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Entre las diversas tecnologías de seguridad que hay disponibles, los lectores de huellas dactilares son uno de los métodos más cómodos y seguros para autenticar nuestra identidad. Sin embargo, a pesar de que su uso está tan generalizado, esta tecnología a veces se tiene que enfrentar a algunos problemas que surgen de las propias huellas dactilares. Pero no te preocupes, tu seguridad está a salvo y te contamos por qué.
La tecnología detrás de los lectores de huellas dactilares
Los lectores de huellas dactilares funcionan captando una imagen de la huella digital del usuario y comparándola con una muestra que tiene previamente almacenada en el dispositivo. Este proceso se basa en la premisa de que las huellas dactilares son únicas para cada individuo, lo que debería hacer imposible que otra persona pueda acceder al dispositivo, por lo que se usa ampliamente como método de verificación de nuestra identidad en lugares como el banco, el casino, el trabajo y muchos más.
Existen principalmente dos tipos de lectores de huellas dactilares: los ópticos y los capacitivos. Los lectores ópticos utilizan luz para capturar una imagen de la huella dactilar, mientras que los capacitivos miden las diferencias de carga eléctrica en las crestas y valles de la huella.
Las huellas dactilares no son inmutables
Una de las principales razones por las que los lectores de huellas dactilares no son infalibles es porque las huellas dactilares de un mismo individuo pueden cambiar con el tiempo. El envejecimiento, el trabajo manual intenso, o ciertas condiciones médicas pueden alterar la forma de nuestras huellas. Por ejemplo, las personas que trabajan con productos químicos o que manipulan herramientas pesadas pueden ver cómo sus huellas se desgastan o cambian, lo que puede dificultar la autenticación en un lector de huellas.
Además, algunas condiciones médicas, como el eczema o la psoriasis, pueden provocar cambios significativos en la piel, haciendo que las huellas dactilares se vuelvan difíciles de leer.
Limitaciones tecnológicas y ambientales
Los lectores de huellas dactilares también tienen dificultades para funcionar correctamente en ciertas condiciones ambientales. Por ejemplo, si el dedo está mojado, sucio, o grasiento, es posible que el lector no pueda leer la huella con precisión. Esto no solo es un inconveniente para el usuario, sino que también puede ser un riesgo de seguridad, ya que podría llevar a intentos repetidos de autenticación fallidos.
Además, los lectores de huellas dactilares no siempre funcionan bien en climas extremadamente fríos o cálidos. Las bajas temperaturas pueden hacer que la piel se encoja, alterando la forma de la huella, mientras que el calor extremo puede provocar sudoración, lo que también afecta la capacidad del lector para lograr una imagen clara y precisa.
¿Qué alternativas existen?
Dado que los lectores de huellas dactilares no son infalibles, en aquellos lugares donde se implementan también se usan otras opciones para proteger nuestra información personal. Algunas alternativas son el uso de contraseñas alfanuméricas complejas, la autenticación de dos factores, y el uso de otros métodos biométricos como el reconocimiento facial o de iris, aunque también tienen sus limitaciones.
Además, una buena práctica es no confiar exclusivamente en un solo método de seguridad. Combinar varios métodos puede reducir significativamente las posibilidades de que un atacante logre acceder a nuestros dispositivos y datos.