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Según Mariano Sardans, CEO de la firma FDI, la incertidumbre se disipará hasta que Claudia Sheinbau muestre el rumbo de su administración.
Hace no mucho tiempo, México representaba una gran oportunidad para los inversionistas.
Con el nivel que mostraban las tasas de interés había apetito por invertir en México, lo que se reflejó en el tipo de cambio, —que algunos llamaban “súper peso”— al tiempo que se acumulaban los anuncios producto de la relocalización de inversiones.
Sin embargo, todo cambió luego de la elección del pasado 2 de junio, cuando el presidente López Obrador —ya con una mayoría calificada en el Congreso de la Unión— anunció que su reforma judicial y la elección de jueces, magistrados y ministros iban en serio.
“Lo que sucedía es que el inversionista mexicano, que estaba en México y que genera pesos en México, que otrora se lo traía a Estados Unidos, durante estos años dejaba su dinero en México y en pesos, ganando por las tasas de interés”, explica Mariano Sardans, director general de la firma FDI con sede en Miami.
“Pero eso se cortó”, advierte.
Es decir, esos inversionistas mexicanos volvieron a invertir en dólares y volvieron a llevar sus recursos a Estados Unidos.
“El inversionista que insistía en invertir en bonos mexicanos denominados en pesos, ya no existe más; quiere ver cómo salir de esas inversiones. Además, los empresarios que cuentan con empresas en México, aprovechando el nearshoring, lo que han hecho es parar… parar todo”, explica en entrevista con Fortuna.
Prueba de esto último es que, apenas el pasado 18 de agosto, la Secretaría de Economía reportó al segundo trimestre del año una Inversión Extranjera Directa (IED) por $31,097 millones de dólares, lo que calificó como un “máximo histórico”.
Sin embargo, según los propios datos de la dependencia, de esa cifra $30,300 millones era la reinversión de utilidades en el país y no recursos frescos o inversiones nuevas en territorio mexicano.
“Es decir: lo que está invertido no se toca, lo que está se deja pero no seguimos poniendo recursos nuevos, no seguimos invirtiendo”, insiste Mariano Sardans.
En síntesis: “el inversionista que se quedaba en pesos hoy compra dólares automáticamente y los lleva a Estados Unidos, el que invertía en pesos ya no lo hace y esta viendo cómo salir de esos bonos y aquel que invertía en la economía real ya ha parado todo”.
Y todo eso impacta en el precio de los bonos mexicanos, impacta en el riesgo país e impacta en el desempleo.
— El tema de la reforma judicial, ¿cómo lo perciben los inversionistas desde Estados Unidos?
— Ese es el problema… ese es el problema.
LOS PROBLEMAS DE SHEINBAUM
Lejos de plantear posibles escenarios sobre la situación en México, el directivo de FDI considera que habrá que esperar a que Claudia Sheinbaum asuma la presidencia y dé señales claras del rumbo que tomará su administración.
Mientras eso ocurre, se mantendrán los riesgos y la incertidumbre.
La situación no será sencilla ya que, si antes de asumir la presidencia Sheinbaum manera mensajes para disipar la incertidumbre, pondría es riesgo sus apoyos políticos.
De hecho, cuando ha tratado mostrar una posición menos radical a la del presidente, en el tema de la reforma judicial, al día siguiente ha sido contradecidla por el propio López Obrador.
Por ello, concluye el directivo de FDI, la incertidumbre con respecto a México se mantendrá, al menos, hasta que asuma la presidencia y se vea cuál será el sesgo real de su administración.
“Serán pocos meses hasta que eso se aclare”, insiste.