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Con la entrada de una nueva administración, se abre la posibilidad de que, las buenas acciones quedan alineadas con las buenas intenciones, que, seguro, y sin lugar a duda, se han tenido en materia de compra de medicamentos. Dicho eso, podemos aspirar, finalmente, a resolver algunos de los grandes pendientes que tiene el Estado Mexicano con la población en general, empezando con los que menos tienen, particularmente en el sector salud.
Prácticamente, al inicio del sexenio anterior, con la intención de distribuir de manera más equitativa los recursos del Estado Mexicano, se generaron muy diversas estrategias, encaminadas, principalmente, a abatir -a como diera lugar- la corrupción. Que, se asumía, existía, en las compras de medicamentos e insumos médicos del sector salud. En muchos casos, por cierto, se confirmó.
A lo largo de todo el sexenio anterior, fuimos pasando por diversos modelos de abasto. Inicialmente, se le retiró la responsabilidad de manejar las licitaciones consolidadas al IMSS y esta responsabilidad recayó, primero en el INSABI, con el apoyo de la Oficialía Mayor de SHCP. Después en la UNOPS y, más tarde, esta responsabilidad, regresó al INSABI. Y ahora, por fortuna (dicen) ya nos escapamos de que las compras las haga BIRMEX. ¡Y qué bueno! BIRMEX, fue una empresa paraestatal, cuyo origen fue la fabricación en México de las vacunas que en el pasado requirió el sector salud. BIRMEX, en su momento, nos hizo autosuficientes en esa materia de vacunas. Posteriormente, fungió solamente como comercializador de las mismas, etapa en la que fue señalado como parte de los distribuidores favorecidos en los sexenios priistas y panistas. Y, recientemente, esta empresa pública contrató -con muy mal tino- diversos medicamentos e insumos médicos para todo el sector salud. Lo hizo sin tener nada de experiencia en ese aspecto. Lo poco que hizo, lo hizo muy mal. Nunca pudo -no ha podido- resolver el tema de la logística de distribución de medicamentos. Fue -y es- pésima su participación.
Pero, afortunadamente ya cambio su titular, ojalá esta nueva administración de BIRMEX, le encuentre su vocación. Es -hoy- una empresa obsoleta. Lo que fue, ya no lo será. A menos, claro que se desarrolle un gran proyecto de innovación. Ahora, se reprocha el “lesivo” contrato con Sanofi para producir vacunas. Hace falta un proyecto nacionalista y con tecnología propia porque la transferencia nunca se presentó.
Pero veamos hacia adelante. En cuanto a las compras de medicamentos y materiales de curación: se debe reconocer que, a pesar de todos estos cambios, o muy posiblemente a partir de esos cambios, los problemas de abasto de insumos para la atención médica siguen.
La estrategia empleada hasta el final del sexenio no fue la más afortunada. Principalmente, por la muy mala distribución de medicamentos. Y porque por los precios no pudieron bajar lo suficiente, y, lo peor: en muchos, pero muchos casos, se generó un sobreprecio. Buscando -sin lograrlo- el que los insumos médicos lleguen a los pacientes, y unidades médicas donde se les atiende, se ha comprado caro, y a destiempo. Sin una correcta planeación logística, aspecto clave en este asunto.
Birmex y los riesgosos contratos.
Esto ha hecho que el ahorro, si acaso existe o existió, sea prácticamente nulo. O se estén comprando más caro, muchos insumos, además, insisto, a destiempo, y, muy grave, persistiendo la pésima distribución. Por cierto, BIRMEX, a cargo de Jens Pedro Lohmann Iturburu, aún tiene contratos vigentes. Si, contratos vigentes para estos últimos tres meses de este año 2024. Son varias empresas proveedoras que no saben los que tienen qué hacer. Su capital está o puede estar en riesgo. Debe verse con lupa que falta para concluir esos contratos, y ver, con detalle, cómo se contrataron esos insumos.
Adicional a lo anterior, hay un tema muy puntual y fácil de observar y encontrar para la nueva administración, administración que está buscando hacer ahorros donde sea posible. En casi todas las instituciones del sector salud, es vox populi que hay algunos casos donde se utilizan terapias -principalmente en medicamentos- que son más costosas que sus alternativas, pero con la misma e igual seguridad y eficacia.
Las Direcciones Médicas -sus expertos médicos- lo saben y lo saben muy bien, y si trabajan con celeridad y sin descanso, juntos y en equipo, con sus áreas administrativas y de finanzas -que también están cambiando- seguro podrán verificar lo que en toda la industria farmacéutica se sabe muy bien: existen muchas áreas de oportunidad para reducir la inversión en la atención de la salud, sin sacrificar la buena atención médica. Hay muchos insumos con un costo elevado pudiéndose usar medicamentos con un menor costo, pero con la misma eficacia, pero sobre todo seguridad para los tratamientos del paciente, a eso, en las instituciones del sector salud, le llaman sustitución terapéutica.
La sustitución terapéutica es válida y viable en muchos padecimientos, sin embargo, poco se está haciendo. Pensemos que es por falta de análisis y de estudio de, las áreas responsables. Esto es, las Direcciones Médicas y las Direcciones Administrativas y de Finanzas.
Hace unos días, el titular de la Secretaría de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, comunicó los responsables del sistema de salud en todo el país – a los que forman parte del IMSS Bienestar, pero también a los que decidieron no ser parte de este sistema de atención abierta para la población – que la instrucción de la presidenta Claudia Sheinbaum es homologar protocolos que serán vinculantes, así como avanzar en la prevención. No habrá opción. Ahora, se espera que la instrucción sea, en tiempo de austeridad, que las Direcciones de Médicas y Finanzas encuentren en la sustitución terapéutica la mejor opción para los pacientes y para las finanzas del Estado mexicano.
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