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Abdeel I. Flores Hinojosa
Tras entrevistar a poco más de veinte mil cuatrocientos cuarenta y ocho mexicanos, todos estos mayores de edad y residentes de los Estados de la República, la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera 2023[2] del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuario de Servicios Financieros (CONDUSEF), confirmó la existencia del “estrés financiero”, una condición que afecta severamente la salud y bienestar de la población. En México, los porcentajes más altos de estrés financiero se presentan en los Estados de Baja California, Zacatecas y Ciudad de México, mientras que los más bajos están en Yucatán, San Luis Potosí y Nuevo León.
Dicho concepto, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y analizado por esta encuesta, lo define como “el estado de preocupación y ansiedad ante una situación financiera difícil o de incertidumbre, que puede producir afectaciones de tipo fisiológico, psicológico y en las relaciones interpersonales”. Cualquier persona que lo sufra, puede experimentar un estado de preocupación o tensión mental, al ser una especie de estrés particular caracterizada por provenir de cuestiones relacionadas con cuestiones financieras y económicas adversas, tales como los malos hábitos financieros, la inflación, el desempleo y la incertidumbre laboral, la escasez de ahorros y/o el alto nivel de endeudamiento con poca liquidez o ingresos.
El factor principal para entender el estrés financiero es la “preocupación” que un individuo llega a tener para cubrir los gastos básicos, así como la acumulación de deudas, la incertidumbre sobre el futuro financiero y el gasto excesivo de dinero ante imprevistos o accidentes. Esto lleva a preguntar ¿qué le preocupa más a las y los mexicanos? Según la encuesta referida, el 48.4% de la población manifestó ser el aumento de deudas, para el 45.5% son los gastos de dinero en imprevistos para afrontar gastos emergentes frente a una emergencia, accidente o enfermedad, mientras que para el 38.8%, es pedir un préstamo.
En un país como México, donde el costo de vida actual ha obligado a que, al menos el 36.2% de la población encuestada, reporte tener algún tipo de deuda, siendo la población masculina quien más recurre al crédito, se advierte una problemática social existente que no está siendo atendida por el Estado. Lo anterior, debe ser un claro llamado para que las instituciones financieras, de seguros y fianzas, además de las sociedades mutualistas en general, en aras de una verdadera inclusión financiera, sean obligadas por ley a ofrecer productos de inversión, ahorro y seguros más accesibles para la población en general, además de reforzar las jornadas de educación en la materia para que más mexicanas y mexicanos conozcan y se concienticen sobre la utilidad preventiva de su contratación ante un deficiente sistema de salud y seguridad social en el país.
Es un hecho que las entidades bancarias y de seguros, frente a la creciente demanda global de estándares de inclusión financiera, deben de mitigar o, en su caso, eliminar la percepción de las y los usuarios a que solicitar un crédito es complicado o limitado para ciertos segmentos de la población, así como implementar tasas de interés competitivas, como ya sucede en los Estados Unidos o Japón. Esto no significa que se actué de forma imprudente en el otorgamiento del crédito, es imperante la correcta identificación del cliente, el estricto cumplimiento del modelo de riesgo, la exhaustiva vigilancia regulatoria con relación a los índices de capitalización y la administración de la cartera de crédito; sin embargo, garantizar la inclusión financiera es una forma en que las instituciones financieras cumplan con su responsabilidad social.
Es importante advertir que, según los resultados de la encuesta, México posee un indicador de estrés financiero del 59.5%, de una escala del 0 al 100. Es decir, casi un 60% de la población en México, vive con esta condición, siendo un nivel preocupante si se considera que, de acuerdo con las métricas en la materia, el 36.4% indica un nivel alto, mientras que el 34.6% se considera moderado, y el 28.5% es bajo o nulo. Esto significa que México, duplica los estándares más altos de medición.
La encuesta, reflejó que las mujeres son quienes registran un mayor nivel de estrés financiero, a pesar de ser quienes poseen un menor porcentaje de incumplimiento respecto de sus obligaciones crediticias, siendo éste del 26.1% frente al 28.5% de la población masculina. Por su parte, otro hallazgo importante fue que, el grupo etario con mayor prevalencia de estrés financiero alto se ubicó entre los 30 y 49 años, y entre los 50 y 64 años. En ambos grupos, más del 40% de la población presentó este nivel de estrés; mientras que el porcentaje de personas jóvenes de entre 18 y 29 años con altos niveles de estrés financiero, fue de 28.6 %. Este resultado se relaciona, principalmente, con la existencia de responsabilidades familiares y laborales, así como las expectativas de ahorro para la jubilación que, dicho sea de paso, es insuficiente para actuales y futuras generaciones.
Finalmente, cabe señalar que los síntomas más frecuentes del estrés financiero son la ansiedad, la tristeza, la frustración, así como la irritabilidad. Si bien es cierto que el 52.7% de la población encuestada no experimentó consecuencia alguna derivada de éste, la encuesta advierte que el 34.9% de ésta, experimentó alguna consecuencia fisiológica como dolores de cabeza, siendo ésta la afección predominante, así como trastornos gastrointestinales, y cambios en la presión arterial. Por su parte, el 30.7% sufrió impactos psicológicos, tales como trastornos del sueño y/o alimentación, mientras que el 10.3% tuvo problemas sociales como conflictos familiares y/o laborales.
La Encuesta Nacional sobre Salud Financiera 2023 confirma que el estrés financiero es un problema creciente en México que afecta a una porción significativa de la población. Factores como el aumento de deudas, los gastos imprevistos y la dificultad para acceder al crédito generan preocupación y ansiedad en las y los mexicanos, permitiendo concluir que el actuar negligente del sector financiero perjudica la salud y es lesivo para los derechos fundamentales de la población, pudiendo incluso ser corresponsables con el Estado respecto de la prevalencia y agravamiento de este fenómeno.
Por ello, es posible concluir que una necesidad inmediata es que, este sector, en estricta coordinación con el gobierno, adopten medidas efectivas que garanticen la inclusión financiera, ofreciendo productos crediticios accesibles y reforzando la educación en la materia. Solo así podrá mitigarse el creciente y preocupante nivel de estrés financiero que afecta al país, cuyos efectos hoy impactan la salud y el bienestar social de las y los mexicanos.
Abdeel I. Flores Hinojosa es abogado especialista en Derecho Financiero, Bursátil y Fintech. Actualmente, es Socio de la firma de consultoría legal B-WISE Conducta Empresarial Responsable, y es catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, en Ciudad de México, donde imparte la materia de Derecho Societario.
[2] Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2024). “Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI) 2023: Nota técnica”, México. Véase: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/ensafi/2023/doc/ensafi_2023_nota_tecnica.pdf
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