos y México”, indica.
México superó a China como el principal socio comercial de la potencia de Norteamérica a partir del 2023, mientras que ha incrementado esta posición en los primeros 8 meses de este año.
Sin embargo, México no fue el único país que se benefició, ya que sus homólogos asiáticos, Vietnam, India, Taiwán y Corea del Sur también vieron aumentar su participación en el mercado estadounidense, anotó Rogers.
Moody´s utilizó el Atlas de Complejidad Económica de Harvard para relacionar los productos de exportación individuales con el conocimiento técnico para fabricarlos, e incluyó a los exportadores emergentes de productos electrónicos globales de la India y Vietnam.
Si bien México y China representan una proporción similar de las importaciones estadounidenses y en su mayoría coinciden en la sofisticación de sus exportaciones al mercado estadounidense, México se sitúa muy por debajo de China en lo que respecta al volumen de sus exportaciones al resto del mundo. También muestra rezago con India.
Asia muestra músculo
Las exportaciones de México hacia Estados Unidos más dinámicas van desde equipos de transporte, petróleo crudo y productos agrícolas, hasta dispositivos médicos.
Si bien las exportaciones de computadoras y productos electrónicos aumentaron, en los primeros ocho meses del 2024 representaron solo una cuarta parte del aumento de la participación general de México en las importaciones estadounidenses, colocando detrás de la fortaleza de la Industria Automotriz y de los equipos de transporte.
Esto contrasta con los pares de México en Asia emergente y la India, anotó Rogers, donde las ganancias se concentraron casi exclusivamente en la electrónica.
Lo anterior significa un auge en las exportaciones de computadoras, teléfonos celulares, semiconductores y maquinaria de alta tecnología; “los pares asiáticos de México han ganado participación de mercado en Estados Unidos a expensas de China, superando a menudo a México en el proceso”, advierte el experto.
México es el segundo mayor exportador de productos electrónicos a Estados Unidos, pero sus exportaciones de productos electrónicos tienden a ser menos sofisticadas que las de sus pares asiáticos.
El grueso de los envíos de electrónicos del País hacia la primera economía mundial se compone de cableado y circuitos eléctricos para vehículos, piezas electrónicas para vehículos, y pequeños motores electrónicos destinados a automóviles.
Después de este segmento, las exportaciones de productos electrónicos de México consisten principalmente en pantallas planas para televisores, servidores de computadoras y equipos de redes informáticas, mientras que la mayor parte de los semiconductores y otros componentes electrónicos necesarios para producirlos se importan del extranjero.
Dada la gran participación de México en la producción automotriz global, además, sería difícil ver grandes ganancias en la relocalización de las cadenas de valor impulsada únicamente por su Industria de Automóviles.
A pesar de la creciente inversión extranjera directa en productos electrónicos, los exportadores de estas mercancías asentados en el País siguen orientados al ensamblaje final de productos electrónicos, y han tenido dificultades para ingresar al extremo superior de la cadena de valor, que sigue anclada en Asia, refiere Rogers.
Elecciones EU
El factor Trump es otro de los retos para México en momentos en que el expresidente de EU lidera las encuestas del proceso electoral del 5 de noviembre. Tampoco una victoria de la vicepresidenta Kamala Harris cambia la perspectiva comercial para México.
Rogers dice que incluso un pequeño aumento en el contenido chino en las exportaciones de automóviles a EU podría resultar un punto de discordia en las discusiones previas a la renegociación del tratado de 2026.
“Es difícil predecir las posibles consecuencias para la economía de México de las diversas propuestas arancelarias presentadas por la campaña de Trump dirigidas a las exportaciones automotrices mexicanas, dada la escasa información sobre su uniformidad o duración”, dice.
Sin embargo, menciona que un modelo macroeconómico global de Moody´s Analytics pudo simular el impacto de una escalada arancelaria más general tanto de parte de EU como de México.
Suponiendo que Estados Unidos imponga un arancel general del 10% a todas las importaciones globales al inicio de la próxima administración presidencial, tanto México como el propio EU se verían impactados; “ambas economías se paralizarían casi por completo en 2025 y se recuperarían lentamente durante el año siguiente”.