La columna de Antonio Ocaranza || Confía, pero verifica: cómo recuperar la confianza de la IP

Antonio Ocaranza nos dice: "Es necesario concretar políticas y planes en los tiempos y con los contenidos que se proponen. Un retraso o el anuncio de un plan insustancial generará dudas sobre la capacidad de concepción y ejecución del gobierno".
Antonio Ocaranza nos dice: "Es necesario concretar políticas y planes en los tiempos y con los contenidos que se proponen. Un retraso o el anuncio de un plan insustancial generará dudas sobre la capacidad de concepción y ejecución del gobierno".

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La presidenta Sheinbaum ha definido un plan de acciones en muy diversos ámbitos de la economía y sociedad que sirven para entender sus prioridades y metas y estilo de gobierno. En algunos casos el gobierno ha establecido tiempos claros para la presentación de su plan de seguridad pública, la reforma a las concesiones de agua, el plan nacional de energía o reformas que amplían la protección a las mujeres. La clave es la confianza.

La reacción de los empresarios a estas propuestas ha sido ambivalente. Por un lado, ven grandes oportunidades en los rubros de energías renovables, electromovilidad, polos de desarrollo industrial, inversión en tecnología, desarrollo de semiconductores e infraestructura. Por el otro, el contenido de las reformas del final del gobierno del presidente López Obrador, y la manera en que fueron aprobadas, han generado incertidumbre y desazón.

La actitud del sector privado en México me recuerda el proverbio ruso “confía, pero verifica” (doveryai, no proveryai), que el presidente Ronald Reagan usó para describir la postura estadounidense en las negociaciones de desarme con la Unión Soviética y que se tradujo en el establecimiento de procedimientos que permitieran monitorear el avance del cumplimiento de los acuerdos bilaterales.

El mapa de ruta por medio del cual el gobierno podría construir confianza con el sector privado puede tener, al menos, cinco elementos:

1.- Cumplimiento de tiempos y metas. Es necesario concretar políticas y planes en los tiempos y con los contenidos que se proponen. Un retraso o el anuncio de un plan insustancial generará dudas sobre la capacidad de concepción y ejecución del gobierno.

2.- Asignación de recursos presupuestales. Se entiende que los planes, proyectos e iniciativas del gobierno son prioritarios, pero estas prioridades deben reflejarse en el presupuesto. Los planes generarán expectativas y deben ofrecer claridad en la disponibilidad de recursos para no provocar desilusión e incertidumbre. Muchos empresarios esperarán a ver el respaldo presupuestal de los proyectos antes de arriesgar sus inversiones.

3.- Designación de talento. Si los funcionarios son gente competente, el gobierno inspirará confianza, alentará la participación de las empresas y generará alianzas y sinergias. Estos administradores deben tener interlocución con los líderes de sus industrias y ser capaces de persuadirlos e invitarlos a sumarse a los proyectos. Además, la selección de personas aptas convencerá a los empresarios de que los proyectos están inspirados en valoraciones técnicas y no en ideologías u ocurrencias sin fundamentos sólidos.

4.- Aval de terceros reconocidos. El respaldo de colegios de profesionistas, asociaciones o instituciones nacionales y extranjeras puede ser de gran utilidad para avalar proyectos, disipar temores y garantizar la robustez de los proyectos.

5.- Promoción del diálogo abierto y permanente. La integración de cámaras, asociaciones y empresas a los proyectos del gobierno debe fundarse en el diálogo y la concertación. La forma en que se aprobaron las reformas constitucionales que presentó el expresidente López Obrador al final de su sexenio, su contenido, y la abrumadora mayoría con que cuenta el gobierno en el Congreso, producen inquietud entre empresarios porque implica que el gobierno no tiene ninguna necesidad de construir consensos o compartir sus proyectos con grupos sociales y económicos para su revisión y enriquecimiento.

El gobierno de Claudia Sheinbaum necesitará de fuertes inversiones provenientes de empresas mexicanas y extranjeras que todavía esperan señales de certidumbre. Eso supone revertir la inercia de recelo y suspicacia que el presidente López Obrador le dejó como legado. Lo puede lograr cumpliendo metas y tiempos, asignando recursos presupuestales, designando talento para la administración de proyectos, obteniendo el respaldo de terceros respetados y estableciendo un diálogo abierto y constante con grupos de la sociedad. Para que el ambicioso proyecto de transformación del nuevo gobierno tenga éxito, será crucial construir un puente de confianza con los inversionistas para que comprometan sus recursos en proyectos productivos que contribuyan al desarrollo de México.

*CEO de OCA Reputación

@aocaranza