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La sustitución de importaciones y el nearshoring están impulsando una transformación significativa en México, con empresas como General Motors,p Foxconn, Intel y MABE comprometidas a reemplazar productos importados con producción local. Este movimiento representa una gran oportunidad para que México se convierta en un centro manufacturero global, pero el éxito dependerá de integrar a las PYMES nacionales en las cadenas de suministro globales, replicando los modelos de crecimiento económico que han funcionado en Asia para crear prosperidad compartida.
General Motors y Foxconn, dos gigantes industriales, están listos para sustituir importaciones con producción local en México, según confirmó el viceministro de economía, Vidal Llerenas. Este cambio, junto con compromisos similares de Intel y MABE, destaca la creciente tendencia de la sustitución de importaciones y el nearshoring, mientras las empresas reducen su dependencia de mercados lejanos.
Esto refleja una oportunidad más amplia para que México capitalice el nearshoring y se convierta en un centro manufacturero global. Sin embargo, para que México alcance todo su potencial, debe centrarse en crear una economía diversificada y resiliente que integre a sus pequeñas y medianas empresas (PYMES) en las cadenas de suministro globales.
Las historias de éxito de Asia, en particular de China, ofrecen una hoja de ruta clave. En las últimas cuatro décadas, China pasó de ser una economía agrícola a la potencia manufacturera mundial, sacando a millones de personas de la pobreza. Esta transformación fue impulsada por la inversión en infraestructura, educación y tecnología, junto con asociaciones público-privadas. Los grandes conglomerados nacionales lideraron el camino, mientras que las PYMES prosperaron dentro de las cadenas de suministro.
El potencial de México radica en replicar este modelo. Las conversaciones del gobierno con empresas como DHL y Stellantis sobre la localización de la producción apuntan a la importancia estratégica de integrar a las industrias nacionales. Al fomentar la colaboración entre multinacionales, conglomerados locales y PYMES, México puede crear un entorno donde la prosperidad sea compartida, al igual que en el modelo asiático.
Para que el nearshoring alcance su máximo potencial, México debe apoyar esta integración mediante políticas que incentiven la compra local, proporcionen asistencia a las PYMES e inviertan en el desarrollo de la mano de obra. Al hacerlo, el país puede pasar de ser un destino de fabricación de bajo costo a un actor dinámico en la cadena de valor global, donde tanto las grandes corporaciones como los negocios locales prosperen juntos.
Los anuncios de GM, Foxconn y otras empresas marcan el comienzo de esta transformación. Pero si México aspira a crear prosperidad compartida, debe maximizar la participación de todos los actores económicos, desde las corporaciones globales hasta las PYMES locales, siguiendo los ejemplos exitosos de Asia.
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